jueves, noviembre 21, 2024
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Un abono único para todo el transporte público de España con el que combatir el cambio climático | Clima y Medio Ambiente



El cambio climático es, sin duda, uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos como sociedad y el transporte público uno de los antídotos más poderosos para luchar contra él. Por eso, en la Semana de la Movilidad que empieza este lunes, desde Greenpeace queremos poner el foco en esto.

Alrededor del 30,7% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en España provienen del sector del transporte y la movilidad. Este porcentaje no deja de crecer. El uso intensivo del coche privado, alimentado por combustibles fósiles, es una de las principales causas de estas emisiones. De hecho, un 28,4% del total de GEI provienen del transporte por carretera. Además, el transporte consume un 39% de la energía final del país y la mayor parte de esta energía procede del petróleo que importamos en su totalidad. Esta es la magnitud del problema al que nos enfrentamos y es necesario abordar. Por eso, si queremos alcanzar los objetivos de neutralidad climática cuanto antes, la descarbonización del transporte es clave.

Hace unos días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decía “más transporte público y menos Lamborghinis”. Estamos de acuerdo, pero cómo lo hacemos. El transporte público, cuando es asequible y está bien organizado, tiene un impacto directo en la vida de las personas y en el planeta. Un buen sistema de transporte reduce las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, disminuye la congestión del tráfico, mejora la calidad del aire y, por tanto, la salud de las personas. Pero también ahorra tiempo y dinero a quienes lo usan y al sistema, y mejora las oportunidades laborales y de estudios. Una movilidad asequible, accesible, segura, conectada y respetuosa con el clima debe ser un derecho.

Los actuales descuentos han sido una buena experiencia piloto que ha funcionado. El número de personas que utilizan el transporte público no para de crecer. Ahora, es necesario tomar medidas para que el transporte público sea asequible, más intuitivo y fácil de usar de forma permanente.

Por eso desde Greenpeace reclamamos la puesta en marcha de un abono único de transporte, que hemos llamado T-Lleva. Este abono único permitiría a los usuarios y usuarias acceder a todos los modos de transporte público (autobuses, trenes, tranvías, metros, bicis, etcétera) en todo el Estado, con una tarifa plana (que podría oscilar de 30 a 49 euros al mes), facilitando la interoperabilidad entre los diferentes sistemas y eliminando las barreras tarifarias y administrativas entre regiones y comunidades. Esto no solo fomentaría una mayor adopción del transporte público, sino que facilitaría los desplazamientos en un país donde el coche sigue siendo protagonista fuera de las grandes ciudades.

Una encuesta que hemos realizado hace unos días lo deja claro: un 75% de las personas encuestadas considera que sería “muy útil” para facilitar sus desplazamientos y aumentar el uso del transporte público. Con un abono único de transporte a precio asequible, los usuarios y usuarias pueden conocer el precio de antemano y permanente. Es necesario que haya un precio garantizado para generar seguridad a las personas, así como capacidad de planificación en la economía familiar, de la que el gasto en transporte puede suponer hasta un 12% del presupuesto familiar, el tercer gasto en importancia.

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Ingresos sostenibles

Además, con el abono único asequible se generaría ingresos sostenibles para el mantenimiento y mejora del sistema. El transporte público requiere inversiones constantes para aumentar la oferta, mejorar la calidad del servicio, aumentar las frecuencias, digitalizar las plataformas y garantizar la interoperabilidad. Al tener un sistema de abonos, la ciudadanía paga una tarifa plana asequible que permite a las administraciones públicas mejorar la oferta y la calidad del servicio.

El objetivo debe ser que los diferentes modos de transporte estén coordinados y se avance hacia una red interoperable, que fomente la intermodalidad [usar varios medios de transporte en el mismo trayecto] y nos permita movernos fácilmente por todo el país, usando distintos medios sin complicaciones. Y no, no es imposible, es ya una realidad en países como Austria y Alemania, donde la eliminación de barreras administrativas, la facilidad para planificar los trayectos y la accesibilidad para todos los grupos sociales han sido elementos claves en su éxito.

Por otro lado, hay que eliminar las subvenciones a los modos más contaminantes. Por ejemplo, España dejó de ingresar más de 4.000 millones de euros en 2022 a causa de las exenciones fiscales de las que disfruta el sector de la aviación. Como siempre, se necesita una combinación de medidas de empuje y de atracción para que el abono tenga un mayor impacto en la protección del clima. Ambas van de la mano.

En esta Semana Europea de la Movilidad, nuestra propuesta es clara: necesitamos un abono único de transporte público para todas las personas. La mejora sustancial de la calidad y oferta del transporte público, aumentar las frecuencias, mejorar la puntualidad, el tiempo de viaje y la fiabilidad son fundamentales para que la ciudadanía perciba el transporte público como una alternativa viable al coche privado y consigamos que se utilicen modos menos contaminantes. La gente lo está pidiendo, los datos lo respaldan, y otros países ya lo están haciendo. Ahora es el momento de convertir las palabras en hechos y garantizar una movilidad sostenible para todas las personas, porque un buen transporte público nos da la vida.



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