México necesita energía, ¿la nuclear es una opción?
“La industria nuclear siempre ha estado activa. Ahora vemos un mayor interés colectivo de diferentes países”, explica la ingeniera Raquel Heredia, fundadora y presidenta de la organización Women in Nuclear México (WIN Mx). Ante el incremento mundial en la demanda, existen alrededor de 200 compañías que buscan hacer las mayores inversiones posibles para satisfacerla, comenta.
En México, desde el 2015 y gracias a la Ley de Transición Energética, la nuclear ya es reconocida como energía limpia porque, una vez está operando, no emite GEI. “Obviamente habrá cierta emisión en algún punto de la cadena de valor, como ocurre con cualquier otra energía, como la solar o la eólica, pero en su operación no emite gases de efecto invernadero”, explica la especialista.
México necesita alternativas
El pasado pasado 8 de julio, el aún presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció la construcción de la Unidad número 3 de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV), la única planta de energía nuclear de México. La ampliación fue propuesta por su secretaria de Energía, la ingeniera Rocío Nahle García, quien a partir del 1 de diciembre será la gobernadora de esa entidad. “Si se incrementa la cantidad de reactores que hay ahí, se estaría produciendo energía de forma continua 24/7 sin ningún problema. Habría más ‘energías de carga base’ y, con ello, se cubriría la demanda energética del país”, opina Heredia.
En México, una profunda sequía afectó recientemente a las 60 centrales hidroeléctricas de todo el territorio. De acuerdo con el reporte anual de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), entre 2022 y 2023 la generación de energía eléctrica a partir de las hidroeléctricas se redujo un 43%. En contraste, la producción por combustibles fósiles aumentó un 20.7%. Las energías renovables también experimentaron un retroceso, con una caída del 38.5%.
Así, los pronósticos para la cobertura energética en el país no son nada halagüeños. El Prodesen indica que en los últimos dos años la demanda eléctrica creció 3.5%, mientras que la capacidad de generación incrementó únicamente 0.6 %. Todo esto hace que la energía nuclear sea todavía más atractiva.
Laguna Verde, un mal antecedente
Los riesgos asociados a la energía eléctrica deberían reducirse al ser una industria altamente regulada, confía Heredia. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), dependiente de la ONU, se encarga de monitorear la producción de energía nuclear en el mundo. El OIEA sabe exactamente cuánto combustible se ha producido y gastado, dónde se produjo, porqué y para qué se produjo en ese sitio, cuáles son sus protocolos de almacenamiento y cuáles son las estrategias de desecho previstas.
Otro de los organismos internacionales de evaluación de plantas nucleoeléctricas es la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés). Fundada en 1986 después del accidente de Chernobyl, tiene como misión fomentar una cultura de la seguridad entre los operadores de centrales nucleares comerciales de todo el mundo. Sus evaluaciones son bianuales y son necesarias para dar fiabilidad a los 413 reactores que operan actualmente en 31 países.
Sin embargo, no todo es como parece, comenta el físico matemático Bernardo Salas. Desde hace más de 20 años, ha denunciado el alto grado de inseguridad que representa la Central de Laguna Verde. “Es un desastre. En sus más de 30 años de vida nunca ha tenido una evaluación positiva por parte de la WANO, siempre ha salido reprobada en seguridad” dice el extrabajador de la nucleoeléctrica y actual técnico académico en el Departamento de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).