jueves, julio 31, 2025
Ciencia y Salud

Por qué la orina de ballena es tan importante para la salud de nuestro planeta


De Alaska a Hawai, las gigantes del mar contribuyen a la salud de los ecosistemas acuáticos. De hecho, la orina de ballena contiene toneladas de nutrientes, como el nitrógeno, que son transportados a lo largo de kilómetros y kilómetros, desde las ricas y frías aguas donde se alimentan hasta las costas cercanas al ecuador, donde estos enormes mamíferos se reproducen y dan a luz. Así lo ha comunicado un equipo de investigadores coordinado por la Universidad de Vermont que ha publicado los detalles del descubrimiento en un estudio aparecido en Nature Communications.

La orina de las ballenas

Estudios anteriores ya habían demostrado que las ballenas transportan toneladas de nutrientes desde las profundidades de los océanos hasta aguas poco profundas. Al alimentarse en aguas profundas y defecar en la superficie, proporcionan un recurso crucial para el crecimiento del plancton, que constituye la base de la cadena alimentaria, y la productividad de los océanos. En el nuevo estudio, sin embargo, los investigadores se dieron cuenta de que, incluso a través de su orina, estos cetáceos consiguen diseminar horizontalmente enormes cantidades de nutrientes. En concreto, contribuyen al transporte de unas 4,000 toneladas de nitrógeno al año a zonas costeras pobres en nutrientes de los trópicos y los subtrópicos. «Estas zonas costeras suelen tener aguas claras, señal de un bajo contenido en nitrógeno, y muchas albergan ecosistemas de arrecifes de coral«, explica el biólogo Joe Roman, uno de los autores del nuevo estudio. «El transporte de nitrógeno y otros nutrientes puede ser importante para el crecimiento del fitoplancton, o algas microscópicas, y proporcionar alimento a tiburones, otros peces y muchos invertebrados».

Un embudo de Alaska a Hawai

Sabemos, por ejemplo, que miles de ballenas jorobadas se desplazan desde una amplia zona del Golfo de Alaska, donde se alimentan, hasta el Santuario Marino Nacional de Ballenas Jorobadas de las Islas Hawai, donde se reproducen. En esta zona restringida, estima el nuevo estudio, la ingesta de nutrientes, como carbono y nitrógeno, procedentes de toneladas de orina, excrementos, piel y cadáveres de ballena es aproximadamente el doble que la procedente de fuentes locales. «Lo llamamos la gran cinta transportadora de ballenas o también se puede pensar en ella como un embudo, porque las ballenas se alimentan en grandes áreas, pero necesitan estar en un espacio relativamente pequeño para encontrar pareja, reproducirse y dar a luz», comentó Roman. Además, las crías no tienen energía para recorrer grandes distancias como sus madres, y como la comunicación entre madre e hijos es continua, permanecer en aguas poco profundas y arenosas, donde el sonido se amortigua, podría desviar la atención de posibles depredadores, como las orcas.

Un impacto a escala mundial

Los ejemplares adultos también se alimentan de krill y arenque en latitudes altas, como Alaska, Islandia y la Antártida, y acumulan toneladas de grasa. Basta pensar que algunas especies de ballenas engordan unos 14 kilos al día en primavera, verano y otoño. Esto es necesario para su migración, la más larga de cualquier mamífero del planeta: la ballena gris (Eschrichtius robustus), por ejemplo, recorre casi 11,000 kilómetros. Durante estos largos viajes, las ballenas pueden producir más de 1,000 litros de orina al día (nosotros producimos menos de 2 litros al día). «Debido a su tamaño, las ballenas son capaces de hacer cosas que ningún otro animal hace. Viven la vida a otra escala», cuenta Andrew Pershing, coautor del estudio. «Los nutrientes proceden de estos animales migratorios y esto cambia nuestra forma de pensar sobre los ecosistemas oceánicos. No creemos que otros animales, aparte de los humanos, tengan un impacto a escala global, pero las ballenas sí».

El sistema circulatorio del planeta

Antes del inicio de la caza de ballenas en el siglo XIX, los aportes de nutrientes habrían sido hasta tres veces mayores, según los investigadores, por lo que su efecto habría sido mucho más significativo. «Mucha gente piensa que las plantas son los pulmones del planeta, que absorben dióxido de carbono y expulsan oxígeno», concluye Roman. «Por su parte, los animales desempeñan un papel importante en el transporte de nutrientes. Las aves marinas transportan nitrógeno y fósforo del océano a tierra a través de sus excrementos, aumentando la densidad de plantas en las islas. Los animales constituyen el sistema circulatorio del planeta, y las ballenas son el ejemplo más extremo de ello».

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.



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