Todo el mundo quiere crear contenido
MATANZAS, Cuba. – Aunque Ira Rigñack Ibalmea usa las redes sociales desde 2015, no fue hasta la llegada de su papel como Ester en la segunda temporada de la serie independiente cubana 10lxs (Diez latidos por segundo) que comenzó a verlas más que como un pasatiempo.
La creadora de contenido e influencer de 27 años no optó por ninguna carrera universitaria, pues en su año, cuando todavía vivía en la provincia de Matanzas, no obtuvo Psicología ni Lengua Alemana, y estaba decidida a rechazar otra cualquier otra que no le apasionara.
Ira estudió durante un año en la Escuela de Hotelería y Turismo (FORMATUR) para trabajar posteriormente como recepcionista hotelera en Varadero, y se mantuvo en ese puesto hasta que audicionó para un papel en la producción de Playxon, dirigida por Edy Suárez.
Hace dos años reside en La Habana, donde grabó 10lxs y comenzó a hacerse popular entre los espectadores, sobre todo, dentro del público joven. Su cuenta en Instagram iba creciendo, y las oportunidades de afianzarse en el mundo digital también. Con más de 140.000 seguidores en dicha red social ha logrado una comunidad fiel, que responde de forma positiva a su contenido.
―¿Cuánto influye el número de seguidores para ser considerado influencer?
―El tema del número de seguidores siendo influencer es muy relativo, porque una persona con 20.000 o 30.000 seguidores puede influenciar a veces más, tener más alcance, dependiendo el nicho, que una de 100.000 seguidores. Todo va en lo fuerte y fiel que sea tu comunidad a ti, lo capaz que seas tú de crear una comunidad.
De todos modos, considerarme influencer es complicado. Siempre se ha usado como burla entre el público: “Ay, esta se cree influencer”. A esa palabra le he hecho un poco de rechazo. Me limito a decir que soy creadora de contenido. A veces ni lo veo de esa forma, porque crecí en Instagram por una serie en la que actué y que gustó mucho, llamó la atención, y la gente me sigue por ver mi vida, lo que hago, la línea de contenido que llevo.
No vamos a mentir, en cierta línea puedo influenciar, porque por algo los negocios y demás contactan a una para promociones, porque al final das una visibilidad y tus seguidores creen en ti para optar por esos servicios. Es un poco de todo.

―Entonces, ¿de qué factores depende una persona para llamarse influencer?
―Todo va de lo capaz que seas de crear una comunidad que confíe en ti, no que te siga porque haces dos chistes. Si haces videos que son virales, perfecto, todo el mundo te sigue por eso, pero ¿qué tan capaz eres de crear una fidelidad en esos seguidores para que te sigan en plan de que lo que recomiendes lo hagan, de que te pidan opinión y demás?
―¿Qué responsabilidad trae que las personas te vean como influencer?
―Responsabilidad sí tenemos, por lo menos yo me cuido muchísimo de cualquier cosa que vaya a decir en las redes respecto a un negocio, una queja u opinión que pueda dar del tema que sea, porque hay muchas personas que te ven como un referente. En dependencia de lo que digas, bueno o malo, puede crearse una opinión positiva o negativa de un lugar, una persona, situación; pueden influenciar a que los demás crean de una forma.
―¿Cuáles resultan los principales obstáculos para la creación de contenido en Cuba?
― El internet. Como sabemos la conexión del país no es la mejor. Para un youtuber es una pesadilla subir su video; tiene que hacerlo desde el día anterior, muchas veces por la madrugada cuándo está mejor la conexión. Por ejemplo, voy a Matanzas, mis padres viven en Boca de Camarioca, soy de allá, y cuando estoy ahí subir una historia o reel es una pesadilla. En Varadero la conexión es rápida, pero vas a un pueblo y es malísima.
Otro obstáculo son las monetizaciones, tanto en YouTube como en Instagram. Para poder monetizar tengo que tener puesto los datos de otra persona que viva en el extranjero. También están las bonificaciones, que las suspendieron un tiempo y ahora están empezando en Instagram. Hay que poner información fiscal de un amigo, familiar, cobrar con una cuenta bancaria en otro país; nuestros bancos no existen en el mundo.
―La celebración del Santa María Music Fest, en agosto de 2023, causó revuelo entre los cubanos. Muchos influencers promocionaron el festival. ¿Qué piensas sobre la situación que se generó?
―A la primera parte del festival no asistí; me invitaron, pero tenía vacaciones planificadas con mi familia. Fui a la segunda. Se atacó muchísimo a los influencers. Personas que criticaron son las primeras que, cuando las invitan a un evento con todo pago [sic], a vacacionar, van.
Respecto al evento puedo decir que hubo muy mala organización, muchísimas personas durmieron en lobbies; otras se quedaron sin hotel.
También está la parte política que se formó. Puede decirse que desconozco la mayoría, porque estaba en Cayo Largo disfrutando con mi familia y estuve bastante ajena a todo. Vi uno que otro en vivo, pero desconecté, porque eran mis vacaciones de todo. En el segundo evento la pasamos bien, recibí un poco de hate [odio]. Me criticaban en algunos comentarios, pero no tenemos que cargar las culpas; nos atacaron muchísimo sin necesidad.
Los influencers no sabían lo que iba a pasar, fueron por primera vez, los invitaron para hacer promoción y fueron para allá. Un poco hipócrita que atacaran a personas que, como los mismos clientes, iban a la expectativa. Les hicieron hate por publicar y lo que no entienden es que están haciendo el trabajo por el que se les llevó. Entonces, una está de manos atadas.
―¿Cómo determinas qué contenido publicar?
―Una sabe, según su comunidad, seguidores, su nicho, qué va a ser factible y qué no. Si hago solo reels en tendencia o maquillaje y de pronto subo uno de gimnasio, no va a tener alcance; tengo que subir muchos hasta llegar a un punto, porque no es el contenido por el que me siguen; lo hacen, por ejemplo, por chistes que pongo de que las personas que elijo son menores que yo en edad.
Esos videos se me vuelven virales, porque mis seguidores se identifican con ellos. Es trabajar sobre la misma línea, si vas a hacer un cambio tienes que relacionarlo con lo que haces, o saber que no va a surtir efecto y tendrás que hacer varios. Me pasó con el maquillaje.
―Con la proliferación de las redes sociales, el alcance que generan las cuentas y los trabajos que surgen a partir de la digitalización, ¿consideras que se ha vuelto tendencia la búsqueda de seguidores y la creación de contenido?
―Sí, se ha vuelto tendencia; lo era ya en el mundo entero, pero a nosotros el internet nos llegó más tarde. Ahora mismo no tengo trabajo en un lugar estatal o particular, me mantengo por mis redes sociales completamente. Obvio que es agradable no verte atado a nada. Así planificas tu vida como quieras, sin horarios ni restricciones. A todos le gusta ese poquito de fama que te da, la visibilidad, el estatus social, entonces sí, todo el mundo quiere crear contenido por decirlo así.

―¿Es una tendencia positiva o negativa?
―Realmente no es que lo vea positivo o negativo; si te apasiona y lo quieres hacer porque te gusta, lánzate a las redes sociales, y aunque haya un millón de personas haciendo lo mismo, vas a encontrar la forma de ser auténtico y marcar la diferencia. Considero que eso es lo más importante.
Sin embargo, hay que tener cuidado, porque no todo el que crea contenido o influencia está haciendo lo correcto o mostrando elementos educativos, de valor; ni siquiera es que tengan que ser así, sino que no divulguen vulgaridad, malas costumbres. Hay una delicada línea entre lo positivo y negativo.
―¿Qué beneficios reporta, por encima de otros empleos, trabajar en las redes sociales?
―Beneficios económicos quizás, porque puedes tener muchos trabajos al mismo tiempo, muchas promociones, negocios con los que colaboras; son ingresos. Antes de trabajar solamente en redes tenía un empleo fijo y esto era como un plus. Cuando llegué a La Habana empecé de cero y trabajé de dependiente en un restaurante.
Llegó el punto en que no necesité de eso y podía depender solamente de las redes sociales, lo cual es muy bueno. El beneficio mayor no es ni siquiera el económico; lo mejor es el tiempo, te planificas y lo usas como quieras, pero hay que estar superenfocado. A veces con las redes te recuestas un poco y deja de entrar el dinero; es cuestión de estar enfocado.
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