miércoles, noviembre 19, 2025
Ciencia y Salud

Una onda gravitacional podría guiarnos hasta los elusivos agujeros negros primordiales


Algunos astrofísicos han levantado la ceja con extrañeza. Es posible que haya aparecido una pista con el potencial de confirmar la existencia de los agujeros negros primordiales. La clave está en una candidata de onda gravitacional que los interferómetros láser LIGO y Virgo captaron. Al parecer dos objetos compactos se fusionaron y uno de ellos mostró una naturaleza “subsolar”. En otras palabras, resultó tan poco masivo que no encaja como agujero negro convencional ni como estrella de neutrones.

¿Agujeros negros primordiales?

De acuerdo con la hipótesis más aceptada, los agujeros negros primordiales nacieron en los primeros instantes después del Big Bang, a partir de la distribución inicial de materia del universo. Es decir, surgieron antes que las mismas estrellas, y su existencia implica que sembraron los agujeros negros supermasivos que hoy reposan en el centro de las galaxias.

La ciencia no ha podido confirmar la presencia de estas estructuras compactas, en parte porque, por definición, son “oscuras” y deberían ser escasas en la actualidad. Sin embargo, las señales que emitieron en sus primeros años podrían detectarse con telescopios adecuados. Un choque con otro objeto hace 13,000 millones de años pudo generar ondas gravitacionales que un interferómetro láser distingue hoy.


Ilustración de un agujero negro sobre un cúmulo globular.

Astrónomos estiman que en la próxima década podríamos observar la explosión de un agujero negro primordial. Sería la primera prueba directa de la radiación de Hawking y quizá revele nueva física, incluso pistas sobre la materia oscura.


Observar algo que no tiene precedentes

El problema es el siguiente: si nadie ha confirmado un agujero negro de esa naturaleza, ¿cómo saben los astrónomos que observan uno? A este dilema han llegado algunos científicos con una de las alerta de evento que lanzaron los observatorios LIGO y Virgo.

Durante las campañas de observación, los interferómetros emiten alertas cuando detectan señales atribuibles a choques de agujeros negros. La campaña de mayo de 2023 a noviembre de 2025 produjo descubrimientos astrofísicos importantes, como la colisión más masiva registrada en la historia. En total, el cuarto esfuerzo registró 250 señales candidatas en tiempo real y 128 eventos significativos.

Una de esas señales es rara. Presumiblemente la produjo un objeto con una masa menor a la del Sol. Un agujero negro convencional debe tener al menos tres masas solares. No existen estructuras conocidas tan “ligeras” que al colisionar generen la firma de un objeto compacto, con excepción, quizá, de un agujero negro primigenio. Al no nacer de una estrella, teóricamente puede tener cualquier masa, incluso tener un tamaño diminuto.

Esta candidata no ha pasado inadvertida por la comunidad científica. La revista Science incluso retomó el análisis de Christopher Berry, astrofísico especializado en ondas gravitacionales de la Universidad de Glasgow, compartido en la plataforma Bluesky: “Oh, interesante candidata a onda gravitacional potencialmente originada por una fuente de masa subsolar. Si es real, la fuente probablemente tiene una masa de chirp de aproximadamente 0.1-0.87 masas solares», escribió en la red social.

Definir si es real no es tan sencillo

Los instrumentos de LIGO y Virgo son tan sensibles que registran con frecuencia vibraciones ajenas a ondas gravitacionales. Por ello, los científicos definieron un parámetro extra: la tasa de falsa alarma, que estima cada cuánto tiempo podría ocurrir un error de medición.

Este evento peculiar mostró una tasa de falsa alarma de uno en 6.2 años. Puede sonar confiable pensar que “deben pasar seis años para que ocurra un error”, pero para confirmar sucesos sin precedentes como un objeto compacto subsolar, esa tasa resulta demasiado alta. En estos escenarios, cuyo potencial puede reescribir lo que pensamos del universo, la evidencia debe ser clara, contundente y abundante para eliminar cualquier duda.

“Creo que necesitamos fuerte evidencia para estar convencidos de que ese fue el caso”, respondió Berry a un comentario de un entusiasta que sugería que esa es la confirmación de un agujero negro de menos de una masa solar.

A falta de una mejor forma de localizar choques de estructuras compactas, lo que aumentará la evidencia de agujeros negros primigenios serán más señales similares durante los siguientes años. Afortunadamente, los científicos dominan cada vez más la interferometría láser para “escuchar” el universo a través de ondas gravitacionales.



Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *