viernes, noviembre 22, 2024
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Un regreso frustrado al pasar por Caracas: dos colombianos que combatieron en Ucrania aparecen arrestados en Rusia



La última vez que se tuvo información de los militares colombianos José Arón Medina Aranda y Alexander Ante fue cuando aterrizaron en Caracas procedentes de Madrid, el pasado 18 de julio. Hacían una escala antes de regresar a Colombia, después de combatir en las filas del ejército de Ucrania, contra Rusia. Este viernes, casi mes y medio después de su desaparición, han llegado noticias suyas: están detenidos en Moscú, acusados por las autoridades rusas de ser mercenarios. Las autoridades venezolanas, a las que se les solicitó información sobre los detenidos poco después de su desaparición, no han dado ninguna explicación. Los gobiernos de Rusia y Venezuela son estrechos aliados, y el presidente Vladimir Putin es uno de los pocos mandatarios que ha reconocido la reelección de Nicolás Maduro tras las elecciones del 28 de julio, cuya legitimidad ha sido cuestionada por buena parte de la comunidad internacional.

Según The New York Times, los dos militares, originarios del departamento del Cauca, combatieron en las filas ucranias entre 8 y 10 meses. Su viaje de regreso empezó el 18 de julio en Varsovia (Polonia). El destino de ese primer trayecto fue Madrid, desde donde Medina envió un video a su esposa en el que se lo ve con uniforme militar, alistándose para subir al vuelo del segundo trayecto, que lo llevaría a Caracas. Horas más tarde, compartió su geolocalización desde el aeropuerto de la capital venezolana. Luego su familia perdió todo contacto con él. El vuelo a Bogotá estaba programado para el 19 de julio por la tarde. El pasado jueves, un tribunal moscovita ordenó la detención de ambos.

El militar José Arón Medina Aranda, en el aeropuerto de Barajas, aborda un vuelo hacia Caracas.Foto: Cortesía

Tras la desaparición, los familiares de los militares acudieron a la Cancillería colombiana para buscar ayuda. El 25 de julio, la embajada colombiana en Caracas envió una carta al Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela en la que preguntaba si Medina y Ante habían sido detenidos por alguna autoridad de ese país. Según la legación, los familiares de los soldados le habían informado que ellos habían aterrizado en el aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía el 18 de julio en un avión de la aerolínea Plus Ultra, procedente de Madrid. “En caso de que los señores Medina Miranda [sic] y Ante se encuentren en custodia de alguna autoridad venezolana, la Embajada solicita los amables oficios del Honorable Ministerio a los efectos de que pueda ser autorizada su correspondiente visita consular”, añadía el documento. El oficio obtuvo una respuesta el 5 de agosto, sin mayor información: “Sobre el particular, sirva la presente para informar a esa Misión Diplomática, que su solicitud ha sido remitida a la autoridad nacional competente, cuyas resultas serán informadas”.

Por su parte, el 15 de agosto, la Cancillería colombiana respondió a una petición del representante a la Cámara José Jaime Uscátegui, en la que confirmaba que estaba a la espera de una respuesta de las autoridades venezolanas. No hubo novedades en los siguientes 15 días. Hasta este viernes, cuando han trascendido los videos en los que se ve a los detenidos en Moscú. Según The New York Times, la familia de los soldados colombianos ha comprobado que las personas que aparecen en las grabaciones sí son ellos.

Uscátegui, un político uribista e hijo de un general en retiro, publicó en sus redes sociales el video en que se ve a Medina y Ante bajo custodia de militares rusos. Hablan a la cámara, dicen sus nombres e informan del batallón ucranio en el que combatieron. La grabación también muestra documentos de los militares, como su cédula de ciudadanía, libreta militar, licencia de conducción y tarjeta bancaria. En la publicación, el congresista, opositor al Gobierno de Gustavo Petro, reclama a la Cancillería colombiana por, según él, no hacer algo “por los derechos de estos dos connacionales”.

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Las filas ucranias están mermadas por la crudeza de la guerra, y reciben sin reparos a combatientes de otros países. Entre ellos a militares colombianos, curtidos en uno de los conflictos armados más prolongados del mundo. Se trata de una oleada de colombianos que, con el paso del tiempo y especialmente desde 2023, se ha facilitado por reglas más flexibles para recibirlos. Muchos son veteranos, pensionados o retirados del ejército que trabajaban de una u otra forma en el campo de seguridad, según explicaba en una entrevista reciente con este periódico la periodista colombiana Catalina Gómez Ángel, que ha estado desplegada por largas temporadas en Ucrania.

Después de una invitación explícita del presidente ucranio Volodimir Zelenski, el pasado febrero, la información circula por grupos de WhatsApp de exmilitares. Los mensajes incluyen algunos de agencias que llevan a militares a otras guerras como Irak, Yemen o Afganistán, pero también videos casi a modo de tutoriales. “En este momento sí hay una gran cantidad llegando. Pero vamos a ver qué pasa, pues también muchos están renunciando, se están dando cuenta que los frentes de batalla están más duros que antes”, apuntaba Gómez Ángel en julio pasado.

El Gobierno colombiano, ambiguo frente a la invasión rusa

El Gobierno de Colombia ha sido ambiguo frente a la invasión rusa en Ucrania. El presidente Petro suele evitar las críticas a Putin y referirse en genérico a un “acuerdo de paz” entre dos países, sin considerar que uno es el agresor y el otro el agredido. Sin embargo, hay una notable excepción: hace un año, el mandatario acusó a Moscú de violar los protocolos de la guerra al agredir a civiles colombianos indefensos. Lo hizo luego del ataque a un restaurante en la ciudad ucrania de Kramatorsk donde se encontraban el excomisionado de Paz Sergio Jaramillo, el escritor Héctor Abad Faciolince y la mencionada Gómez Ángel, junto a la escritora ucrania Victoria Amelina, que murió por el impacto de un misil ruso. Los demás salieron ilesos o con heridas leves.

En junio pasado, el presidente colombiano incluso canceló sobre la hora su participación en la Cumbre para la Paz en Ucrania, que se celebraba en Suiza. De visita en Europa, Petro planeaba encontrarse allí con el presidente Zelenski, pero anunció por sorpresa que prefería regresar a Bogotá pues, dijo, la conferencia estaba alineada con la guerra y sus conclusiones estaban predeterminadas. “La mayor parte de América Latina y el Gobierno de Colombia no estamos de acuerdo con extender la guerra. No nos inscribimos en bloques políticos”, insistió entonces en su cuenta de X, su canal de comunicación favorito.

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