serán menos agresivos de lo que espera el mercado
El Banco Central Europeo (BCE) ya está preparado para volver a bajar los tipos de interés, después del primer movimiento que llevó a cabo en junio. Los miembros del Consejo de Gobierno del organismo han admitido que el recorte se va a producir la semana que viene, y no se esperan sorpresas en este sentido. La novedad en este encuentro es que el BCE va a actualizar su cuadro de previsiones macroeconómicas, y los analistas sólo esperan una revisión a la baja de las estimaciones de crecimiento del PIB para el año 2024. El avance económico previsto para 2025 y 2026 se quedará igual, y tampoco habrá cambios en el cuadro de previsiones de inflación. Si esto se cumple, abre un escenario en el que el BCE podrá bajar los tipos sin miedo a volver a disparar el IPC, pero los analistas esperan un ciclo tranquilo, con el BCE alternando una bajada de tipos en cada dos reuniones.
La bajada de tipos que a llevar a cabo el BCE en septiembre no es ninguna novedad. Hasta ocho miembros del Consejo de Gobierno de la entidad se han encargado en las últimas semanas de confirmar públicamente que el organismo va a recortar el precio del dinero en la reunión del próximo jueves, y es un movimiento totalmente descontado por los mercados desde hace meses. Con esta decisión ya asumida por analistas e inversores, es importante poner el punto de mira panorámico para intentar analizar cómo será el ciclo de recortes en el medio y largo plazo.
En los plazos más largos es donde surgen las diferencias entre los analistas y los inversores. El mercado ha puesto en precio un proceso de recortes relativamente agresivo, y esperan que el BCE lleve a cabo entre 6 y 7 bajadas de tipos de 25 puntos básicos en los próximos 12 meses. La estimación oscila en los últimos días entre 150 y 175 puntos básicos de bajadas en este periodo, pero los analistas están avisando de un escenario de bajadas más tranquilo por parte del banco central.
En la última encuesta a analistas que ha llevado a cabo Bloomberg, los expertos apuntan a un proceso de tipos mucho menos agresivo: prevén 125 puntos básicos de bajadas desde ahora hasta septiembre de 2025, y creen que el BCE llevará a cabo este proceso bajando tipos en una de cada dos reuniones. Si se cumple su escenario previsto, los recortes llegarían en las reuniones de septiembre, diciembre, marzo, junio y septiembre, momento en el que el precio del dinero alcanzará su tasa terminal en este ciclo, con el tipo de referencia (la facilidad de depósito), en el 2,5%. Así, el proceso de bajadas que empezó el pasado mes de junio terminará en septiembre de 2025.
Este escenario encaja con unas previsiones macroeconómicas del BCE que contemplarán, según los analistas encuestados, un deterioro de la economía, pero que no vendrá acompañado de una caída de la inflación desde las estimaciones actuales. Así, se espera que el crecimiento del PIB se deteriore, pero sin verse acompañado por una caída de la inflación. De este modo, el BCE actuaría con cautela, para intentar apoyar al crecimiento económico, pero sin pasarse de rosca con la bajada de tipos, para evitar que se produzca un nuevo repunte inflacionista. A todas luces esto sería nefasto para un BCE que perdió credibilidad en el repunte de los precios que se produjo en 2021 y 2022, después de meses negando que este se fuese a producir.
Dennis Shen, economista de Scope Ratings, señala cómo el deterioro macro en la zona euro «apoya los argumentos para una política monetaria más acomodaticia, pero la inflación sigue sin estar vencida», recuerda, lo cual hará que el BCE mantenga la prudencia en todo momento en los próximos trimestres y evite bajadas agresivas de tipos en este ciclo.
Es en este balance entre la inflación y el crecimiento en el que se centrará el proceso de bajadas de tipos de la Fed. De hecho, aunque la media de analistas encuestados no espera un recorte en las previsiones de IPC, ni para 2024, ni para los dos próximos años, todavía son muchos los que sí ven señales suficientes de debilidad en la inflación que podrían llevar al BCE a ser más agresivo en los próximos meses. David Meier, economista de Julius Baer, explica en su último informe cómo «las dinámicas de más debilidad en la inflación en Alemania y la eurozona en su conjunto parece que se mueven por una demanda débil, lo cual está haciendo que las subidas de precios sean cada vez más difíciles, y que tengan un impacto negativo en las dinámicas del mercado laboral», señala. Esto es lo que lleva al banco suizo a añadir un recorte más en el precio del dinero antes de 2025, y ya espera, como lo hacen los inversores, tres recortes de tipos en las tres próximas reuniones. Todo dependerá de que la inflación siga dando señales de debilidad.
En este sentido, lo más probable es que los halcones del Consejo de Gobierno del banco central adviertan en la reunión de que los peligros inflacionistas todavía persisten en la zona euro, en contra de las palomas, que se inclinarán más por apoyar a la economía con una política monetaria más laxa, aún a riesgo de volver a disparar la inflación, o de que esta no llegue pronto al objetivo del 2% que mantiene el BCE. En el debate, por primera vez, se incluirá al nuevo presidente del Banco de España, José Luis Escrivá, quien se estrenará en una reunión del BCE como miembro con derecho a voto.
Para los analistas encuestados, la mayor preocupación del BCE en los próximos meses, por el impacto negativo que pueda tener en la economía de la zona euro, es el desarrollo de las tensiones geopolíticas mundiales. Por detrás, el segundo mayor peligro son las elecciones estadounidenses, y en tercer lugar sitúan «disrupciones en las cadenas de suministro». Estos tres peligros recuerdan que el riesgo de un nuevo repunte de la inflación no es desdeñable, ya que los tres tienen potencial de volver a ser una fuente de pérdidas de valor del dinero en los próximos meses.