un oasis exclusivo lejos de la crisis
MIAMI, Estados Unidos. – En plena crisis económica y con severas dificultades en sectores esenciales como el abastecimiento de alimentos y la infraestructura sanitaria, el Grupo de Turismo Gaviota S.A. ha inaugurado el Hotel Playa Luxury Cayo Guillermo, un complejo de alto estándar destinado al turismo de lujo en la Isla.
El resort, que se encuentra en el destino Jardines del Rey, cuenta con 256 habitaciones, incluidas suites con vistas a Playa Pilar, y villas acuáticas exclusivas sobre la bahía de Punta El Morro. Se presenta como el primer complejo de playa en Cuba sin régimen de todo incluido, con una oferta gastronómica de cuatro restaurantes y bares que fusionan sabores internacionales con productos locales.
En su cuenta en la red social X, Gaviota S.A. describió el hotel como una instalación de “confort, excelencia y servicio personalizado”. Por su parte, la delegada del Ministerio de Turismo en Ciego de Ávila, Iyolexis Correa Lorenzo, enfatizó en Facebook la “calidad y el confort” como distintivos del nuevo establecimiento.
Sin embargo, la apertura de este lujoso hotel contrasta con la realidad económica de la mayoría de los cubanos, que enfrentan una inflación galopante y una creciente escasez de productos básicos. A pesar de la crisis, el sector turístico sigue siendo una prioridad para el régimen cubano, con inversiones millonarias en hoteles que se promocionan para atraer turistas extranjeros, mientras la población enfrenta carencias diarias.
El complejo, que solo admite huéspedes mayores de 13 años, también ofrece actividades como deportes acuáticos, clases de yoga en la playa, degustaciones de tabaco y ron, y excursiones en jeep por áreas naturales protegidas. Su ubicación cercana a la segunda mayor barrera coralina de América lo convierte en un destino atractivo para el buceo y otras actividades recreativas.
Aunque el régimen de la Isla insiste en la construcción de hoteles, el sector turístico nacional cerró 2024 con 2,2 millones de viajeros internacionales, lo que representa un descenso del 9,6% en comparación con el año anterior y la peor cifra en 17 años (sin contar el periodo de la pandemia de COVID-19), según datos divulgados por la Oficina Nacional de Información y Estadística (ONEI).
Este resultado se quedó muy por debajo de los objetivos iniciales del Gobierno, que proyectó 3,2 millones de viajeros extranjeros y luego revisó esa meta a 2,7 millones.
La ONEI reconoció que la debilidad del turismo en Cuba, por años uno de los motores fundamentales de la economía nacional, está relacionada con la grave crisis económica y energética que sufre el país y con las sanciones estadounidenses. Entre esas restricciones se cuenta la negativa de Washington a otorgar visados rápidos (ESTA) a quienes hayan visitado la Isla en la última década.
Aun así, el turismo sigue siendo estratégico para los planes de estabilización del Gobierno cubano, pues su aporte al PIB y la captación de divisas se ubican tradicionalmente solo por detrás de los servicios profesionales y las remesas.