Presas del campamento El Anoncillo, en Camagüey, permanecen incomunicadas
El periodista José Luis Tan Estrada denunció en sus redes sociales que en el campamento de trabajo forzado El Anoncillo, ubicado en Camagüey, las reclusas llevan varios días sin poder comunicarse por teléfono.
Tan Estrada explica que por los prolongados apagones en la provincia de Camagüey, «los teléfonos de las presas se quedan sin señal». Luego cuando en la noche viene la luz, los funcionarios de prisiones no les permiten hacer llamadas.
De esta manera el régimen cubano mantienen incomunicadas a personas privadas de libertad, y viola un elemental derecho humano.
#DENUNCIA En el campamento El Anoncillo,en #Camagüey,las reclusas llevan varios días sin poder comunicarse por teléfono. Debido a los prolongados apagones,los teléfonos quedan sin señal y,cuando regresa la electricidad por la noche,no se les permite hacer llamada pic.twitter.com/IhGksY781l
— Jose Luis Tan Estrada (@JLperiodista96) February 23, 2025
No es la primera vez que esta institución penitenciaria es señalada por este tipo de prácticas. En noviembre del pasado año se denunció que desde el día 3 las reclusas del campamento de trabajo forzado El Anoncillo estaban incomunicadas porque el teléfono del centro se encontraba fuera de servicio. «Esta situación afecta especialmente a las presas políticas y a sus familias, quienes dependen de este medio para mantenerse en contacto», alertó entonces Cubalex.
El propio Tan Estrada se refirió en noviembre a esta incomunicación de las reclusas en sus redes: «La falta de comunicación vulnera los derechos humanos fundamentales de las personas privadas de libertad y tiene consecuencias graves, tanto para ellas como para sus familias. En El Anoncillo se encuentran presas políticas con problemas de salud significativos».
La organización independiente Cubalex ha reiterado en sus comunicados que «la falta de comunicación no solo intensifica el sufrimiento de las personas privadas de libertad, sino que también vulnera derechos reconocidos por instrumentos internacionales como las Reglas Mandela. Estas normas garantizan el derecho de las personas encarceladas a mantener un contacto regular con el mundo exterior, especialmente con sus familiares. Además, la incomunicación afecta gravemente a las familias de los reclusos, generando consecuencias emocionales, psicológicas y sociales. La incertidumbre y el desconocimiento sobre la situación de sus seres queridos provocan angustia y un profundo estrés emocional».