miércoles, abril 23, 2025
Ciencia y Salud

Qué es el ácido glicólico y para qué sirve: el exfoliante natural que promete maravillas


El ácido glicólico cada vez está más de moda. Es un ingrediente indispensable en peelings, sérums y cremas exfoliantes. Natural y seguro, promete una piel más luminosa y uniforme, lista para tratamientos posteriores. Lleva varios años en tendencia, pero en caso de que aún no lo conozcas y te preguntes qué es y cómo debe utilizarse, te compartimos una miniguía sobre esta molécula y su papel en el cuidado de la piel.

Ácido glicólico: ¿de qué estamos hablando?

También conocido como ácido hidroxiacético, forma parte de los alfahidroxiácidos, un grupo de sustancias presentes en algunas frutas de los cuales es la molécula más pequeña. Está clasificado entre los exfoliantes químicos y, tal como su nombre indica, se extrae de fuentes vegetales como la remolacha azucarera, la caña de azúcar y las uvas inmaduras. Y, como todos los ácidos frutales, es un compuesto corrosivo utilizado en cosmética por sus capacidades exfoliantes. A temperatura ambiente es un sólido incoloro e inodoro, capaz de disolverse en agua y otros líquidos.

¿Cómo actúa?

El ácido glicólico tiene una excelente capacidad para penetrar en las capas de la piel, por lo que se considera uno de los mejores exfoliantes químicos disponibles en la actualidad. Su acción cosmética se debe a la reacción que tiene lugar entre el ácido glicólico y la capa epidérmica superior, que debilita las propiedades de unión de los lípidos que mantienen unidos los corneocitos, es decir, las células muertas que representan la capa más externa de nuestra piel. Esto genera la exfoliación de las capas superficiales de la piel, aportando diversos beneficios estéticos y logrando también resolver la presencia de imperfecciones y los efectos de ciertas enfermedades dermatológicas.

¿Para qué sirve?

El primer efecto positivo de los exfoliantes es estético. Al renovar la capa externa de la epidermis, es posible eliminar las manchas y las irregularidades de color, así como también devolverle el brillo y la elasticidad a la piel. La eliminación de las células muertas superficiales acelera la renovación celular y estimula a los fibroblastos a producir más colágeno y elastina, que reafirman la piel y ayudan a reducir las arrugas y las marcas de acné. Por este motivo, los exfoliantes químicos como el ácido glicólico también se utilizan en el tratamiento de cicatrices visibles y ojeras, en la regulación del sebo en pieles grasas y en el tratamiento de afecciones dermatológicas reales como psoriasis, dermatitis seborreica y queratosis.

¿Cómo se utiliza el ácido glicólico?

En cosmética, el ácido glicólico se utiliza en pequeñas concentraciones (alrededor del 10-15%) en productos exfoliantes como peelings y cremas. En esta presentación puede utilizarse a diario, aplicando el producto sobre la piel limpia y seca y masajeando suavemente para facilitar su absorción. Posteriormente suelen utilizarse cremas hidratantes y calmantes, dentro del proceso de cuidado diario de la piel. También se utiliza en medicina estética en concentraciones mucho más elevadas, entre el 30 y el 80%, bajo supervisión médica.

Ahora bien, al ser una sustancia químicamente activa, el ácido glicólico tiene algunas contraindicaciones que es importante que tengas en cuenta si decides probarlo. En primer lugar, tiene un efecto fotosensibilizante, por lo que se recomienda no utilizarlo si se va a estar expuesto al sol durante los meses cálidos, a menos que se combine con una cantidad adecuada de protector solar. Las pieles sensibles y alérgicas también pueden verse afectadas por la intensa acción del ácido glicólico, por lo que se sugiere aplicarlo primero en una pequeña porción de piel para asegurarse de que no se producen reacciones adversas. En estos casos, los expertos de AIDECO (Asociación Italiana de Dermatología y Cosmetología) sugieren el uso de productos menos agresivos, como el ácido mandélico (extraído de las almendras amargas) o los exfoliantes enzimáticos, que son más suaves y adecuados para la piel sensible.

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Andrea Baranenko.



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