Beatrice Borromeo y su elegante total look de Dior en París
Beatrice Borromeo, esposa de Pierre Casiraghi, el segundo hijo de Carolina de Mónaco, no falla año a año en la lista de
las aristócratas mejor vestidas de Europa
. Embajadora de Dior desde 2021, ha vuelto a demostrar que es todo un icono de estilo con
su último look para la Semana de la Moda de París. A su llegada al desfile que tuvo lugar en el Museo Rodin, la italiana compartió protagonismo con Rosalía, que para la ocasión elegía un sobrio conjunto negro de chaqueta y falda.
Más llamativo fue el total look de la maison francesa por el que apostaba la socialité italiana. Beatrice eligió un conjunto de la colección Otoño/Invierno 2024 de Dior, con jersey negro de cuello alto y manga larga, acompañado de una chaqueta beis y una
falda a juego donde destacaban las palabras ‘Miss Dior’. Unas botas negras altas daban el último toque de impacto al look.
El complemento estrella de su outfit sencillo, pero brillante, fue
el bolso Lady Dior, un clásico de la firma gala que encierra todos los códigos de la marroquinería Dior y es una pieza arquitectónica que destila elegancia y refinamiento. En su versión pequeña tiene un precio de 5.500 euros y en la mediana, 5.900. También existe una versión mini por ‘solo’ 4.700 euros. La nuera de
Carolina de Mónaco
finalmente apostó por unas gafas de sol, por supuesto también de Dior, las Signature B7I, que cuestan 550 euros.
Beatrice y Rosalía no fueron las únicas estrellas que brillaron en el front row de la pasarela de Christian Dior durante la presentación de su colección Primavera/Verano 2025. La italiana se sentó junto a las actrices
Elizabeth Debicki y Anya Taylor-Joy, mientras que en el desfile también estuvieron presentes Kendall Jenner o Natalie Portman.
El triunfo de su estilo minimalista
La musa de Dior nos ha vuelto a demostrar con su look que se puede
impactar luciendo prendas básicas
en tonos neutros. La royal nos ha dado en el pasado sobradas pruebas de
su estilo minimalista y sofisticado en grandes eventos como el Baile de la Rosa, el Gran Prix de Mónaco de F1 o las celebraciones oficiales del Día Nacional de Mónaco.
Calificada como una de las jóvenes mejor vestidas de su generación, posee un sentido innato para la elegancia y el glamour. Ya sea luciendo
un sencillo vestido camisero
o asistiendo a la inauguración de los Juegos Olímpicos de París con
unas alpargatas de cuña made in Spain.
Con su belleza clásica y su estilo atemporal, Beatrice ha sido comparada a menudo con
su difunta abuela política, Grace Kelly
. El parecido entre ellas es asombroso, ya que ambas mujeres comparten
una gracia natural y un estilo sofisticado que ha cautivado al público.
Beatrice y Pierre, una pareja de moda y éxito
Hace nueve años, Europa fue testigo de
una de sus bodas royal más glamurosas
. Pierre Casiraghi se casaba con la despampanante Beatrice Borromeo, hija de un conde italiano y miembro de una de las familias aristocráticas más antiguas de Italia. La hija de don Carlo Ferdinando había tenido una
exitosa carrera como periodista política antes de entrar por la puerta grande en la familia Grimaldi.
A petición de su madre, el sobrino del príncipe Alberto no recibió ningún título. Es el actual vicepresidente del Club Náutico de Mónaco,
apasionado de la vela y comprometido con causas sociales y la protección del clima. Sin embargo, el padre de dos hijos prefiere dejar los flashes a su mujer. Y Beatrice Borromeo siempre está a la altura de las circunstancias y no solo por su estilo. La joven se está forjando un nombre importante en la industria cinematográfica y recientemente ha cosechado un éxito considerable como
directora con ‘El príncipe’ en Netflix
.
En cuanto
Beatrice aparece en una alfombra roja
, los fotógrafos acuden literalmente a ella. No es de extrañar: a sus 39 años es un icono de la moda. Pierre Casiraghi suele permanecer en un segundo plano durante este tipo de escenas,
desviando la atención hacia su esposa, de la que se siente increíblemente orgulloso. Un gesto conmovedor que, sin duda, es uno de los secretos de su matrimonio sin escándalos. Algo no tan habitual en el siempre convulso principado.