domingo, diciembre 22, 2024
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¿En serio otro inhabilitado? | Marca


Por la mañana el inhabilitado para dos años Pedro Rocha supo que su sueño de presidir la RFEF se evaporaba sin remedio. En el auto con el que desestima su recurso, la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional dictamina que: “…Precisamente los valores deportivos de honestidad y respeto a las reglas que se pretenden proyectar sobre el conjunto de la sociedad demandan el correcto ejercicio de las competencias y de las funciones directivas por las personas que las tienen atribuidas, que precisamente por la influencia que como representantes de esos órganos tienen en el cuerpo social deben ser especialmente respetuosas con el cumplimiento de las normas. No resulta coherente con ese objetivo, a juicio de la Sala, que se permita cautelarmente a quien ha sido inhabilitado como Presidente por incumplir esas normas, mantener dicho cargo y poder presentarse a un proceso electoral quien ha sido sancionado por conductas que suponen un atentado grave a estos valores en la medida en que colisionan con la imparcialidad y el respeto a las reglas”.

Por la tarde buena parte de los presidentes de las 17 Federaciones Territoriales decidieron fumarse un puro con la sentencia y con esos valores deportivos de honestidad y respeto a las reglas que ensalza la Jueza. Eligieron candidato a Rafael Louzán, que no está inhabilitado para dos sino para siete años para ejercer cargo público por un delito de prevaricación. De manera que este señor de Pontevedra con cuentas pendientes con la Justicia es el que va a poner en marcha aquella regeneración en la Federación que todos prometieron en abril mediante una carta al CSD. Si no es una provocación, lo parece. Si es una broma, no tiene gracia.

Miguel Galán ya ha anunciado que presentará una impugnación contra Louzán como se presente a las elecciones. Ya lo hizo contra Villar, contra Rubiales y contra Rocha, y los tres acabaron fuera de la Federación. Si dentro de cuatro meses el TAD le da la razón de nuevo, o si el Tribunal Supremo rechaza el recurso de Louzán, el fútbol español volverá a estar en una situación crítica. Y con ello, la candidatura española al Mundial 2030. El riesgo de que haya que volver a empezar un nuevo proceso electoral es tan evidente como alarmante.

Porque la Federación Española se está desangrando y nadie hace nada para evitarlo. Por descontado, no lo hacen los ‘barones’, amos y señores de una red clientelar con la que manejan su cortijo en Las Rozas con desvergonzada impunidad. Pero de esta situación están siendo cómplices LaLiga y la AFE, con movimientos de ética más que cuestionable y presiones sobre los asambleístas. En público todos dicen querer un cambio, pero en privado sólo piensan en mantener su status. Ganan ellos y pierde el fútbol. El daño reputacional de tener como presidente de la Federación a un condenado por prevaricación sería un bochorno. Otro más. Es gravísimo normalizar esto.





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