los médicos cubanos en Calabria solo reciben el 23% de su salario
Occhiuto dice que «los médicos cubanos en Calabria son completamente libres», pero ‘CubaNet’ comprobó lo contrario.
MIAMI, Estados Unidos. – El presidente de la región de Calabria, Roberto Occhiuto, ha defendido el acuerdo de cooperación sanitaria que ha permitido la presencia de, hasta ahora, 372 médicos cubanos en esa región del sur de Italia. “Los médicos cubanos en Calabria son completamente libres, [y están] perfectamente integrados en las comunidades en las cuales trabajan; alguno incluso se ha casado”, afirmó Occhiuto en declaraciones recogidas por Il Sole 24 Ore. Según él, quienes los acusan de ser “esclavos” o de estar “controlados por el régimen” dicen “tonterías”.
Sin embargo, una reciente investigación de CubaNet firmada por la periodista Annarella Grimal y basada en testimonios directos, documentos internos y reportes oficiales, desmiente con contundencia estas afirmaciones. Lo que en los discursos institucionales se presenta como cooperación solidaria, en la práctica constituye —según expertos y organismos internacionales— una red de explotación laboral operada por el Estado cubano en pleno territorio europeo.
Un modelo de explotación con fachada humanista
Italia paga directamente a los médicos cubanos un salario bruto que ronda los 4.700 euros mensuales. Pero CubaNet documentó que, aunque el dinero es depositado íntegramente en las cuentas personales de los médicos, estos están obligados a transferir mensualmente entre el 54% y el 80% de sus ingresos a la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos, S.A. (CSMC), la empresa estatal cubana que administra las misiones médicas.
“De los 34,50 euros por hora que Italia prometió como salario base, la doctora [entrevistada por CubaNet] solo recibe 6,68 —dos euros más de lo que gana un agricultor sin papeles en la vecina Foggia”, denunció este medio tras entrevistar a varios médicos bajo condición de anonimato.
Occhiuto, quien también es comisario de Sanidad de la región, y actualmente está sujeto a una investigación por corrupción, sostiene lo contrario: “Reciben cerca de 4.700 euros brutos al mes en una cuenta corriente italiana, así como sus colegas calabreses, y tienen también, como incentivo, el alojamiento puesto a disposición por la Región”.
Sin embargo, los documentos revisados por CubaNet demuestran la existencia de un doble contrato. Uno, suscrito con las autoridades italianas, establece el salario completo; el otro, redactado por la CSMC, limita a 1.200 euros mensuales el ingreso que puede retener el profesional. “Para nosotros es 1.200 euros. Las notificaciones del banco no mienten”, afirmó una de las doctoras consultadas.
No obstante, ese monto también sufre deducciones de al menos 200 euros mensuales durante medio año, lo que reduce el salario a 1.100 euros como promedio.
Lejos de ser “libres”, como insiste Occhiuto, los médicos cubanos en Calabria están sometidos a un régimen de control y vigilancia que recuerda más a un aparato de inteligencia que a una cooperación médica. Según CubaNet, los profesionales deben pedir permiso incluso para salir de la ciudad donde están asignados, no pueden afiliarse a sindicatos italianos ni participar en manifestaciones. Si desean casarse o establecer una relación sentimental, deben reportarlo a la jefatura de la Misión Médica Cubana en Italia.
“Querían que informara cada relación personal que establecía. Es que ni a mis padres les debo tantas explicaciones. Es una locura”, denunció una de las doctoras entrevistadas.
También son obligados a participar en campañas de propaganda y actividades políticas organizadas por el régimen cubano en Italia. Un documento interno citado por CubaNet detalla cómo un grupo de médicos actúa como “fiscalizador de redes sociales” y reporta semanalmente a quienes no interactúan con las publicaciones oficiales de la misión.
El propio Occhiuto, paradójicamente, admitió en 2022 que el acuerdo inicial fue modificado porque el contrato original “permitía dar todos los ingresos a los médicos” gracias a una “disposición excepcional” de las autoridades cubanas. Hoy sostiene que “los hechos demuestran que se trata de personas libres y perfectamente integradas”.
Deducciones arbitrarias e impuestos fantasma
Uno de los aspectos más graves documentados por CubaNet es el uso de deducciones ilegales sobre el salario de los médicos. Por ejemplo, la CSMC retiene hasta el 71,5% de las horas extra, alegando un impuesto del 43% inexistente según la legislación fiscal italiana. “Las tasas impositivas que aplica Italia a las horas extra son totalmente diferentes (…) existe un impuesto fijo del 15%”, aclara el informe.
También en diciembre de 2024, la empresa estatal se apropió de más del 80% del llamado “mes 13”, una bonificación anual equivalente a un salario mensual. El reclamo de varios médicos fue ignorado. En un audio obtenido por CubaNet, el coordinador provincial de Crotone, Iván Martínez Rivera, reconoció inicialmente su desacuerdo, pero terminó retractándose tras una videollamada con altos funcionarios cubanos.
