las claves del colapso político en el corazón del euro que está golpeando a los mercados
Los mercados se han encargado este año de dejar claro que la situación de Francia es preocupante. No se trata de que el país galo esté cerca de un impago, o al borde un colapso económico, pero sus compromisos de déficit con sus vecinos europeos no se van a cumplir, e incluso las metas menos exigentes que se ha planteado París en sus últimos presupuestos se ponen en duda por parte de los analistas y las grandes agencias de calificación. Donde sí parece haber colapso, o por lo menos caos, es en el frente político, con el gobierno de Macron sufriendo un giro en las últimas elecciones europeas y legislativas, y ahora, con un ejecutivo débil que se enfrenta a un peligro real de implosión. Todo está afectando a la prima de riesgo de Francia, que ha llegado a tocar esta semana máximos desde la crisis del euro.
Este viernes Standard and Poor’s revisa la calificación de la deuda francesa, y todo apunta a que, como mínimo, empeorará la perspectiva para el bono francés en esta ocasión, por las dudas que genera el plan presupuestario de Barnier y el incumplimiento de las normas de déficit de Bruselas. Es un movimiento que sigue al que ya han llevado a cabo Fitch y Moody’s a lo largo del año, decisiones que han contribuido a empeorar la situación de los activos franceses en el mercado.
La bolsa, por ejemplo, sufre una caída del 4,9% en lo que va de año, un descenso que contrasta con las subidas del resto de grandes bolsas europeas: el EuroStoxx remonta un 5,1%, el Dax alemán un 16% y el Ibex 35 un 15% desde el primer día del ejercicio. Los bonos también sufren las consecuencias de la pérdida de confianza de las agencias de calificación y de los analistas, con un incremento de 40 puntos básicos en la rentabilidad del bono francés en 2024, una subida que choca con el descenso de 33 puntos básicos del título italiano, de los 12,5 puntos básicos de caída para el bono español, o del aumento de 11 puntos básicos del alemán, que está sufriendo también la recesión en la primera economía europea. El aumento de la rentabilidad del bono francés ha llegado hasta el punto de que, este jueves, ha alcanzado al bono griego en rentabilidad a vencimiento.
¿Por qué pueden tumbar al gobierno?
Para entender el origen de toda esta situación hay que retrotraerse a principios de este año, cuando las cuentas públicas de Francia pasaron a estar en el ojo del huracán. A pesar del gran déficit, hasta el 5,5%, que había en el país, la figura de Macron calmaba a los mercados pues ya había expresado su voluntad de recortar gasto público para devolver ese desfase entre ingresos y gastos por debajo del 3%.
Sin embargo, el 6 de junio las elecciones europeas dejaron a las claras que había perdido el apoyo social y confirmaban el ascenso de Marine le Pen a su derecha y Jean Luque Melenchon a su izquierda, liderando dos fuerzas políticas que coincidían en la necesidad de medidas que incrementarán el gasto público o que recortasen los ingresos (con bajadas de impuestos).
Ante esta situación Macron convocó unas legislativas en las que parecía que contaba con pocas opciones al tiempo que había importantes consecuencias en los mercados con la rentabilidad del bono saltando con fuerza. Todos los analistas coincidían en que la «polarización política» impediría tomar medidas impopulares en favor del saneamiento de las cuentas públicas. A comienzos de julio el partido de Emmanuel Macron quedó segundo, con 168 escaños para Ensemble frente a los 182 del Frente Popular. Sin embargo, Marine Le Pen obtuvo 143 escaños. Con esta distribución se lograron los mimbres suficientes para un gobierno de mínimos.
El 5 de septiembre Macron nombró como primer ministro al ex negociador del Brexit, conocido por su tono duro, Michel Barnier, cuyo mandato era generar un consenso suficiente. La idea desde el Elíseo es que durante los últimos tres meses se pudiera lograr un consenso suficiente con el que sobrevivir. Sin embargo, esa posibilidad empezó a caerse a raíz de los presupuestos que presentó el 10 de octubre.
¿Qué presupuestos propuso Barnier?
Michel Barnier presentó unos presupuestos cuyo principal enfoque era una potente reducción del déficit de 60.000 millones de euros desde el 8% que se contemplaba en aquel momento para lograr el objetivo del 5%. Dos tercios de esto venían de un ahorro en gasto público de 40,000 millones. Los otros 20.000 venían de una sucesión de impuestos, en particular a las clases más altas y a las empresas que ostentan unos mayores beneficios. El gobierno francés también anunció la idea de trazar seis meses la revalorización de las pensiones.
Estos presupuestos no han sido suficientes para convencer a los mercados de que la situación está bajo control. En los últimos meses Francia ha visto cómo las grandes agencias de calificación ponen el dedo en la llaga, y empeoran las perspectivas para su rating. Moody’s ha sido la última en hacerlo, el pasado 25 de octubre, alegando, igual que lo hizo antes Fitch, que no creen que el objetivo de déficit del 5% se vaya a alcanzar. El banco estadounidense Citi coincide con los análisis de las grandes agencias, y apunta a un 5,4% de déficit, una cifra que, incluso, «requerirá de grandes esfuerzos», en opinión de Citi. Así, los presupuestos de Barnier han sido puestos en duda prácticamente desde su nacimiento.
¿Por qué Le Pen quiere tumbar al gobierno?
Hasta el arranque de esta semana Barnier negociaba con Le Pen concesiones para que votase a favor de los presupuestos. Sin embargo, todo parece haber saltado por los aires entre el martes y el miércoles. Marine Le Pen habló abiertamente de que, tal y como estaban planteados ahora estos presupuestos, son «malos, injustos y violentos».
