Cómo se llevan la polémica María Teresa de Luxemburgo y su nuera, Stéphanie de Lannoy
La ceremonia con la que el gran duque Enrique de Luxemburgo ha designado a su hijo Guillermo como
lugarteniente-representante del país
, un cargo que le habilitará para asumir ciertos poderes que hasta ahora solo desempeñaba el jefe del Estado y que tradicionalmente supone el paso previo a la abdicación definitiva del monarca, ha puesto de nuevo en el ojo mediático a la poco conocida familia gran ducal.
Y por extensión, a dos de sus figuras más polémicas en el pasado:
la gran duquesa María Teresa, esposa de Enrique, y su nuera, Stéphanie de Lannoy. Ambas han arrastrado a lo largo de los años
diversas y múltiples controversias
y la buena relación entre ambas ha estado en algún momento también en entredicho.
La primera llegó a la corte de Luxemburgo,
enamorada y apoyada en el favor de su nuevo pueblo, que quiso ver en ella a alguien espontáneo y natural, la salvadora de una de las familias reales más herméticas y conservadoras del continente. Su popularidad creció con los años, hasta
su desplome por el Caso Waringo
. Este informe, encargado por el propio Gobierno de Luxemburgo en 2020, destapó el mal carácter y la actitud despótica de la gran duquesa con la gente que trabajaba a su servicio.
Tampoco le han ido mejor las cosas a
Stéphanie de Lannoy
. Nacida en Bélgica, ha debido de soportar críticas por su condición de extranjera y por su tardanza en aportar hijos a su matrimonio con el gran duque heredero. Comparada a menudo, y no en términos halagüeños,
con la princesa Charlène de Mónaco,
también ha salido malparada en las habituales comparaciones con la mujer del hermano de su marido, Félix de Luxemburgo, la princesa Claire. Y si hiciera falta echar más leña al fuego, no ayudó que la compañía en la que había trabajado en 2010 fuera, en realidad,
una estafa piramidal.
¿Cómo se llevan en realidad Stéphanie y María Teresa?
Con los antecedentes de la extremadamente pobre relación entre la gran duquesa María Teresa y
su propia suegra, Josefina-Carlota
, el día a día entre ella y Stéphanie de Lannoy también ha estado en el punto de mira. Un momento crítico fue cuando la esposa del gran duque Enrique
no acudió al funeral de su consuegro, el conde de Lannoy, fallecido en 2019 a los 96 años.
En aquel duro momento, tanto la familia gran ducal como la reina Matilde de Bélgica arroparon a la princesa Stéphanie, pero no así su suegra, por problemas de agenda. Esta se encontraba en París para entregar un premio al periodista Stéphane Berna, aunque no olvidó mandar un mensaje de pésame a su nuera, con la que
a todos los efectos guarda una buena relación.
Así lo pudimos ver cuando, visiblemente disgustada y entre lágrimas, estuvo junto a Stéphanie cuando la madre de esta,
la condesa Alix de Lannoy, murió pocas semanas antes de su boda con Guillermo. Entonces la joven admitió que María Teresa se había encargado personalmente de organizar prácticamente todo el enlace, incluido su vestido de novia.
En una entrevista con la revista ‘Hello!’ en aquel momento, ahondó en esta circunstancia, asegurando que se consideraba «muy afortunada», por tener como suegra a la royal de origen cubano. «Tras la muerte de mi madre, la gran duquesa ha estado muy presente en mi vida y me ha ayudado a tener
una especie de segunda madre aquí en Luxemburgo«.
Los problemas de la gran duquesa y su suegra que acabaron en escándalo
No es ningún secreto que María Teresa y Josefina-Carlota, tuvieron una relación muy tensa. Se rumorea que su suegra
se refería a ella en privado como ‘la cubanita’, la menospreciaba continuamente y difundía malintencionados rumores sobre ella. La situación se hizo tan insostenible que en 2002, la esposa del gran duque Enrique convocó a quince directores de periódicos luxemburgueses en palacio para una «rueda de prensa extraoficial». Entre lágrimas, habló durante una hora y media sobre el maltrato que había recibido de ella. Su marido estuvo presente entonces y expresó su apoyo a su esposa.
En aquella escandalosa entrevista, María Teresa afirmó que su suegra había difundido el rumor de que s
u hijo tenía una aventura con una de las ministras de su gobierno. También le atribuyó el origen de los comentarios según los cuales quería volver a Cuba y que incluso los servicios de seguridad habían ido a buscarla varias veces al aeropuerto. Josefina-Carlota por su parte, nunca habló a la prensa sobre su relación con María Teresa. Hasta su muerte 2005, su nuera jamás volvió a mencionarla en público.
Los rumores de que
María Teresa es difícil y temperamental
han persistido durante toda su etapa como gran duquesa. Se dice que, en ocasiones, ha cuestionado su papel en la corte y
ha descrito el pequeño Luxemburgo como una «jaula de oro». Por otro lado, otros la describen como una persona cálida y afectuosa, pero con una fuerte personalidad que puede provocar división de opiniones. Lo más probable es que la verdad se encuentre en algún punto intermedio.