UNEAC expulsa a la académica Alina Bárbara López
MADRID, España.- La historiadora y ensayista cubana Alina Bárbara López Hernández fue expulsada de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) tras ser acusada de realizar “actividades contra la revolución”. La decisión, que no admite apelación, le fue comunicada durante una reunión este 12 de septiembre en Matanzas, donde el Comité Provincial de la UNEAC le notificó su separación definitiva de la organización. Este hecho se suma a la serie de acciones represivas del régimen contra voces disidentes.
A través de una publicación en su perfil de Facebook, la historiadora describió los detalles del proceso, subrayando que los funcionarios se negaron a entregarle una copia escrita del documento que contenía las acusaciones, bajo el pretexto de que era una “comunicación verbal”.
López Hernández relató que en la reunión estuvieron presentes el presidente del Comité, José Manuel Espino, y cuatro funcionarios que lideran las asociaciones artísticas de la organización. Durante el encuentro se le informaron las “causas” de su expulsión, entre ellas la publicación de información interna en redes sociales y una supuesta ofensa a Julio César Pérez Verdecia, vicepresidente de la Asociación de Escritores. De acuerdo con la académica, Pérez Verdecia ha estado vinculado a campañas de “cibercombate” dirigidas desde la Seguridad del Estado.
Este último comentó en la página Atenea Matancera, una plataforma asociada a la Seguridad del Estado, que López “había perdido la vergüenza y violaba la paz en la ciudad”. López Hernández respondió diciendo que lejos de ofender, su defensa había sido ética, señalando que fue ella quien se sintió agraviada.

Las presuntas razones de la expulsión incluyen la realización de actividades “contra la revolución”, la publicación de críticas hacia la dirigencia cubana en medios como La Joven Cuba y CubaxCuba, y su apoyo a los manifestantes del 11 de julio de 2021 (11J). También fue acusada de “incurrir en delitos graves” contemplados en el Código Penal, específicamente desobediencia y atentado.
López Hernández defendió su derecho a la libertad de expresión y manifestación pacífica, derechos reconocidos en la Constitución de Cuba. “Pedí que me precisaran qué actividades ‘contra la revolución’ he realizado, pues no milito en ninguna organización o partido de oposición, nunca he apelado a la violencia y siempre he abogado por el diálogo nacional”, explicó. Además, subrayó que su trabajo como ensayista y científica social se ha centrado en estudiar la historia política del Partido Comunista de Cuba, incluyendo sus errores y las consecuencias de su gestión económica.
Respecto a las acusaciones de delitos graves, López calificó como “una aberración” las imputaciones de desobediencia y atentado. Aclaró que, aunque fue sancionada con una multa, no tiene antecedentes penales. “Ni la Seguridad del Estado ni los jueces consideraron jamás que mi condena por desobediencia fuera un ‘delito grave’. Recibí una multa, no una pena criminal”, comentó, y criticó a la UNEAC por haber mencionado un caso aún en fase de instrucción, violando así el principio de presunción de inocencia.
En su publicación, López también cuestionó el papel de la UNEAC como defensora de los intereses de los artistas e intelectuales, alegando que la organización se ha convertido en un aparato subordinado al Partido Comunista y a sus estructuras de control. “Qué sentido tiene una organización intelectual que tiene que obedecer a estatutos inalterables de una organización política a la que no todos sus miembros pertenecen”, señaló.
La historiadora concluyó reafirmando su compromiso con la libertad de expresión y su determinación de continuar trabajando como intelectual y ciudadana cubana, a pesar de su expulsión. “Yo seguiré siendo una intelectual, una ciudadana y una cubana digna, aun fuera de esa organización que se ha deshonrado desde hace mucho. Eso ustedes no lo podrán evitar, aunque les moleste”, sentenció.
Reacciones de apoyo
Al trascender la expulsión, las reacciones de solidaridad y apoyo entre intelectuales y activistas cubanos hacia Alina Bárbara no se han hecho esperar.
Entre las primeras reacciones se encuentran la de Diane Lyx, codirectora de CubaxCuba. Laboratorio de Pensamiento Cívico, quien expresó su indignación en Facebook, calificando de “vergüenza” la expulsión. “Esta mujer tiene la decencia, la honestidad y la valentía para escribir sobre todo lo que está mal en Cuba”, aseguró.
La activista Lara Crofs también manifestó su apoyo, afirmando: “Alina Bárbara López Hernández pertenece a Cuba, no a organizaciones obsoletas y decadentes”.
Por su parte el Observatorio de Derechos Culturales (ODC) denunció la exclusión de López Hernández a través de un comunicado en la red social X (antes Twitter), calificando el acto como una grave violación de los derechos culturales. “Se suma a la honrosa lista de censurados por la UNEAC, organización que opera como brazo represivo de la Seguridad del Estado contra los intelectuales cubanos”, afirmó el ODC. Además, destacó el compromiso de la historiadora con Cuba, describiendo su obra como un “ejercicio permanente de honestidad intelectual”.
El activismo de Alina Bárbara bajo acoso del régimen
Alina Bárbara ha sido objeto de constantes acosos y maltratos por parte de las autoridades del régimen cubano, incluyendo varias detenciones arbitrarias, algunas de ellas con uso de violencia. Este hostigamiento comenzó en octubre de 2022 y se intensificó en 2023, cuando fue condenada por “desobediencia” tras negarse a comparecer en citaciones extrajudiciales impuestas por la Seguridad del Estado, lo que resultó en su arresto domiciliario.
Cada 18 de mes, Alina Bárbara organiza protestas pacíficas en el Parque de la Libertad de Matanzas con el objetivo de visibilizar la represión que se vive en el país. Entre sus demandas se incluyen la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente elegida democráticamente, la atención a la crisis que afecta a los sectores más vulnerables y la libertad para los presos políticos.
En una reciente entrevista con CubaNet, la activista explicó que estas protestas comenzaron en marzo de 2023. “Aprovechando la conmemoración del centenario de la Protesta de los 13, ocurrida el 18 de marzo de 1923, me parecía un momento adecuado, dado el estado de crisis absoluta en Cuba —no solo económica, sino también política, social, simbólica y cultural—, para hacer un homenaje y un guiño a la historia. A partir de esa fecha, decidí organizar, cada 18 de mes, un acto simbólico de protesta pacífica”, señaló.