María Xiao: «Estoy acostumbrada a que me digan que no soy española»
María Xiao no acapara portadas pero es una de las grandes protagonistas del deporte español en clave femenina en lo que va de 2024. Su rutilante temporada incluye un diploma olímpico en París junto a Álvaro Robles en la modalidad de dobles mixto, el primero del tenis de mesa español en toda su historia, y dos medallas en el Europeo de Linz (Austria), que finalizó el pasado domingo, un bronce individual y un oro junto a Robles.
Dos metales igual de importantes pese a ser de diferente color. “La medalla en el dobles mixto me la esperaba porque éramos los terceros cabezas de serie y, por el otro lado, nunca había imaginado que subiría a un podio individual en un campeonato tan importante”, admite María, que atiende a MARCA desde Linz con el histórico bronce –el primero de un español a nivel individual en un torneo continental– aún colgado de su cuello.
A partir de ahora veréis a una María que va a disfrutar más del ping-pong porque voy a jugar mucho más tranquila, sin ponerme tanta presión. Necesitaba un resultado como éste a nivel individual para ganar en confianza
La española hace una lectura muy positiva de esa segunda medalla, un metal que cambia sus objetivos de aquí en adelante: “Ahora quiero estar en el top 50 -en cuartos del Europeo venció a la francesa Jia Nan Yuan, 18 del mundo-. Mi mejor ranking ha sido el 54 y tras este bronce voy a estar cerca de ese puesto cuando se actualice. Si logro asentarme entre las 50 mejores del mundo espero subir más puestos en el futuro inmediato”.
El sueño mundial
“A partir de ahora veréis a una María que va a disfrutar más del ping-pong porque voy a jugar mucho más tranquila, sin ponerme tanta presión. Necesitaba un resultado como éste a nivel individual para ganar en confianza”, añade la jugadora del UCAM Cartagena, que de todos modos tiene muy claro que es en el dobles mixto, junto a Robles –su compañero desde 2019–, donde puede lograr su próximo sueño.
“Estos logros en el Europeo son equiparables a llegar a unos cuartos de final en unos Juegos, que también fue algo increíble. A ver si podemos rascar otra medalla en un Mundial –la cita inmediata es en mayo de 2025 en Doha–, que eso sería ya otro nivel”, asegura Xiao, que cuenta con entrenar junto a Álvaro más a menudo tras el regreso del onubense a España –fichó el pasado mes de julio por el Cajasur Priego tras 12 temporadas en Alemania–.
¿Que si se puede ganar a los chinos? En categoría masculina hay más sorpresas y no son imbatibles pero las mujeres son más regulares y rara vez pierden con una extranjera
“Él vive ahora en Granada y yo estoy en Los Alcázares (Murcia) así que estamos cerca. Hasta ahora sólo nos veíamos en los torneos y alguna concentración de la Federación y espero que podamos mejorar aún más nuestra compenetración”, explica María, que sabe que a nivel individual choca con un muro llamado China. “En categoría masculina hay más sorpresas y no son imbatibles pero las mujeres son más regulares y rara vez pierden con una extranjera”
Un cambio de mentalidad
El éxito de María abrirá de nuevo el melón sobre la ‘españolidad’ de algunos de nuestros deportistas pese a que ella nació y vive en España. De hecho, María apostó por representar a nuestro país tras un periplo vital bastante interesante.
Nació en Calella (Barcelona) en 1994 pero con apenas diez meses se fue a vivir con su abuela a Chengdú, la capital de la provincia de Sichuan en el suroeste de China. Sus padres, también palistas profesionales, se habían mudado a Madeira (Portugal), localidad a la que llegó nuestra protagonista con dos años.
Es verdad que tú me ves y no parezco española. ¿Es la realidad, no? Ojalá podamos cambiar esa mentalidad sobre cómo se supone que debe ser un español pero es bastante complicado. No tengo ni idea de cómo se soluciona algo así
Allí estuvo hasta los 17 y llegó a representar al país luso en varias competiciones en categoría inferiores pero finalmente se decantó por España al cumplir los 18. Desde entonces, el UCAM Cartagena ha sido su casa -aunque estuvo un año en el Leka Enea irundarra-.
Más de diez años después, está acostumbrada a lidiar con los comentarios sobre su españolidad: “Estoy acostumbrada. Es verdad que tú me ves y no parezco española. ¿Es la realidad, no? Ojalá podamos cambiar esa mentalidad sobre cómo se supone que debe ser un español pero es bastante complicado. No tengo ni idea de cómo se soluciona algo así”.
Ahora mismo no me siento excluida y estoy plenamente integrada en España pero es verdad que cuando era pequeña, en Portugal, sí que lo sentía porque ya sabemos cómo son los niños
María, faltaría más, no renuncia a sus raíces chinas y este verano, tras los Juegos, fue a visitar a su familia en el gigante asiático tras cuatro años de ausencia. Sus padres, con los que habla tanto en chino como en español y portugués, viven ahora a medio camino entre China, Los Alcázares y Venezuela, país en el que tienen un acuerdo con su federación de tenis de mesa.
“Ahora mismo no me siento excluida y estoy plenamente integrada en España pero es verdad que cuando era pequeña, en Portugal, sí que lo sentía porque ya sabemos cómo son los niños. ‘Mira, ahí va la china’, escuchaba a otros compañeros en el cole y en ese momento sí que me molestaba un poco”, rememora la múltiple medallista europea, que es un hermoso ejemplo de un país que debe abrazar su diversidad en vez de cuestionarla.