Spiderman y la realidad aumentada pueden ayudarnos a combatir la fobia a los insectos
Si tienes fobia a los insectos, ya sabes muy bien que no es fácil enfrentarlos. Desde montañas nevadas hasta desiertos abrasadores, los insectos se encuentran en casi todas partes: constituyen el 90% de todas las especies animales existentes. Se calcula que hay 1,400 millones por cada habitante de la Tierra, y para el 7% de los humanos son un problema. No se trata de simple asco o molestia, sino de una fobia específica que figura oficialmente como trastorno de ansiedad en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Puede provocar hiperventilación, sensación de garganta seca, taquicardia y, en casos de alta intensidad, puede detonar ataques de pánico.
Una fobia contextualizada
Se le llama miedo irracional porque la lógica no basta para aplacarlo, pero no carece totalmente de razón. De hecho, desde un punto de vista evolutivo, procede de una señal de alerta que el organismo envía a través del sistema inmunitario del comportamiento, para mantenernos preventivamente alejados de cualquier posible «amenaza patógena». Algunos insectos lo son realmente, muchos otros no: se trata de una estrategia de reducción de riesgos muy conservadora. Y cuando llega a desencadenar la fobia, diría que “demasiado” conservadora. Si el asco común a los insectos se convierte en pánico, de una reacción instintiva pasa a convertirse en un problema altamente limitante.
Este cruce del umbral entre la normalidad y la patología puede verse influido significativamente por los contextos sociales, ambientales y educativos en los que uno crece. En diferentes culturas, los insectos adquieren significados simbólicos contrastados. Tan solo cambiando ligeramente de latitud, de amuletos de la buena suerte se convierten en temidos portadores de suciedad y enfermedad. Mucho depende también del entorno natural en el que crecemos: en las regiones tropicales con gran biodiversidad las personas se acostumbran a la presencia de una gran diversidad de insectos, mucho más que en las zonas urbanizadas. Y no hay que dejar de lado el papel que el contexto social desempeña en el desarrollo de la entomofobia.
Cuando la educación medioambiental se contempla en la educación básica, los insectos «corren el riesgo» de incluso provocar asombro y admiración. Del mismo modo, actividades como la jardinería, el senderismo o simplemente jugar en el parque pueden reducir el asco hacia estos seres vivos. Hay países donde se comen por tradición y otros donde se están imponiendo en los menús como la última tendencia gastronómica. Como podrás intuir, esto último también influye en nuestra percepción: de ser vistos como un peligro pasan a ser considerados una fuente de energía y, según el gusto, un placer para el paladar.
Cine, realidad aumentada y mindfulness
Si tuvieran derechos, los insectos ya hubiesen presentado una fuerte demanda por difamación, empezando por las muchas películas y libros que los ponen en evidencia. Desde La metamorfosis de Kafka hasta las numerosas películas de terror protagonizadas por arañas, avispas gigantes y hormigas asesinas, es difícil salvar su imagen. Sin embargo, es precisamente desde el mundo del cine desde donde podría llegar un remedio contra la entomofobia: solo 7 segundos de visionado de Spiderman y Antman reducirían los síntomas en un 20%. Así lo afirman investigadores de dos universidades israelíes (la Universidad de Ariel y la Universidad de Bar-Ilan) que han probado esta posible terapia en 424 sujetos, publicando los resultados en la revista Frontiers in Psychiatry.
Ahora, no pretenden resolver por completo el problema con una noche en el cine. Lo que pretenden es marcar una nueva dirección en la investigación sobre la terapia de exposición positiva. Una que pretende reducir los síntomas familiarizando al miedoso con la causa de su miedo, pero en un contexto seguro y divertido.
Siguiendo la estela de este estudio, también ha surgido recientemente la opción de la realidad aumentada como tratamiento para la entomofobia. El uso de esta tecnología para aliviar las fobias a los insectos consistiría en hacer que los afectados revivan ciertas experiencias traumáticas de forma inmersiva pero no física, para luego procesarlas con especialistas humanos. Y en empezar a acostumbrarse a su presencia, pero virtualmente.