miércoles, febrero 5, 2025
Ciencia y Salud

Violencia de género: Así cambia el cerebro de las víctimas


La violencia de género no solo afecta el bienestar emocional, sino que también deja huellas profundas en el cerebro. El problema no es anecdótico. Cada día, 140 mujeres y niñas son asesinadas por su pareja o un familiar, lo que equivale a un feminicidio cada 10 minutos, reveló un informe conjunto de ONU Mujeres y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado este lunes con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

En 2023, un total de 85,000 mujeres fueron asesinadas en todo el mundo, de las cuales el 60% —aproximadamente 51,000— murieron a manos de su pareja o un familiar. Esta cifra representa un aumento respecto a los 48,800 casos registrados en 2022, según el informe Femicidios en 2023.


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Conversamos con la colectiva ‘Luchadoras’, que revela un incremento alarmante en las violencias digitales durante y después de la pandemia, subrayando la necesidad de un enfoque transfeminista para apoyar a mujeres y disidencias frente al ciberacoso, el doxing y otras formas de violencia. En 2023, documentaron cientos de ataques, evidenciando la urgencia de una Internet feminista.


La Estadística de Violencia Doméstica y de Género (EVDVG) correspondiente al año 2023 revela un alarmante incremento en el número de víctimas y personas involucradas en estos casos. Según el informe, el número de mujeres afectadas por violencia de género creció un 12,1% respecto al año anterior, alcanzando un total de 36,582 víctimas. Esto equivale a una tasa de 1,7 mujeres víctimas por cada 1,000 mujeres mayores de 14 años. Por su parte, los casos de violencia doméstica también registraron un aumento significativo, con un 12% más de víctimas, lo que se traduce en 9,126 personas afectadas.

Deterioro de la materia blanca

Investigaciones recientes han demostrado que las agresiones continuas, tanto físicas como psicológicas, generan daños neuronales detectables. Uno de los efectos más significativos es el deterioro de la materia blanca, una estructura crucial para la conectividad cerebral, encargada de transmitir información entre neuronas.

La violencia de pareja a menudo provoca lesiones en la cabeza, cara y cuello de las mujeres, lo que puede llevar a daños en el cerebro (TBI). Estas lesiones, aunque sean leves, muchas veces no se diagnostican, pero pueden causar cambios en cómo funciona el cerebro y en la salud mental de las víctimas. Un estudio con seis mujeres analizó estos daños. Tres de ellas habían sufrido golpes en la cabeza y pérdida de conciencia, mientras que las otras tres no. Usando resonancias magnéticas avanzadas y cuestionarios psicológicos, se encontraron diferencias importantes en el cerebro y en los síntomas de salud mental de ambas. Se observó daño en la materia blanca del cerebro y cambios en áreas relacionadas con las emociones, la memoria y la toma de decisiones.

Además, las mujeres que experimentaron violencia reportaron problemas como ansiedad, depresión y dificultades para adaptarse a su entorno. El estudio destaca la necesidad de identificar estos daños temprano para ofrecer apoyo y tratamiento adecuados, ayudando a las víctimas a mejorar su calidad de vida.

Violencia de gnero Así cambia el cerebro de las víctimas

Menor volumen, y sus pliegues y surcos cerebrales son menos profundos

Además, los cerebros de las mujeres víctimas de maltrato presentan menor volumen, y sus pliegues y surcos cerebrales son menos profundos, lo que reduce la capacidad para procesar información. Este cambio estructural disminuye el número de neuronas disponibles y afecta habilidades cognitivas esenciales.

Un estudio utilizó resonancias magnéticas estructurales para analizar los efectos de la violencia de género en el cerebro de 28 mujeres supervivientes frente a 27 mujeres no víctimas, de entre 18 y 62 años. Los resultados mostraron diferencias significativas en áreas cerebrales relacionadas con el volumen, grosor y superficie, especialmente en las regiones temporales, frontales, occipitales, parietales y límbicas. Las víctimas presentaban menor volumen en zonas como el surco temporal, el giro inferior frontal y el precúneo.


Silueta en tonos verdes de Kamala Harris hablando en un podio y señalando

Según un informe, Instagram dejó el 93% de los comentarios violentos hacia las candidatas en Estados Unidos. Se trata justamente del tipo de abuso que las ha llevado a no presentarse a las elecciones.


El estudio también encontró una relación entre estas alteraciones cerebrales y experiencias adversas como estrés postraumático, intentos de estrangulamiento, traumatismos craneales infligidos por la pareja y eventos traumáticos en la infancia. Estas experiencias podrían ser las causas de los cambios observados en el cerebro.

Daños en el cerebro social y la toma de decisiones

El maltrato también impacta áreas corticales vinculadas al cerebro social, responsables de interpretar y manejar las intenciones y comportamientos propios y ajenos. Estructuras como la amígdala, la corteza prefrontal, el hipotálamo y el hipocampo sufren daños, lo que dificulta la planificación, organización, resolución de problemas y adaptación al entorno. Estos cambios afectan directamente la capacidad de las víctimas para tomar decisiones y responder a los desafíos diarios.

La agresión sistemática altera sustancias clave para la regulación del estado de ánimo, como la serotonina, el cortisol y la dopamina. Este desequilibrio químico contribuye al desarrollo de trastornos depresivos y de ansiedad, así como a otros problemas emocionales frecuentes en las víctimas.

Aunque la violencia puede dejar cicatrices profundas en el cerebro, no todos los daños son permanentes. El cerebro humano tiene una notable capacidad de recuperación, especialmente cuando se brinda tratamiento adecuado. Con apoyo psicológico y médico, las sobrevivientes pueden reconstruir su calidad de vida y superar las secuelas del abuso.

Estos hallazgos, respaldados por estudios de Obstetrics & Gynecology, Frontiers in Psychology y otras fuentes especializadas, subrayan la importancia de un enfoque integral que combine acciones legales, sociales y médicas para abordar las consecuencias de la violencia de género y apoyar a las víctimas en su proceso de recuperación.



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