¿qué buscan los cubanos con el entrenamiento físico?
SANTA CLARA, Cuba. – A mediados de los años 80 del pasado siglo, justo cuando se instalaba en el mundo la cultura del entrenamiento físico, el canal Tele Rebelde comenzó a transmitir un programa conducido por una joven que convidaba a los televidentes a realizar ejercicios en las salas de sus casas al ritmo de la música. Con Gimnasia musical aerobia, al aire hasta principios de los 90, Rebeca Martínez se convirtió en el rostro del fitness de la televisión cubana, que intentaba promover cierta educación deportiva en medio de la crisis del llamado Período Especial.
Durante más de una década signada por hambre y escasez, los cubanos ni siquiera podían ocuparse por la práctica alguna de ejercicios físicos. En 2010, con el llamado “proceso de perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia”, se permitió la gestión de gimnasios particulares en el país, y muchos vieron en esta “apertura” una posibilidad de negocio que ha experimentado un crecimiento descomunal en los últimos tiempos y que resulta bastante rentable. Solamente en el centro de Santa Clara, existen actualmente más de 20 de estos establecimientos privados, unos más modestos que otros y algunos bien equipados con elípticas, bicicletas y caminadoras modernas.
“Ahora hay un boom tremendo. Realmente en Cuba siempre hemos estado a mil años luz de la información y teníamos un atraso en ese sentido respecto al primer mundo”, considera Náyade Camacho, una joven emprendedora que creó hace algunos años tres de los gimnasios más populares de la ciudad: Voltus, Fénix y Premium, aunque los dos primeros pasaron a ser gestionados por otros propietarios. “Creo que la gente ha empezado a despabilarse, a tener acceso a redes sociales. En la misma medida en que se multiplicaron las cafeterías y restaurantes, pues también creció el negocio de los gimnasios”.
El Premium, situado en la calle Cuba, se distingue de otros establecimientos similares por potenciar el ejercicio funcional y personalizado, caracterizado por la atención individual por parte del entrenador y teniendo en cuenta los objetivos personales de cada alumno. “Generalmente son personas enfocadas en lograr metas más concretas, no solo en su aspecto físico, sino en su salud”, especifica Náyade. “Se trata de otra forma de entrenamiento en la que estás trabajando más para sentirte saludable que para verte bien. Ya tenemos unos cuantos años de experiencia”.
Los establecimientos de este tipo han venido a suplir el vacío que existe de centros estatales que empleen la actividad física planificada y estructurada por sesiones como parte de un proceso de rehabilitación. Pável Fundora, gestor junto a Náyade del gym Premium y, además, doctor en Ciencias de la Cultura Física explica que se trata de convertir las debilidades en fortalezas y aconseja: “Las personas deben entrenar de una forma equilibrada que les permita mantenerse al margen de las enfermedades y afrontar su día a día”.
A pesar de los altos precios de admisión en algunos gimnasios con determinado confort, que pueden variar desde 10 MLC al mes hasta 3.000 pesos, algunos de ellos ni siquiera dan abasto con las solicitudes de personal interesado. Incluso en los barrios periféricos ha proliferado este tipo de negocio, aunque dispuestos en locales muchas veces con piso de tierra, sobre todo en patios particulares, y equipados con aparatos de factura criolla.
Sobre estos negocios rústicos, el sitio especializado Fitness Cuba destaca que sus dueños, la gran mayoría, “carecen de estudios profesionales en la materia y se basan en la experiencia personal adquirida en años de entrenamiento”. Todo ello condiciona que se cometan errores en la forma de ejecución de los ejercicios, la dosificación de los volúmenes de las cargas o la planificación de las rutinas de entrenamiento por día. Del otro lado, los gimnasios ya establecidos con años de experiencia, han servido como fuente de empleo de profesionales de la cultura física que han emigrado del sector estatal y que lógicamente reciben mejor remuneración por su trabajo.
¿Salud o apariencia personal?
Al indagar con entrenadores y clientes por los motivos concretos sobre la moda creciente de los gimnasios hay quienes llegan a reconocer que responde en buena parte al “efecto Instagram”. El acceso a las redes ha condicionado que muchos jóvenes quieran imitar el físico de celebridades, influencers fitness, entrenadores o simplemente simular modos de vida de familiares que residen en el exterior, desde un contexto donde es realmente impensable mantener un consumo proteico racional al día.
