Sabíamos que esta ave del terror era grande, pero nuevas pistas indican que era realmente enorme
Hace millones de años, en el territorio que hoy comprende la región de América del Sur, habitaron los fororrácidos, una familia de aves carnívoras que podían medir entre uno y tres metros de altura. Hay decenas de especies de ellas identificadas y la comunidad científica las ha agrupado de manera no oficial bajo el apodo de “aves de terror”, porque todas cuentan con un gran pico afilado y cuerpo adaptado para correr.
Las proporciones de los fororrácidos quizá fueron mayores a lo estimado hasta ahora. El análisis de un fósil de una de estas aves de terror (Phorusrhacidae Cariamiformes) indica que su tamaño era hasta un 20% mayor que el espécimen de fororrácido más grande encontrado hasta la fecha. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica Paleontology.
El fósil es un fragmento de tibia. Fue encontrado hace 20 años en el desierto de la Tatacoa, Colombia, un sitio rico en fósiles similares. Solo hasta 2023 fue reconocido como parte de un fororrácido y para noviembre de 2024, tras una ardua investigación, se identificó la especie a la que perteneció.
El extremo del tibiotarso izquierdo sirvió para crear un modelo tridimensional del ave gigante. Dominó su entorno hace aproximadamente 12 millones de años, durante la época del Mioceno. Este espécimen en particular probablemente murió a causa de una herida infligida por un depredador aún más grande. Las marcas de dientes presentes en el fósil indican que quizá un caimán de 9 metros del género Purussaurus, nativo de Sudamérica y ya extinto, lastimara una de sus poderosas patas.