Los misteriosos agujeros del fin del mundo ya tienen una explicación física
Desde hace aproximadamente una década, en el territorio congelado de Siberia han aparecido misteriosos agujeros de decenas de metros de diámetro y profundidad. Estas formaciones, descubiertas por casualidad, fueron surgieron desde dentro hacia afuera con una fuerza descomunal, como si hubieran explotado. Lo que emerge de ellas es metano, uno de los principales gases que fomentan el efecto invernadero.
Los apodados “agujeros del fin del mundo” han sido objeto de teorías conspirativas que incluyen conceptos como extraterrestres, la Tierra hueca, el fracking o el Sol destructor. Sin embargo, los científicos tienen un sospechoso más plausible: el calentamiento global. Al igual que en otros territorios polares, el aumento de la temperatura del planeta está transformando un suelo que hasta ahora había estado congelado (el permafrost) de formas que la ciencia apenas comienza a entender.
Como todavía no se ha presenciado la formación de un agujero en Siberia en tiempo real, las explicaciones acerca de su origen son solo hipótesis. Hay reacciones que están ocurriendo en el permafrost y que, en algún momento, derivarán en la expulsión de gas hacia la superficie. El desafío al que se enfrentan los geólogos es determinar si las explosiones de los “agujeros del fin del mundo” se forman por fenómenos físicos o químicos. La respuesta supondrá una ventaja para enfrentar o mitigar los efectos del cambio climático.
No hay reacciones químicas sino interacciones físicas
Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge propone una explicación física para los agujeros siberianos. Es el brusco cambio de presión incentivado por agua que antes era hielo lo que detona una explosión desde dentro de la Tierra. Los investigadores incluso usaron la metáfora de un neumático inflado hasta estallar por una bomba de aire.
En este caso, la bomba es un proceso llamado ósmosis. Este mecanismo es propio de soluciones con diferentes concentraciones de solutos que se separan por una membrana semipermeable. En ella, los líquidos se mezclan hasta alcanzar un punto de equilibrio. Por sí sola, la ósmosis no causa explosiones, pero en entornos cerrados como cavidades subterráneas, la presión puede aumentar hasta que no puede contenerse.
En Siberia, el cambio climático derrite el agua de suelos congelados y estos se expanden hacia abajo, hasta donde se encuentra el metano encapsulado en hielo. Como no hay suficiente espacio para contener el líquido producto del deshielo, la tierra se agrieta y con ello se invierte la presión subterránea. “Este cambio de presión daña los hidratos de metano, lo que provoca una liberación de gas y una explosión física”, señala el artículo publicado en Geophysical Research Letters.
Los agujeros probablemente sean una anomalía propia de Siberia. La arcilla exclusiva de su suelo funciona como la membrana semipermeable necesaria en el proceso de ósmosis. Que no se registren más agujeros de este tipo en otras regiones semipolares como Alaska es una sólida evidencia de ello. Además, aclaran que el evento de explosión sería la culminación de un proceso que tomaría décadas. Sin embargo, hay otros fenómenos en todo el mundo relacionados con metano congelado, como el hielo inflamable.