martes, marzo 4, 2025
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Real Madrid: La tecla es de los futbolistas


Que Ancelotti no da con la tecla para que su equipo juegue como eso, como un equipo, resulta evidente desde el primer día. Que da igual cuánto tarde en dar con ella porque los que pulsan a voluntad el interruptor son sus excepcionales futbolistas también es una evidencia. Ya lo habíamos visto en momentos puntuales de esta temporada, pero lo del martes ante el Borussia fue clamoroso. Indisimulable. Ahora no corro, ahora sí. Ahora miro al rival, ahora presiono de verdad. Ahora me silban, ahora me aplico. Los apáticos jugadores de la primera parte eran los mismos prodigios de dinamismo e intensidad que carbonizaron al Dortmund tras el descanso. La falta de organización colectiva brilló por su ausencia tanto con el 0-2 como con el 5-2. ¿Cuál es la diferencia entonces? “El sistema no es lo más importante, sino la actitud”, dijo Carletto. Que lo dan todo sólo cuando quieren, para que lo entiendan.

La ausencia de Kroos es un factor importante para explicar el errático juego del campeón de Europa, por supuesto. El alemán llegaba hasta donde no alcanza ninguna pizarra: a encontrar soluciones prácticas sobre el césped, donde no hay dibujos que valgan. Ahí se le están viendo las costuras al staff técnico y a los encargados de la estrategia, que aún no han dado con una fórmula para sacar jugado el balón en condiciones, pero también y sobre todo a los centrocampistas, que no están respondiendo al reto de aprender a vivir sin Kroos. A organizarse.Y a asumir más responsabilidad.

Ancelotti tiene varias piezas que encajar en el puzle que es este Real Madrid que a ratos recuerda a los Harlem Globetrotters. La falta de Kroos es una. La del encaje de Mabppé en el ataque, otra. Tampoco es un asunto menor la posición de Bellingham, desubicado, desorientadoy cada día más frustrado. Porque entre ser el máximo goleador del equipo en una temporada y a la siguiente tener que correr sin balón en el balance defensivo lo que no quieren correr ni Mbappé ni Vinicius hay un mundo.

Con todo, lo más importante es la sensación de que algo no funciona en ese vestuario. Lo detectó Ancelotti desde las primeras semanas. Llámenle barriga llena, algo de relajación o mucho de dosificación (en el vestuario hay quien apunta a la necesidad de regularse ante el disparatado calendario para llegar a la primavera en plenitud). Sobra confianza y falta compromiso. También sobra talento, por eso van sacando adelante muchos de sus partidos. Pero sin hambre un equipo campeón se acaba convirtiendo en un equipo normal. Recuerden las diferencias entre el Barça del primer año de Xavi y el del segundo. Y entre ese y este de Flick.  

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