Por qué no vemos nunca a los padres de Charlène de Mónaco
En 2023 era muy persistente el rumor de que Michael y Lynette Wittstock, los padres de Charlène de Mónaco,
se habían instalado con la princesa
después de los persistentes problemas de salud que había atravesado. Finalmente parece ser que no fue así. Cierto es que es muy inusual verlos con la mujer de Alberto de Mónaco.
En el momento que surgió la noticia de que podrían haberse instalado en el Principado, que
con tanto glamour gestionaron Rainiero y Grace Kelly (
su relación no era feliz
, como parecía), enseguida salió una voz muy autorizada para desmentir estas informaciones. Hablamos de Chantell Wittstock, mujer de su hermano Sean, quien desde Sudáfrica manifestó que era completamente falso que sus padres hubieran cambiado de domicilio.
La relación de la nadadora sudafricana con sus padres ha sido siempre muy estrecha y los Wittstock han sido una familia muy unida. Juntos han pasado numerosos avatares y se han adaptado a las circunstancias, no en vano
proceden de una famlia humilde.
Cuando Charlène tenía 11 años, se mudaron desde
Zimbabwe, donde nació la nadadora, a Sudáfrica, la tierra de sus ancestros. En este país se instalaron los antepasados alemanes de la princesa en el siglo XIX y echaron raíces.
El padre de Charlène fue directivo de ventas durante muchos años y
su madre, instructora de natación y buceadora profesional. Fue de ella de quien heredó Charlène la pasión por la natación, un deporte en el que llegó muy lejos antes de que se cruzara en su camino Alberto de Mónaco. El príncipe era padre ya en ese momento de dos hijos extramatrimoniales que acabaría reconociendo,
Alexandre, que se lleva fenomenal con Estefanía
y los hijos de esta, y
Jazmine Grace
, con quien Alberto estuvo en Nueva York recientemente.
Silenciaron al padre de Charlène para que no hiciera declaraciones
Igual que
el padre de la reina Letizia, Jesús Ortiz, hizo unas declaraciones tras el compromiso de su hija y no volvió a pronunciarse en público (
salvo una reciente excepción
), el padre de Charlère era bastante espontáneo en los primeros años de la relación de su hija con Alberto de Mónaco. Por ejemplo, desveló algunos detalles sobre sus nietos, a los que había abierto, un cuenta de ahorros. Sin embargo, pronto se decidió que contrataran un portavoz en 2015 y que los padres de Charlène de Mónaco no tuvieran trato directo con la prensa.
Los padres de Charlène
siguen viviendo en Benoni, en Sudáfrica, aunque vuelan a Montecarlo con cierta asiduidad para estar con su hija y sus nietos. Sin embargo, no participan de la vida pública del principado. No acuden a eventos como el Baile de la Rosa, donde los Grimaldi sacan músculo, ni a otros acontecimientos como el Gran Premio de Fórmula 1 de Montecarlo.
Michael y Lynette Wittstock llevan
una vida muy discreta. Quizás lo más llamativo es que el padre de Charlène tiene como afición la crianza de caballos para la hípica sudafricana, pero ni a su mujer ni a él se les conocen grandes lujos ni hacen concesiones a la galería.
Charlène de Mónaco parece haber recuperado el pulso al Principado. Cumple a la perfección con sus compromisos oficiales y, además, está volcada en el cuidado de
sus dos hijos, Jacques y Gabriella, acostumbrados desde su nacimiento a ser el objeto de todos los flashes.
Muy comentada ha sido su supuest
a rivalidad con Carolina de Mónaco, auténtico emblema de elegancia en Montecarlo, pero parece ser que ya
han enterrado el hacha de guerra.