lunes, marzo 10, 2025
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Por qué vuelven a llamar a Charlène de Mónaco mala madre: preocupación por sus mellizos


Elena de los Ríos

Todo parece indicar que se terminó el período de gracia concedido a
Charlène de Mónaco, tras la larga enfermedad que
la mantuvo en Sudáfrica
, alejada de sus hijos. La carta blanca que ha celebrado su retorno a las tareas de representación del Principado ha llegado a su fin, como prueban las nuevas
críticas a su figura que han aparecido en medios europeos. La primera dama monegasca, triunfante en su aparición en los Juegos Olímpicos de París, está obviamente recuperada. También lo están sus críticos.

La idoneidad de Charlène Wittstock como primera dama de Mónaco ha estado siempre sobre la mesa, primero por comparación con su nuera Carolina, luego por su decisión de
manifestar cierta tristeza en el desempeño de sus tareas de representación y, finalmente, a causa de su larga estancia en Sudáfrica,
alejada de sus hijos mellizos Jacques y Gabriela
, cuando ambos solo tenían 7 años. Esta ausencia no se explicó ni se entendió fuera y dentro del Principado.

Sin duda, la relación madre-hijos ha estado desde siempre en el centro de las crítica a la princesa Charlène. Prácticamente desde su primer año de casada, la
presión por anunciar su embarazo se hizo insoportable. Se casó con 31 años, con lo que no contaba con demasiado margen para beneficiarse de sus años más fértiles, pero
tampoco el príncipe Alberto estaba en su ‘prime’
, pues ya había cumplido los 53. Tras el nacimiento de Jacques y Gabriella en 2014, como sabemos, las críticas no cesaron, sino que arreciaron.

Como siempre que se produce un acontecimiento importante en la pareja principal de Mónaco, hubo una entrevista en ‘Paris Match’, la revista en la que suelen confiar, para hablar de la llegada de los mellizos a palacio. La publicación francesa entrevistó a
la princesa Charlène
dos semanas después de dar a luz y esta contó a la prestigiosa revista cómo enfrentaba
su nuevo papel de madre. Qué concepción de la maternidad había descubierto en ella.

Charlène está muy pendiente de educar a sus hijos

«Creo que al dar a luz también nació en mí un instinto de protección muy fuerte. Nos une un vínculo fortísimo: mis hijos son mi responsabilidad. Y voy a tratar de guiarlos lo mejor que pueda, además de
educarlos con los valores que mi esposo y yo compartimos. Es una tarea emocionante y vamos a dar lo mejor de nosotros mismos para llevarla a cabo. De momento, estamos disfrutando cada momento de ella», aseguro Charlène.

Evidentemente, la maternidad de la princesa tuvo que vérselas con tensiones y retos que afectaron a la familia, aunque hoy todo parece felizmente superado y
el matrimonio Grimaldi Wittstock hace su vida de lujo
normal, estos días en el yate del riquísimo hombre de negocios kazajo Bulat Uteuratov, que surca el Mediterráneo. En septiembre, según anunció el palacio Grimaldi, la pareja y los mellizos Jacques y Gabriela
volverán a Sudáfrica.

Charlène de Mónaco, en una fotografía reciente junto a sus hijos mellizos, Jacques y Gabriela. /

INSTAGRAM (@PALAISPRINCIERDEMONACO)

Esta normalidad, sin embargo, se ha visto truncada por un nuevo rumor de críticas que vuelve a afectar a la labor de la princesa Charlène
como madre. Tienen que ver con la última entrevista que esta concedió, de nuevo, a ‘Paris Match’ y en la que comentó su deseo de que los mellizos Jacques y Gabriela aprendieran a nadar cuanto antes. De hecho, comentó a la instructora encargada de hacerlo que no se demorara más de diez días en conseguirlo.

La revista francesa publicó la anécdota de la discordia: cuando Jacques se vio sumergido en el agua, rompió a llorar, cosa que hizo que un guardaespaldas sacara su arma para defenderlo. La instructora se asustó, pero la princesa Charlène aseguro a ambos que no pasaba nada, que
ignoraran las lágrimas del niño y las clases continuarán su curso. Esta escena ha sido la causante de la polémica, promovida por la revista alemana ‘Bunte’.

La mentalidad de campeona olímpica de Charlène

Una psicóloga, a instancias de ‘Bunte’, ha comentado la actitud de Charlène al respecto de sus hijos y las comentadas clases de natación. Verena Sziegoleit, la profesional consultada, explicó en la revista cómo
patrones de comportamiento que se desarrollan en el deporte de élite pueden impactar en la educación de sus hijos. Aunque su intención sea la mejor, quizá la exigencia propia del deporte puede ser contraproducente.

«En los deportes competitivos, lo importante es el éxito. Un bajo rendimiento se considera fracaso y el entorno presiona para que no se produzca», explicó la psicóloga. «El
miedo a decepcionar, ya sea a los padres o al entrenador, genera mucha tensión y una actitud interior que asume que los seres queridos se sentirán defraudados si no se alcanza la perfección».

Los príncipes Alberto y Charlène de Mónaco, en una de sus apariciones en los Juegos Olímpicos de París 2024. /

gtres

Para la psicóloga Verena Sziegoleit, los deportistas de élite llegan a asumir que «los grandes logros protegen contra los sentimientos negativos». En otras palabras, que los éxitos aseguran la felicidad. Por eso, «puede intentar que los niños alcancen altos niveles de rendimiento, con la buena intención de
asegurar su felicidad. Lamentablemente, esto tiene consecuencias negativas como altos niveles de estrés y tensión interna y una autoestima que solo depende de los logros».

En la entrevista en ‘Paris Match’, Charlène y Alberto se mostraban orgullosos de las gestas deportivas de sus hijos: «Les gusta entrenar. Practican esgrima, tenis y vela. También saben nadar bien», se entusiasmaba la princesa de Mónaco. «Recibirán todo nuestro apoyo para practicar
deportes competitivos», aseguraba.

«Son precisamente estas expectativas tan elevadas, la presión para hacer todo a la perfección, las que pueden tener
consecuencias nefastas. La perfección es una utopía», explicó la psicóloga y psicoterapeuta a ‘Bunte’. Verena concluyó su intervención en la revista alemana enviándole un mensaje a la princesa monegasca: «El camino de los niños se allana si se les enseña a afrontar situaciones difíciles».





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