Po rqué trabaja la aristocracia: los negocios que funcionan y los que fracasan
Podrían dedicarse a ‘il dolce far niente’ sin el más mínimo remordimiento, que para eso forman parte de linajes que aseguran el buen vivir a sus descendientes. Sin embargo, cada vez son más
los aristócratas
que se lanzan en el terreno donde más se complica el éxito:
el de la creatividad. Liberados o hastiados de la gestión financiera de activos y de la explotación de sus propiedades, anhelan la satisfacción de realizarse en lo creativo. No existe
mayor lujo
.
La tentación de rozarse con el arte no es propiedad privada de la alta aristocracia:
ahí está Marta Ortega
, entregada a su proyecto de divulgación de los grandes maestros de la fotografía de moda a través de un museo, nada menos. Sin llegar a estos extremos, la Casa de Alba ejemplifica a la perfección esta mutación de nuestros royals, antes conformes con
pintar, escribir o bailar para su círculo íntimo y ahora deseosos de llevar sus impulsos creativos más allá.
De los seis hijos que tuvo la gran Cayetana de Alba, aficionada a la pintura y al baile, conocemos el éxito como editor literario de
Jacobo Fitz-James Stuart
y Martínez de Irujo, conde de Siruela, y las aventuras como diseñadora de joyas, vajillas o kimonos de
Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro.
En la siguiente generación, brillan los que en su juventud veinteañera se distinguían como los Alba bohemios: Brianda y Jacobo, hijos del conde de Siruela y
Eugenia Fernández de Castro
. La primera se ha hecho un nombre como ilustradora y el segundo regenta
una galería de arte, Espacio Valverde, junto a su mujer, Asela Pérez Becerril.
Los duques de Huéscar lanzarán un perfume en 2025
Ahora son los duques de Huéscar los que se suman a los miembros del clan con inclinaciones creativas:
Sofía Palazuelo y Fernando Fitz-James Stuart, próximos duques de Alba, se preparan para
lanzar su primer perfume
. Aquí se trata sobre todo de de monetizar, por utilizar el vocabulario de estos tiempos de branding, una tarea en la que brilla Tamara Falcó, marquesa de Griñón.
Un pasito por delante de la hija de Isabel Preysler está
Inés Domecq, marquesa de Almenara y creadora de la firma de moda más deseada en la alta sociedad española: The IQ Collection. No nos olvidemos a
Casilda Finat, vizcondesa de Rías
, y talentosa diseñadora de joyas.
Inés de Cominges, descendiente del linaje nobiliario de Saint-Bertrand-de-Comminges, residencia del actual conde de Cominges, posee su propia firma de zapatería de lujo, Chatelles.
Ynés Suelves, hija de Juan José de Suelves y Figueroa, actual marqués de Tamarit, y de María de Osorio Beltrán de Lis, condesa de Villaumbrosa, cose en su taller de Madrid vestidos de ensueño, a medida y por encargo. Su madre, pintora (@labeltraneja en Instagram), contribuye a embellecer los textiles con sus creaciones.
Este suculento terreno en el que se cruza el lujo y lo creativo es favorito entre los aristócratas de nuevo cuño, más seducidos por la conquista de lo exquisito que por las
obras de beneficencia que, antaño, ocupaban el tiempo de las grandes señoras con título y tierras. Por suerte existen excepciones, como
Luna Medina Orleans-Braganza, condesa de Ricla
. Nieta de la XVIII duquesa de Medinaceli, hija del duque de Segorbe e ilustradora de profesión, ha sido voluntaria en Ucrania.
Luis Alfonso de Borbón diseña juegos de cartas
El voluntariado y la labor social parecía estar también en el horizonte de
Victoria de Hohenlohe-Langenburg,
actual duquesa de Medinaceli
. En 2017, Sandra Schmidt-Polex, su madre, explicaba a Loc que su hija tenía vocación solidaria. «Es muy joven, pero quizá podría estar en Naciones Unidas. La
cooperación humanitaria es su pasión», decía. En la actualidad, la recién casada duquesa trabaja en el departamento de ESG y Sostenibilidad de MJ Hudson, una consultora estadounidense con oficina en Madrid.
El caso de
Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou, tiene sus particularidades. Primero, porque su emprendimiento creativo no se dirigió al mundo del lujo, sino al más popular:
los juegos de mesa y las cartas
. En su tienda online, comercializa al menos doce juegos de mesa y de cartas
diseñados por él mismo, pensados para entretener a los más pequeños de la casa. Desafortunadamente no ha encontrado su público y el proyecto aún da pérdidas.
Evidentemente, ejercer de aristócrata puede no bastar para satisfacer una vida, de ahí que tantos nombres insignes traten de
convertir su pasión creativa en un negocio. Reconozcamos, además, que en la actualidad la gestión de los edificios históricos y demás patrimonio artístico pasa por asociarlo a todo tipo de productos que
exploten la riqueza simbólica de los títulos. Aún así, no todos los nuevos aristócratas con talento creativo lo aplican a productos de lujo. También hay nueva generación de aristócratas en las clásicas bellas artes.
Lulú Figueroa Domecq, nieta de Aline Griffith, condesa de Romanones, es pintora. Tenía precedentes importantes en su familia: su bisabuela fue Marie Dexter, pintora impresionista estadounidense, y su tío es Christian Domecq, cuya obra ha sido expuesta en el Museo Reina Sofía. Abigail Narváez Rodríguez-Arias, marquesa de Cartago y actual duquesa de Valencia con Grandeza de España, fue DJ en su juventud y, ahora, ejerce de reputada retratista de mascotas y pintora pop.
No olvidemos a
Mafalda Sajonia-Coburgo, hija de Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal, y cantante pop con carrera discográfica activa. También en la familia real búlgara,
Boris de Bulgaria, heredero al trono extinto, compatibiliza su pasión por la escultura (ya ha vendido alguna pieza en exposiciones benéficas) con un máster de Relaciones Internacionales y Negocios en el Instituto de Empresa de Madrid.