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La tensión se acumula en los trabajos de limpieza de Paiporta.
El agua y el lodo no han abandonado a los vecinos de Paiporta (Valencia), la localidad que ha sufrido los peores estragos de la dana. Los vecinos afrontan la casi imposible tarea de despejar las calles del barro acumuladas por el desbordamiento del barranco de Poyo. Varios factores dificultan las tareas de limpieza: el lodo acumulado dentro de los inmuebles afectados ha comenzado a endurecerse, lo que implica que más allá de las palas y las escobas, se necesita verter agua. Además, los malos olores son una constante en la zona. “A la vecina se le murió el perro, ahogado, y muchas de las neveras tenían carne que ahora debe de estar descomponiéndose. Necesitamos limpiar la zona con urgencia”, advierte entre lágrimas María José Llopis, de 52 años, quien se enfrasca en una discusión con un voluntario. “Nos estáis tirando todo el lodo que ya habíamos limpiado”, le regaña.
La llegada de más voluntarios agiliza las labores de limpieza, pero también se revierte lo que muchos vecinos han logrado. “Cuando ya hemos conseguido despejar la cera, nos vuelven a tirar el lodo los de la otra calle”, agrega Llopis.
Hay viviendas en la que son necesarias hasta 15 personas para terminar de despejar el fango. “El miércoles, el nivel del agua llegó a los tres metros en esta calle”, explica Javier Soria, un voluntario veinteañero que señala una marca de lodo en la pared. Ayer aún nos llegaba a las rodillas en esta casa y hoy por fin puede ver el suelo”. En algunas calles el lodo aún llega a los tobillos. En una de ellas, una vecina tiene la misión de anunciar que hay varias alcantarillas abiertas, por lo que pide a los que caminan que pasen pegados a la cera para evitar caídas. El sistema para desaguar ha colapsado en algunas manzanas.
En paralelo, las fuerzas del orden hacen lo posible para limpiar las calles más afectadas, por la calle transitan excavadoras con escombros. “Llevamos 5 días achicando y aún tenemos 10 centímetros de barro en casa”, comenta un joven que agradece, en cambio, la labor de los voluntarios. Las lluvias de la última noche no parecen haber ayudado a mejorar la difícil situación que aún viven los vecinos de este municipio.