Vittoria de Saboya reniega de su título de princesa y del trono de Italia: quiere ser actriz
Conocemos a varios aspirantes a tronos inexistentes en Europa. El español
Luis Alfonso de Borbón es uno de ellos: se desempeña, con poca fortuna, como empresario en
un negocio de naipes
.
Leka de Albania es otro: ha vuelto a la actualidad
con su divorcio
y nueva relación sentimental.
Emanuele Filiberto de Saboya, casado con la actriz Clotilde Courau, figura en primera línea como aspirante al extinto trono de Italia, tras el fallecimiento de su controvertido padre,
Vittorio Emmanuelle
. Ahora sabemos que su hija Vittoria no seguirá los pasos en ducha aspiración. Sus deseos no pasan por una corona.
La cuestión de los
derechos sucesorios en la familia Saboya ha dado mucho que escribir desde el fallecimiento del patriarca Vittorio Emmanuelle. En principio,
Emanuele Filiberto de Saboya había abdicado
sus derechos sucesorios en su hija Vittoria, siempre de manera simbólica (recordemos: el trono no existe). Sin embargo, poco después de tomar esta decisión cambió de opinión y decidió ponerse de nuevo al frente de la casa Saboya. Este cambio de rumbo, incomprensible en principio, tiene ahora explicación.
La monarquía en Italia fue abolida en 1946 y el abuelo de Vittoria,
casado con Marina Doria
, con quien conformó un matrimonio salpicado por las infidelidades,
no parecía el candidato idóneo para recuperar el trono que en su día perdió. Beatrice Borromeo, nuera de Carolina de Mónaco, hizo un retrato demoledor de él en el
documental de Netflix ‘El príncipe que nunca reinó’
. Vittorio Emanuele, llamado el último rey de Italia, murió en Ginebra el pasado mes de febrero con más sombras que luces en su biografía.
En su juventud, su hijo Emanuele Filiberto protagonizó diversos escándalos y hasta se prodigó en concursos de baile. También hizo sus pinitos en el mundo de la moda, debutó en la hostelería con
un negocio de ‘food-trucks’ y ahora pretende, junto a otros aspirantes a tronos desaparecidos, poner en marcha un videojuego para dar a conocer su legado histórico. Así lo contó en ‘Mujer Hoy’ Victoria Romanovna, mujer de Jorge Romanov.
Vittoria apoya a Emanuele Filiberto en eventos solidarios
Dados sus antecedentes, su hija Vittoria le pareció la candidata más idónea para detentar el privilegio de aspirar al trono de Italia. Sin embargo, ella otros planes, tal y como desveló en
una reciente entrevista en la revista francesa ‘Madame Figaró’. «Hasta que cumplí los 18 detestaba hablar de la monarquía. Incluso podía montar en cólera si alguien me llamaba ‘princesa’», ha confesado.
Para entender la decisión de Vittoria de Saboya basta atender a su infancia en París junto a su madre, la actriz Clotilde Courau. Couray no dejó su profesión cuando se casó con el príncipe de saboya, como sí hizo
Grace Kelly cuando se casó con Rainiero de Mónaco
. Fue la decisión correcta, pues tiene un considerable éxito. Aún así, su hija es consciente de que debe apoyar a su padre, Emmanuele Filiberto, en sus aspiraciones. «A veces acompaño a mi padre en sus viajes de beneficencia, pero eso
está muy lejos de mi realidad», aseguró.
Vittoria de Saboya descubrió su pasión por la interpretación por casualidad. Su primer acercamiento al mundo profesional de su madre,
Clotilde Courau
, se produjo gracias a su particiación
en un curso de teatro. «En el escenario de repente me sentí comprendida, viva y liberada. Al salir llamé a mi madre para contárselo y ella me animó a continuar», explicó la aristócrata a la revista ‘Madame Figaró’.
Tras esta experiencia, Vittoria de Saboya decidió matricularse en un curso de interpretación de mayor enjundia en
Lee Strasberg Theatre and Film Institute, la legendaria escuela neoyorquina por la que pasaron estrellas del calibre de James Dean, Marlon Brando y Marilyn Monroe. «Estaba muy orgullosa de mí misma, porque lo pagué con mi propio dinero, el que gané con mis trabajos como modelo, en pubs o en restaurantes. Mi madre siempre nos ha enseñado, a mi hermana menor, Louisa, y a mí el valor del trabajo».
La decisión de Vittoria de Saboya acerca de su futuro no puede ser más concluyente. «Mi suerte fue que mi padre se casó con una madre como la mía,
actriz, trabajadora, independiente. No me veo como una princesa, este rango es honorífico. Además, como se abolió la monarquía italiana en 1946, ni nos planteamos la idea de acceder al trono».