sábado, noviembre 23, 2024
Cuba

Presos y organizaciones denuncian tortura y negligencia en las cárceles de Cuba


MIAMI, Estados Unidos. – En su último informe (septiembre de 2024), el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (CDPC) reportó una amplia gama de abusos contra reclusos en todo el país, desde pésimas condiciones de vida hasta violencia física, aislamiento extremo y negación de atención médica. 

Los testimonios de los presos y sus familiares, junto con las observaciones de organizaciones de derechos humanos recogidas en el informe, pintan un cuadro sombrío de la situación carcelaria en Cuba.

Uno de estos testimonios proviene de José Daniel Ferrer García, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y preso político en la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba. Ferrer, quien ha estado en aislamiento durante más de un año, describió su situación como un “sepulcro en vida”. En una carta enviada desde la prisión, denunció: “La dictadura me ha sepultado vivo”, refiriéndose al extremo aislamiento y las deplorables condiciones en las que él y otros reclusos se encuentran. Según Ferrer, la alimentación que reciben los presos “compite con la que recibían las víctimas en los campos de concentración de los nazis”.

El informe del CDPC documentó 100 eventos relacionados con personas privadas de libertad en septiembre. De estos, 79 ocurrieron dentro de las prisiones y centros de detención de 39 establecimientos en todo el país. La Habana, Villa Clara y Camagüey fueron las provincias con mayor incidencia de violaciones. En total, 55 reclusos fueron víctimas de abusos, incluidos 50 hombres y cinco mujeres, mientras que 10 de las denuncias hacían referencia a situaciones que afectaban a toda la población penal de ciertos establecimientos.

Las violaciones más comunes incluyen hostigamiento y represión (55 casos), negación de atención médica (26), uso de celdas de castigo (18), mala alimentación (15) y pésimas condiciones de vida (12). Estas prácticas violatorias son llevadas a cabo principalmente por agentes del sistema penitenciario y oficiales de la Seguridad del Estado que operan dentro de las prisiones. El informe identifica a 27 personas involucradas directamente en estos abusos, entre ellos 25 funcionarios de prisiones, un oficial de la Seguridad del Estado y un recluso que actúa bajo órdenes de las autoridades penitenciarias.

La alimentación deficiente es un problema recurrente en las prisiones cubanas. Además de José Daniel Ferrer, otros reclusos, como Gregorio Rafael Ocaña García, también compararon la calidad de la comida con la que se daba en los campos de concentración nazis. Ocaña, recluido en la Prisión de Guamajal y la Prisión Provincial de Villa Clara, denunció que las raciones son tan pobres que muchos reclusos sufren de desnutrición. Esta grave situación alimentaria, combinada con las condiciones de insalubridad, ha provocado un aumento de enfermedades entre los presos.

El informe del CDPC también destacó los casos de 23 reclusos gravemente enfermos que no han recibido la atención médica necesaria. Dos de ellos, Yoan Ramírez Rosales (Prisión Provincial de Las Tunas) y Geovanis Ramón Álvarez Tamayo (Prisión Baraguá, Santiago de Cuba), fallecieron por falta de atención médica adecuada. Otros dos reclusos, Iroel Rodríguez Rodríguez y Fidel Olivares Rodríguez, murieron a causa de la violencia en las prisiones, incluyendo golpizas por parte de guardias y otros reclusos.

El uso de la violencia para reprimir a los presos es otra práctica común en las cárceles cubanas. Idaelso Guevara Cárdenas, recluido en la Prisión Nieves Morejón en Sancti Spíritus, fue brutalmente golpeado por los guardias por sostener un cartel con la frase “Patria y Vida”. Según el informe, Guevara quedó desmayado y sangrando tras la golpiza. En otro caso, Pedro Albert Sánchez, un adulto mayor y paciente oncológico recluido en la Prisión 1580 de La Habana, fue sometido a malos tratos, incluidos golpes y la aplicación de esposas de manera tan severa que le causaron heridas profundas en la piel.

Las celdas de castigo son otro medio utilizado por las autoridades cubanas para torturar a los reclusos. Estas celdas, según el informe, son tan pequeñas y mal acondicionadas que clasifican como tortura física. El prisionero oncológico Eduardo Ramírez González, de la Prisión Provincial de Las Tunas, fue confinado en una celda con mosquitos, sin acceso a una cama adecuada y durmiendo en el suelo de cemento. Otro caso, el de Oscar Sánchez Madan, recluido en el Combinado del Sur en Matanzas, documenta que fue aislado durante seis días, el primero de ellos esposado y sin acceso a alimentos.

Además de las condiciones físicas, los reclusos enfrentan restricciones severas en sus derechos de comunicación. José Daniel Ferrer ha estado más de un año y medio sin recibir visitas familiares ni realizar llamadas telefónicas. Otros prisioneros, como Idaelso Guevara y Lizandra Góngora Espinosa, también sufren restricciones en sus comunicaciones. A Alejandro Camejo Paumier, por ejemplo, se le permite llamar solo bajo la supervisión de guardias que cortan las llamadas si realiza alguna denuncia.

El informe también detalla actos de corrupción en varias prisiones del país. En los campamentos de trabajo forzado San Rafael y Mijalito, en Cienfuegos, los guardias roban y venden el pan y otros alimentos destinados a los presos, mientras que los reclusos pasan hambre. Además, en la prisión de Quivicán, las autoridades permiten la circulación de drogas, lo que ha aumentado la violencia dentro del penal.



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