“Mi modelo es Christopher Bumstead, el fisiculturista. Lo sigo en Instagram”, precisa Miguel, de 33 años que asiste a uno de los gimnasios más caros donde le cobran más de 3.000 pesos mensuales y que incluye un entrenamiento personalizado para acercarse a su meta. “Aquí en Cuba ha habido mucho prejuicio con el tema de la musculatura y el culto al cuerpo”, subraya.
En específico, sobre el desarrollo del fisiculturismo en el país, Fitness Cuba destaca que aunque no constituye una práctica prohibida, ha sido marginada y tampoco cuenta con apoyo gubernamental: “Muchas veces aparecen de la nada, prohibiciones, obstáculos y olvidos, los cuales, o dificultan o echan por tierra el trabajo que se viene realizando por años” incluyendo suspensiones de eventos, cero divulgación y el no acercamiento a esta disciplina deportiva.
A pocas cuadras del parque de Santa Clara se sitúa uno de los gym más frecuentados de la ciudad al que asisten solo mujeres. Su inscripción cuesta 1.500 pesos e incluye también el servicio de entrenador personal. “Realmente me estoy preparando para no estar tan fofa cuando me vaya”, dice Maylín, joven de 24 años que pretende mejorar su apariencia personal antes de emigrar a Estados Unidos.
Pavel considera, sin embargo, que inicialmente la influencia de las redes era meramente estética, pero que ahora existe suficiente material para que la gente logre conocer cuánto puede ayudar la actividad física para afrontar una vejez más saludable. “A veces te encuentras un muchacho de 20 años con problemas de hipertensión y alguien mayor que logra realizar ejercicios de alta complejidad”.
Otra visión la tiene Antonio López, graduado de Cultura Física con licencia de instructor de prácticas deportivas, quien asegura que muchos jóvenes “se embullan” a practicar ejercicios para “desestresarse y hasta socializar entre ellos” debido a las poquísimas opciones de recreación que existen actualmente para este grupo etario: “No pueden salir a ningún bar porque les cuesta un ojo de la cara. Al menos con el entrenamiento logran ganar en autoestima y se les olvida por momentos que están en apagón o que no tienen agua en sus casas”.
Las razones de quienes asisten asiduamente a estos gimnasios son varias, aunque casi todas confluyen en la necesidad de ganar masa muscular o mantenerse fitness, un término que hace referencia al estado generalizado de bienestar y salud mediante el ejercicio continuado y una dieta equilibrada. El propio sitio mencionado señala que todavía existen muchas barreras para aquellos que buscan llevar una vida saludable en la Isla como la falta de infraestructura y equipamiento adecuado o la obtención de vitaminas y suplementos deportivos que están muy lejos del alcance del cubano promedio. “Esto puede dificultar la capacidad de los individuos para obtener los nutrientes necesarios para mantener un estilo de vida fitness”, advierte la publicación.
Se trata, esencialmente, de polvos o bebidas que se utilizan tanto para aumentar la musculatura, como para perder peso o mejorar la resistencia. En el mercado informal un paquete de proteína en polvo o de creatina pueden llegar a costar entre 4.000 y 12.000 CUP. También entrenadores personales o los mismos propietarios de gimnasios facilitan a sus clientes estos suplementos. De manera general, los dueños e instructores de cinco gimnasios visitados en Santa Clara coinciden en que resulta en extremo complicado para los cubanos que entrenan mantener una dieta sana y equilibrada baja en grasa y azúcares.
“Los nutriólogos recomiendan huevo, carnes, frutas, muy poco carbohidrato si es que deseas perder peso y cero productos ultraprocesados como las salchichas o los embutidos, y ya sabemos que con eso último es con lo que los cubanos nos mal alimentamos”, precisa Antonio. “Como conocedor del tema puedo decir que es preocupante que muchos jóvenes no cuenten con el consumo proteico adecuado antes de entrenar, lo cual puede desencadenar serios problemas a largo plazo. Aquí mucha gente está haciendo yerros con una pizza y un pan con croqueta en el estómago”.