Las ciudades pueden reverdecer con el uso de suelos artificiales
Por ejemplo, el peat moss, importado de Canadá y ampliamente empleado en la reproducción de especies forestales en México, es rico en carbono, pero se extrae de las turberas, ecosistemas húmedos que tardan siglos en regenerarse y que se forman donde la descomposición de materia vegetal es lenta. De hecho, el equipo de investigadoras del Instituto de Geología desarrolló otro proyecto, en colaboración con la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural, para usar tecnosuelos en la reproducción de especies forestales.
Josefina Jimarez comenta que lo mismo pasa con la tierra de monte usada en la jardinería, cuya extracción degrada el suelo forestal. En Yaax, uno de los objetivos es no alentar esas prácticas. En ese sentido, los suelos artificiales han sido su opción.
Usar desechos de ciudades
Los suelos artificiales para la Ciudad de México hallan su materia prima en una fuente improbable: los residuos sólidos de la metrópoli, de los cuales se producen 13,149 toneladas diarias. Tan solo de cascajo se generan más de 5 millones de metros cúbicos al año y el 60% se desecha de forma inadecuada en áreas de valor ambiental. ”El problema no son los residuos, es cómo los reintegras al medioambiente para que sean funcionales, para quitarle un poco de carga al planeta”, comenta Jimarez.
Debido a la relación de Yaax con la empresa Concretos Sustentables Mexicanos, una de las primeras plantas recicladoras de residuos de la construcción y demolición en América Latina, el equipo de Jimarez tenía a disposición cascajo, concreto, ladrillo rojo y tablaroca. Con eso, las investigadoras realizaron una mezcla.
No existe una receta para crear tecnosuelos. La proporción de materiales orgánicos e inorgánicos depende de la aplicación. Después de años de estudio, saben que el concreto funciona como un esqueleto que da estabilidad, permite la aireación y el drenaje, esenciales para el desarrollo de las raíces de las plantas, al tiempo que impide la compactación del suelo. El ladrillo rojo provee arcillas y la tablaroca aporta yeso para regular el pH.
Por otro lado, como materiales orgánicos, usan astillas de madera, composta o biocarbón. La composta tiene hongos micorrízicos arbusculares, mejora las comunidades microbianas y la actividad de enzimas extracelulares, relacionadas con los ciclos de carbono, nitrógeno y fósforo. El biocarbón aporta carbono en formas estables, ayuda a retener agua y amortigua la contaminación. Jimarez explica que este lo obtienen de la planta de Carbonización Hidrotermal ubicada en Bordo Poniente. En esta planta, el biocarbón se produce transformando residuos de alimentos a través de pirólisis, un proceso que descompone los materiales a altísimas temperaturas.
Durante medio año, las investigadoras vigilaron los resultados de integrar algunos centímetros de su mezcla y Yaax colocó plantas para observar cambios. Josefina Jimarez, gerente de poda y riego de Yaax, explica que antes más de la mitad de sus plantas tenía un desarrollo deficiente y que ahora la mayoría está en buenas condiciones. Abbruzzini indica que, en general, faltan estudios a largo plazo y a mayor escala para cuantificar los servicios ecosistémicos de los tecnosuelos. Al respecto, un metaanálisis muestra que en promedio, los tecnosoles almacenan el 4.3% de carbono orgánico.
Acaba de terminar la Década de los Suelos, promovida por la FAO. Este tiempo sirvió para sensibilizar sobre la importancia de los suelos para la sostenibilidad ambiental, la producción de alimentos, la resiliencia al cambio climático y el bienestar humano. Aunque se avanzó en la implementación de planes nacionales de manejo y conservación, Abbruzzini considera que en Latinoamérica faltan marcos regulatorios para mejorar los suelos urbanos.
Por ejemplo, México cuenta con normativas para la preservación de suelos agropecuarios y forestales, e incluso promueve la restauración de suelos, pero le falta integrar políticas para considerar el uso de suelos artificiales. De forma reciente, agrega, se aprobó la propuesta de la Ley General de Suelos Agropecuarios que habla de áreas rurales, misma que podría ampliarse para incluir la restauración de suelos en contextos urbanos. También falta apoyo financiero para ampliar las investigaciones. “A pesar de la importancia en manejo de residuos, promoción de economía circular y de sustentabilidad ambiental, la investigación en tecnosuelos es subvalorada”. Esta realidad debe revertirse. Actualmente el 56% de la población mundial vive en ciudades y para el año 2050 se espera que 7 de cada 10 lo haga.