Ningún ingreso en Cuba es suficiente para vivir
MATANZAS, Cuba. – A sus 50 años de edad, Charles Cabrera Rodríguez es uno de los realizadores de videoclips más populares de Cuba y al que acuden cantantes de diferentes géneros de la música para crear el soporte audiovisual de sus temas.
Aunque es capaz de desdoblarse como director de cualquier tipo de clip, lo cierto es que se ha convertido en un referente dentro del género urbano.
Figuras como el dúo de reguetoneros Charly & Johayron, Yomil & El Dany, Alex Duvall, Diván y el tan sonado Bebeshito, entre otros artistas, se han puesto en manos de Charles.
―El público conoce de su trabajo como realizador desde hace varios años, pero ¿cuándo comenzó a dirigir en la escena audiovisual cubana?
―Inicié mi carrera en el videoclip en el año 2008, cuando tuve la oportunidad de hacer mi primer video aquí en Cuba ―se llamaba Me enamoré, una canción de Los Faraones―, y tuve la suerte de, con ese primer video, estar entre los 10 más populares de ese año.
―¿Cuál fue una de las principales trabas en el comienzo?
―Lo más complejo que resultó al inicio fue el que las personas pudieran confiar en mi talento y ganas de crear. Estaba empezando una carrera y era muy difícil poder tener un presupuesto que estuviera a la altura de todo el conocimiento que tenía, pero poco a poco fui lográndolo.
Después de haber hecho el video de Los Faraones estuve dando tumbos, como quien dice, hasta el 2013, que [el músico] Osmani Espinosa decidió darme la oportunidad de realizar junto a Omar Leyva el video de Laritza Bacallao Que suenen los tambores, y a partir de ese momento fue que realmente mi carrera empezó en ascenso.
―Si tuviera que destacar lo positivo y negativo de la industria del clip en estos momentos en Cuba, ¿qué diría?
―Lo mejor de la industria del clip cubano es la exposición. Como acá no tenemos cine, entre el público tiene mucha aceptación; la gente sigue los videoclips. Además, con todo este movimiento ahora del género urbano hay muchos videos, se trabaja bastante y hay mucho por hacer.
Lo peor de la industria son las limitaciones: siempre tenemos problemas a la hora de pedir los permisos para filmar, hay muchos lugares en los que no se puede grabar como escuelas, hospitales; hay muchas limitaciones. Tenemos que resolver por arte lo que normalmente pudiéramos hacer en vivo en las locaciones.
―¿Cuál es la clave para mantenerse como director de videos en medio de las limitaciones?
―No sé si es la clave para mantenerse, pero sí creo que hay que tener vocación y deseos de hacerlo y, segundo, constancia, estar todo el tiempo trabajando, creando, conectando con los artistas para que ellos también mantengan la confianza en la obra.
―De establecerse una comparación entre las condiciones, ganancias y producción de audiovisuales antes de la pandemia y después, ¿cuánto ha avanzado o retrocedido la industria?
―Después de la COVID hemos entrado en una crisis, que no es ni siquiera nacional, sino mundial, donde ha crecido la inflación, han bajado los costos, los salarios. Antes de la COVID teníamos oportunidad de poseer grandes o medianos presupuestos, pero en estos momentos estamos trabajando con poco.
Ahora los artistas tampoco tienen el espacio donde venderse, al no ser las plataformas digitales. Este nivel de crisis ha llevado a que el videoclip esté en una meseta creativa, porque, al no tener mucho presupuesto para ello, tienes que tratar de resolver, que no es mucho. Entonces se repite un poco la obra.
―¿Qué papel juegan los artistas cubanos que residen en el exterior en la industria del clip en Cuba?
―No creo que juegue un papel muy importante, porque realmente de las personas que se van de Cuba muy pocas regresan a trabajar acá, y la llegada de artistas internacionales también es muy limitada, no creo que sea nada favorable.
Cuando tienes la oportunidad de hacer algo internacional, por supuesto, tienes un mejor presupuesto y más comodidades a la hora de trabajar, puedes ganar un poco más de dinero, pero no es que sea un gran apoyo.
―Las especulaciones del público apuntan a que el género urbano ofrece mayor ganancia que cualquier otro por la aceptación y consumo que presenta. ¿Qué tan acertada es esa afirmación?
―Un género no tiene que ver con eso, lo que pasa es que en estos momentos el urbano es el más prolífero de todos y realmente tiene más oportunidad de hacer clip. No soy un director de videos de música urbana, soy un director de videos, a mí me gusta hacer salsa, he dirigido audiovisuales de baladas; lo que pasa es que he tenido la suerte de trabajar mucho el género urbano.
No creo que dedicarse solamente a un género pueda ser favorable, al contrario, pienso que un director de videos debe estar listo para hacer cualquier tipo de género.
―¿Los ingresos que genera la realización audiovisual vinculada a la música son suficientes para vivir en la Cuba actual?
―Todos sabemos que ningún ingreso en Cuba es suficiente para vivir. Acá tenemos que trabajar mucho para tratar de tener una vida lo más digna posible, es como todos los trabajadores en Cuba, recibimos un salario, pero normalmente los precios del mercado siempre están por encima de cualquier salario cubano.
―¿Qué necesitaría un realizador que se desee iniciar en la dirección o filmación de videos?
―El talento, el deseo de trabajar, el conocimiento, por supuesto, y la confianza de los artistas. Hay que trabajar para demostrar esa confianza y que eres capaz.
―¿Cómo visualiza el panorama del videoclip cubanos dentro de cinco años?
―No puedo hablar del videoclip en la Isla dentro de unos años, porque mañana salen 20 muchachos jóvenes y cambia la historia. Puedo hablar desde mi punto de vista y dar mi opinión personal. Soy un artista que está en constante crecimiento y me estoy alejando del videoclip por eso mismo.
Estoy en estos momentos haciendo menos clips y tratando de incursionar en otras aristas del audiovisual, haciendo pódcasts, videos publicitarios… Estoy tratando de evolucionar y moverme en otras áreas. De aquí a cinco años nadie sabe lo que pueda pasar.