martes, julio 1, 2025
Ciencia y Salud

¿Qué comía el megalodón? La dieta del tiburón gigante prehistórico era más que ballenas


Un novedoso análisis a los dientes fosilizados del Otodus megalodon, el pez depredador más grande de la historia, reveló que su dieta no solo consistía en mamíferos grandes como las ballenas. Si las presas escaseaban, la criatura prehistórica era capaz de buscar comida entre organismos situados en niveles inferiores de la cadena alimentaria.

Las estimaciones actuales indican que el megalodón podía medir hasta 24 metros de largo, y pesar entre 60 y 100 toneladas. Una criatura de tales proporciones necesitaba comer aproximadamente 100,000 calorías diarias, de acuerdo con los paleontólogos. Debido a sus enormes demandas energéticas, durante mucho tiempo se ha pensado que el depredador se tuvo que alimentar del segundo organismo más grande de su época: las ballenas.

Sin embargo, una reciente investigación, liderada por investigadores de la Universidad Goethe de Frankfurt, encontró evidencia de que, hace 18 millones de años, el megalodón escogía su alimento entre la amplia diversidad de organismos presentes en su ecosistema, según la disponibilidad de los recursos. El hallazgo resulta fundamental para comprender la relación del enigmático depredador y su entorno.


Megalodón

Según un equipo internacional de investigación, el depredador tenía una forma más alargada y esbelta de lo que se teorizaba hasta ahora.


El megalodón es un rompecabezas y solo hay una pieza

Aunque es una de las criaturas marinas prehistóricas más conocidas, la paleontología dispone de unas cuantas pistas que permiten inferir lo que pudo ser el megalodón. Los únicos fósiles conservados son dientes, cada uno del tamaño de una mano (de ahí su nombre, que significa “diente grande”). A partir de estos restos, es que se han estimado aspectos como el tamaño, el peso y, recientemente, el comportamiento del depredador.

Para esta investigación, los científicos analizaron la concentración de zinc en los dientes del depredador para explorar las huellas de lo que pudo haber sido su dieta. El zinc absorbido por el megalodón permite identificar el escalón de la cadena alimentaria al que correspondía su alimentación.

El estudio publicado en Earth and Planetary Science Letters encontró que los dientes tenían una menor cantidad de isótopos de zinc-66 en comparación con el zinc-64. Dado que este elemento se “reutiliza” en el funcionamiento de cada organismo, su peso atómico disminuye conforme se desciende en la cadena alimentaria. Por ejemplo, una ballena, que se sitúa en la cima, aporta principalmente zinc-66 al depredador principal, mientras que los peces que se alimentan de los restos de una ballena ofrecen mayores proporciones de zinc-64.

“El megalodón era, sin duda, lo suficientemente flexible como para alimentarse de mamíferos marinos y peces grandes, tanto de la cima de la pirámide alimentaria como de los niveles inferiores”, aseguró el doctor Jeremy McCormack, autor principal del reporte.

Los paleontólogos deberán aprender a indagar en la historia del megalodón solo por sus dientes. Es difícil que algo más de la criatura se haya preservado hasta nuestro tiempo. Los tiburones poseen un esqueleto compuesto en su mayoría de cartílago, el cual se degrada y fosiliza con mucha menos frecuencia que los huesos.



Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *