Topo marsupial: El ADN revela la evolución del mamífero más enigmático y críptico de Australia
El topo marsupial, una criatura tan enigmática como fascinante, se desliza bajo las arenas de los remotos desiertos australianos como si nadara en un océano de polvo. Este mamífero, casi ciego y perfectamente adaptado a la vida subterránea, parece haber sufrido una drástica disminución en su población hace aproximadamente 70.000 años, probablemente debido a cambios climáticos que alteraron su hábitat.
Un reciente análisis, publicado este 1 de enero en la revista Science Advances, ofrece nuevas pistas sobre la historia evolutiva y las adaptaciones únicas de esta especie. Al estudiar su ADN, los investigadores han descubierto que el topo marsupial está más estrechamente relacionado con bandicoots y bilbies, a pesar de su sorprendente similitud física con los topos placentarios, resultado de una notable convergencia evolutiva – un fenómeno en el que organismos de diferentes linajes evolutivos desarrollan características similares debido a que enfrentan condiciones ambientales o desafíos funcionales parecidos, aunque no comparten un ancestro común reciente que posea esos rasgos.
El estudio también identificó adaptaciones genéticas que explican su capacidad para sobrevivir en condiciones extremas, como la pérdida progresiva de la función ocular —una adaptación a su vida bajo tierra— y ajustes para tolerar entornos con bajo oxígeno. Estos hallazgos no solo arrojan luz sobre la evolución de este escurridizo mamífero, sino que también resaltan los impactos históricos del clima y las presiones ambientales en su supervivencia.
“Nuestros hallazgos revelan una marcada disminución en el tamaño efectivo de la población de topos marsupiales, probablemente anterior a la llegada de los humanos a las regiones cercanas a su distribución, y posiblemente vinculada a períodos de cambio climático. El análisis de la pérdida de función ocular muestra un orden estructurado en la pérdida de función genética, comenzando por el cristalino, seguido de las células cono y, finalmente, las células bastón. Por último, identificamos cambios genéticos que sugieren una adaptación a entornos pobres en oxígeno y la evolución de testículos parcialmente descendidos”, dice el estudio de Science Advances.
Los topos marsupiales son quizás los mamíferos más extraños de Australia. Conocidos como «itjaritjari» por el pueblo indígena Aṉangu, estos topos marsupiales viven en los desiertos profundos de Australia y se abren camino no cavando túneles permanentes sino «nadando» a través de arenas sueltas utilizando extremidades delanteras especializadas. Este estilo de vida es tan vital para su existencia que han tenido que adaptarse de manera notable.
Son casi ciegos, con sólo ojos vestigiales debajo de la piel de su cara y carecen de escroto, manteniendo sus testículos en el abdomen. Al igual que los canguros, los topos marsupiales tienen una bolsa, aunque está al revés, presumiblemente para que la arena no se acumule en ella mientras el topo nada hacia adelante a través de la arena.
Incluso respirar es un desafío bajo tierra, por lo que los topos marsupiales también han tenido que evolucionar para sobrevivir en condiciones de poco oxígeno. Increíblemente, muchas de estas adaptaciones son compartidas con los topos «verdaderos» encontrados en África, Eurasia y América del Norte, lo que representa un ejemplo sorprendente de evolución convergente.
Al extraer ADN de una muestra de tejido, el equipo de investigadores, mapeó casi todas las «letras» químicas que registran su pasado evolutivo y establecen instrucciones para producir sus rasgos más distintivos. Los científicos utilizaron luego este genoma para comparar los genes del topo marsupial con los de sus parientes lejanos que viven sobre la superficie.
«Al examinar los genes oculares compartidos por todos los mamíferos, demostramos que la degeneración de los ojos del topo marsupial se producía en etapas: primero desaparecían los genes importantes para el cristalino, seguidos por los «bastones y conos», las células sensibles a la luz que se encuentran en la retina. También demostramos que los topos marsupiales tienen un gen extra para la hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno por todo el cuerpo en los glóbulos rojos y que un gen clave en la descendencia testicular, RXFP2, está «roto» en esta especie, lo que nos da una explicación para sus testículos internos», explican los investigaodres de la Universidad de Melbourne.