El sistema de control se refuerza mediante amenazas directas. Los médicos que no cumplan con las transferencias salariales son calificados de “problemáticos” o “con desviaciones ideológicas”. Si deciden no regresar a Cuba al finalizar el contrato, enfrentan sanciones legales, incluyendo la prohibición de entrada al país por ocho años y la pérdida del derecho a ejercer su profesión.
“Es por necesidad, no te dan otra elección”, dijo la doctora Campos. “Tener que informar a dónde voy, con quién salgo, con quién me río… va más allá de un vínculo laboral: es un vínculo como de amo y esclavo”.
El diario Il Sole 24 Ore, en su cobertura del tema, señaló que ya se han producido deserciones de médicos cubanos, algunos de los cuales han optado por trabajar en clínicas privadas o han abandonado el país. “Algunos médicos terminaron completamente fuera del radar”, reportó el periódico. También indicó que el caso ha llegado al Parlamento italiano por medio de la diputada Anna Laura Orrico, quien pidió al presidente regional “hacerse garante de la actividad laboral de los médicos cubanos”.
Incluso miembros del mismo espectro político de Occhiuto han expresado dudas. Mimmo Tallini, del centroderecha calabrés, cuestionó “los salarios, la dignidad y las protecciones de los trabajadores cubanos”.
Las declaraciones de Occhiuto no solo son refutadas por testimonios directos de médicos cubanos y documentos internos de la CSMC, sino también por el análisis de Il Sole 24 Ore, que revela un panorama de fugas, control y precariedad laboral. El discurso oficial que insiste en la “libertad” y la “integración” de estos profesionales contrasta con una realidad de expropiación salarial, coerción y vulneración sistemática de derechos humanos.
Así lo resumió una de las doctoras entrevistadas por CubaNet: “Yo me siento esclava”, dijo, y admitió no tener el valor de liberarse por miedo a no poder ver más a su familia. “Es imposible abrazar la libertad cuando no la conoces”, sentenció.
El criterio jurídico: “una forma de esclavitud moderna”
En conversación con CubaNet, la directora del Centro de Información Legal Cubalex, Laritza Diversent, sostuvo que lo que enfrentan los médicos cubanos en misiones internacionales —incluida la de Italia— encaja plenamente en la definición de esclavitud moderna según los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el derecho internacional.
“El trabajo forzado y la esclavitud moderna se definen, entre otras cosas, por la vulnerabilidad extrema de la persona”, explicó Diversent. “Y toda persona que vive en Cuba hoy está en una situación de vulnerabilidad, así esté graduado de la universidad”.
La jurista subraya: “Cuando tú amenazas a alguien con su salario, con regresarlo a un lugar donde tiene peores condiciones, ahí ya tú estás abusando y utilizando tu poder”. Y añade: “Tú implementas todo un sistema donde la amenaza sea regresarlo a un lugar donde hay 72 horas de apagón, donde la gente no tiene comida, donde no tiene dinero para poder acceder a alimentos o medicinas… eso es aprovecharte”.
Diversent, que ha entrevistado a numerosos médicos que han participado en misiones en distintas regiones del mundo, señala que el control sobre los trabajadores es sistemático: “Después de las 6:00 de la tarde, [en algunos de los países donde cumplen misión] ellos tienen como una especie de toque de queda. Ese toque de queda no está escrito, sino que desde el centro de operaciones de la misión médica llaman a las casas donde están hospedados y hacen un pase de lista”.
Las sanciones, afirma, incluyen desde “una amonestación pública delante de sus compañeros” hasta la deducción del 10% del salario. Además, los galenos deben reportar sus movimientos y, en algunos casos, son obligados a delatar a colegas que han desertado. “Si eso no es control y falta de libertad, no sé qué será”, apuntó la abogada.
Para Diversent, es particularmente grave que se obligue a los médicos a realizar actividades ajenas a su profesión, como “hablar bien del trabajo que hace la misión médica” o participar en actos de propaganda. Esto, advierte, tiene un impacto político: “Las misiones médicas influyen en el electorado (…). Si las están llevando a regiones rurales donde otros médicos no quieren ir, ya eso influye en el voto. Por tanto, es un beneficio político para quien esté en el poder”.
Diversent concluye: “Ellos no comparten su salario de manera voluntaria, lo hacen porque están en una condición de pobreza. Esa es la base de la esclavitud. Es una forma de esclavitud moderna. Hay que leer los convenios de la OIT sobre trabajo forzoso para entender que lo que vive el médico cubano en estas misiones no es cooperación, es explotación”.
“Ellos [los médicos cubanos] son el último eslabón de la cadena”, sentencia la abogada. “La única solución es que ellos mismos salgan y hablen [denuncien]. Lamentablemente están bajo la amenaza de que los regresen a Cuba y que los procesen ―su realidad es la represión transfronteriza―, pero lo único que pueden hacer es seguir hablando con la prensa independiente”.
“Si este señor [Roberto Occhiuto] insiste en negar la realidad, los médicos deben continuar dando datos y testimonios que acaben con esta explotación”, conluye la experta.