Una nueva píldora contra la obesidad podría quemar grasa sin suprimir el apetito
Una píldora experimental contra la obesidad, que funciona de forma distinta al popular Ozempic, podría ayudar a perder peso, según los resultados de un pequeño ensayo preliminar en humanos. Ozempic y otros fármacos GLP-1 actúan en el cerebro para promover la saciedad y en el intestino para ralentizar el movimiento de los alimentos a través del estómago, ayudando a las personas a sentirse llenas durante más tiempo. Como resultado, quienes toman estos fármacos pierden peso porque comen menos.
El fármaco podría quemar sin reducir el apetito
En un ensayo de fase 1, descrito hoy en la revista Nature Metabolism, el fármaco produjo una pérdida de peso estadísticamente significativa en los participantes al cabo de dos semanas. Denominado SANA, este medicamento se deriva del salicilato, un compuesto utilizado para fabricar aspirina. Desarrollado por Eolo Pharma, con sede en Montevideo, Uruguay, activa una vía conocida como termogénesis dependiente de la creatina.
La creatina es quizá más conocida como suplemento nutricional que se toma después del ejercicio para aumentar la masa muscular, pero también se encuentra de forma natural en el cuerpo humano y es fundamental para la producción de energía.
«Se sabe desde hace mucho tiempo que la creatina tiene efectos beneficiosos sobre el metabolismo», afirma Carlos Escande, cofundador y director científico de Eolo. En los años 70, investigadores descubrieron que las ratas expuestas al frío consumían grandes cantidades de creatina. Sin embargo, no fue hasta hace una década cuando un equipo de Harvard reveló que la creatina se utiliza en el tejido adiposo durante la exposición al frío para generar calor.
Este proceso, que consiste en quemar energía y generar calor para mantener una temperatura interna estable, se conoce como termogénesis. La modalidad dependiente de la creatina se refiere a cómo la descomposición de este compuesto, sobre todo en las células adiposas, contribuye a esa producción de calor y energía. «Lo que hemos descubierto es que nuestro compuesto estimula esta vía de producción de calor dependiente de la creatina», explica Escande.
En la primera parte del ensayo, los científicos de Eolo asignaron aleatoriamente a 17 personas con peso saludable a recibir un placebo o una única dosis de SANA (baja, media o alta). En todos los casos, el fármaco fue seguro y bien tolerado, sin efectos secundarios graves. En la segunda fase, probaron el medicamento en 24 personas con obesidad durante 15 días. Los voluntarios fueron distribuidos aleatoriamente en tres grupos para recibir un placebo o una dosis baja, media o alta de SANA, dos veces al día. En cada grupo, seis personas recibieron el fármaco y dos tomaron placebo. Durante el estudio, los participantes permanecieron en un centro clínico, donde recibieron comidas ricas en carbohidratos.
Al final de las dos semanas, los participantes que tomaron la dosis más alta de SANA mostraron una pérdida de peso cercana al 3%, comparable a la observada en personas que tomaron Ozempic o Wegovy durante el mismo periodo. También se les pidió que completaran un cuestionario sobre apetito y saciedad, y ninguno reportó una disminución del apetito o un aumento en la sensación de saciedad.
SANA es diferente a otros medicamentos GLP-1
Aunque los GLP-1 inyectables son altamente eficaces para estimular la pérdida de peso, también presentan inconvenientes: pueden provocar efectos secundarios gastrointestinales y pérdida de masa muscular. Además, son costosos; en EE UU, su precio ronda los 1,000 dólares mensuales, sin contar el seguro médico. Por ello, las empresas farmacéuticas están interesadas en desarrollar píldoras contra la obesidad, ya que su fabricación es relativamente más económica y muchos pacientes prefieren un formato oral.
«Todavía existe una necesidad clínica no cubierta, y ahí es donde Eolo quiere ayudar», afirma María Pía Garat, directora general de la empresa.