El motivo principal es que no está de acuerdo con los nuevos impuestos y con el recorte de gasto. Se ha mostrado tajante especialmente con el impuesto a la electricidad que está presupuestado que se incremente desde los 22 euros megavatio hora hasta cifras superiores a la era previa a la crisis energética por la invasión de Rusia a Ucrania (32 euros). Barnier espera que este tributo renovado logre recaudar 3.000 millones de euros.
Según Le Pen «estos presupuestos no tienen en cuenta las preocupaciones de los franceses sobre el coste de vida». La política francesa proseguía en rueda de prensa alegando que «no aceptaremos que el poder adquisitivo de los franceses vuelva a verse afectado. Es una línea roja y, si se cruza, votaremos una moción de censura».
En ese sentido la izquierda liderada por Melenchon lleva hablando abiertamente de una moción de censura desde el mismo nombramiento de Barnier. «Ya se ha conocido el reparto de la nueva película de catástrofes de Macron, ahora tendremos que deshacernos de ellos lo antes posible», comentaba el líder en X, antigua Twitter, tras conocerse el nuevo cargo.
Los plazos del colapso
En ese sentido, aunque Le Pen no propuso la moción de censura sino simplemente votar en contra de los presupuestos, sí que activó de forma clara esta opción ante la voluntad de Barnier de utilizar el artículo 49.3 de la constitución gala, que permite aprobar presupuestos sin necesidad de votación.
El proceso es bastante claro. Las próximas semanas el presupuesto que ahora está en el Senado pasará a votarse el 12 de diciembre y tiene que aprobarse antes del día 21. Si no consigue los votos suficientes tendrá que activar el mencionado artículo. Sin embargo, activar este mecanismo permite a los partidos del hemiciclo responder con una moción de censura si unen sus fuerzas. El Frente Popular ya ha anunciado que activará esta cláusula y Marine Le Pen ha dicho específicamente que la apoyaría llegado a ese escenario.
Todo depende de si en los próximos días se puede lograr un acuerdo ‘in extremis’ o bien si Agrupación Nacional acaba aceptando los mismos o al menos permitiendo que se aprueben con el rechazo de la cámara rechazando la moción de censura. Todas opciones que ahora mismo parecen lejanas, pero, ¿cómo de posible es un acuerdo?
¿Posible pacto? ¿Farol de Le Pen?
De momento las dos posturas parecen muy alejadas. El presidente de Agrupación Nacional, Sebastien Chenu, afirmó que «se están creando condiciones claras para una moción» de censura, mientras diversos diputados pidieron la dimisión de Macron si no salían adelante las cuentas. «No va a cambiar la lógica presupuestaria de Barnier tocando pequeñas cosas, lo que pedimos para que los presupuestos salgan adelante es una ruptura política con la línea de Macron, algo que no ha sucedido».
Sin embargo, desde el Gobierno de Francia ya han mencionado la posibilidad. El ministro de Finanzas francés, Antoine Armand, en medio de un ultimátum de una posible moción de censura si se caen los presupuestos, ha anunciado que está dispuesto a hacer concesiones para evitar este escenario. «Es mejor tener un presupuesto que no sea exactamente el que queremos o no tener presupuesto. De lo contrario nos adentramos en lo desconocido», explicó durante una entrevista a RMC.
Por su parte, una posible marcha atrás de Marine Le Pen es algo que tiene defensores entre los principales analistas. Desde ING comentan que «no creemos que cumpla con sus amenazas de derrocar al gobierno en el corto plazo, pero sí recuerda a los mercados la precaria situación en la que se encuentra el país». Una moción de censura «pondría en peligro los avances logrados con la propuesta presupuestaria actual y desencadenaría un nuevo período de limbo político. Pero, dado que no se pueden celebrar nuevas elecciones parlamentarias hasta mediados de 2025, el momento para una medida de ese tipo parece excesiva».
¿Qué pasa con los mercados y qué pasará si implosiona el gobierno?
Es complicado hacer cábalas sobre la reacción que puedan tener los mercados en uno u otro escenario, pero hay analistas que ya dibujan el comportamiento futuro de algunos activos en función de cómo se vaya desarrollando la situación política y económica en Francia. Lo primero con lo que va a tener que lidiar Francia es, este mismo viernes, con la revisión del ráting de Standard & Poor’s, un evento que puede tener impacto en la cotización del bono en función de lo que decida y publique la agencia.
El problema de Francia, como explica Philippe Waechter, economista jefe de Ostum AM, es que «el papel y estatus de Francia están hoy en discusión», y señala cómo «carece de dinamismo y de una brújula clara sobre sus orientaciones industriales», además de «una desconfianza de las empresas extranjeras» que podría contagiarse a las francesas, y un rechazo de los inversores que «no deseen asumir riesgos en activos franceses», destacan.
François Rimeu, estratega senior de Crédit Mutuel AM, destaca dos escenarios distintos que afectarán a los activos franceses de distinto modo. El primero, que el gobierno de Barnier caiga, una posibilidad a la que dan un 50% de probabilidad. «En este escenario, parece probable que el diferencial del bono francés frente al Bund aumente inicialmente hasta los 95-100 puntos básicos, y que la renta variable francesa obtenga una rentabilidad inferior a la de otros índices europeos de entre el 2% y el 3%».
El segundo escenario, «en el que el gobierno de Barnier sobreviviría a una moción de censura, se produciría una sensación general de alivio y, por tanto, un repunte de los mercados franceses. Parece posible un retorno a unos 70 puntos básicos en el diferencial con el Bund, así como un ligero repunte de la renta variable francesa, en torno al 1% o 2%» explica Rimeu.