jueves, noviembre 6, 2025
Cuba

¿Dónde boto ahora la basura?


Aunque los carteles de “no botar basura” se multiplican, la gente continúa arrojando desechos en espacios públicos: hay pocos contenedores, la mayoría está roto, y el servicio de recogida es irregular o inexistente.

LA HABANA.- Las autoridades, ya de por sí ineficientes, parecen empeñadas en añadir nuevas dificultades a la vida cotidiana. A los múltiples problemas que enfrenta la población se suma ahora la casi imposible tarea de encontrar dónde botar la basura.

Esta semana, frente a un cartel colocado en la esquina de Ayestarán y Lombillo, en El Cerro, que advertía “no arrojar basura”, una señora mayor se preguntaba en voz alta: “¿Y dónde boto ahora la basura, si cerca no hay ningún contenedor?”. Horas después, el letrero ya había sido arrancado por algún vecino indignado.

En esa zona —como en varias más del municipio— brigadas municipales han recogido montones de desechos con excavadoras de construcción, destruyendo el contén, el parterre y parte de la acera. Un vecino de Ayuntamiento y Lombillo reparó todo con sus propios medios, pero la mayoría no cuenta con recursos para asumir trabajos que corresponden al Estado.

Aunque los carteles de “no botar basura” se multiplican, la gente continúa arrojando desechos en espacios públicos: hay pocos contenedores, la mayoría está roto, y el servicio de recogida es irregular o inexistente. En esta barriada, ubicada a pocos metros de ministerios y de la Plaza de la Revolución —y donde residen funcionarios de nivel medio— la limpieza es más frecuente. Basta alejarse unas cuadras para encontrar los mismos basureros que se repiten por toda La Habana.

La capital, deteriorada y sucia, parece hoy un enorme vertedero, un “Cayo Cruz” urbano. El gobierno respondió a la reciente ola de enfermos y fallecidos por arbovirosis con un despliegue mediático de higienización. Sin embargo, la campaña recuerda aquellas jornadas del Servicio Militar en que se imponía la “guardia vieja”: cortar hierba, recoger hojas y limpiar áreas verdes… trabajos improductivos cuyo efecto desaparecía a los pocos días. Lo mismo ocurre ahora: la basura vuelve a acumularse.

Hace décadas, la recogida era simple y eficiente. Un camión recorría el barrio diariamente; los operarios avisaban golpeando con un hierro los laterales del vehículo, recogían los cubos de la acera y los devolvían vacíos con rapidez. Sin grandes recursos, la tarea se cumplía. Hoy, ni uno solo de los “sesudos” dirigentes parece contemplar soluciones básicas que ya funcionaron.

Hace poco, mi hija, que vive en Verona, Italia, me contó que allí han instalado contenedores con inteligencia artificial y acceso mediante claves personales. En Cuba, de aplicarse algo similar, ¿qué sería de los miles de “vulnerables” que hoy sobreviven escarbando entre la basura en busca de algo vendible… o de comida?

Si el país vendiera los desechos reciclables a empresas extranjeras, podría reducir los vertederos improvisados. Pero nada avanza si los intereses de GAESA y de la cúpula gobernante no obtienen beneficios.

El problema de la basura, abordado una y otra vez por la prensa independiente, sigue intacto. La suciedad crece, los vertederos se multiplican y las autoridades, en lugar de resolver, repiten las mismas justificaciones de siempre: falta de recursos y «el bloqueo».



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