martes, diciembre 3, 2024
Cuba

Crisis del agua en Holguín: mala gestión y burocracia


Holguín, Cuba- Varios factores median en la crisis del agua en Holguín. La insuficiencia de materiales, la pobre inversión en infraestructura básica y una burocracia constante han dejado a los holguineros dependiendo de improvisaciones y efímeras soluciones.

Quizá donde más se percibe la crisis es en el punto de venta de agua potable cercano al edificio de 18 plantas, uno de los pocos de la ciudad de Holguín donde se puede adquirir el preciado líquido y donde diariamente se observan largas colas de personas.

Por la falta de gestión de las autoridades ha empeorado una fuga de agua que se derrama de una llave de paso defectuosa en la tubería del punto de venta. Este es uno de los problemas técnicos que provocan lentitud e inestabilidad del servicio.

Luis Carlos Figueroa, un cliente asiduo, afirma que la solución al problema no es compleja. “Eso se arregla fácil, no hace falta ser ingeniero, ni ir a una escuela”, dice el hombre, quien opina que el arreglo solo conlleva una sencilla reparación de bajo costo.

“Es quitar la pieza defectuosa, fijar una platina redonda con una junta de goma en el medio, con cuatro tornillos, apretar y ya está lista. El culpable no es el bloqueo de Estados Unidos, son los dirigentes que no quieren trabajar ni resolver el problema”, afirma.

Esta idea la apoya Mauricio León, otro cliente que pasa más de una hora en la cola. “Si fuera un tubo liso, sí hay que inventar más, pero ahí que ya está puesta la platina frontal, la solución es más fácil”, confirma.  

A pesar de la simplicidad de la reparación, los responsables parecen indiferentes. “Si ellos quieren, yo lo arreglo gratis y les dono los cuatro tornillos que solo cuestan 120 pesos”, alega Abel Figueroa, un plomero con casi 20 años de experiencia en el oficio, también en fila para adquirir el agua.

Sin embargo, en la Empresa han sido reacios a aceptar cualquier propuesta de solución ajena a la de los directivos. Incluso se han aplicado medidas disciplinarias cuando se ha resuelto un problema sin la autorización de los superiores.

“El tanque principal tenía filtraciones, lo iban a botar y mientras aparecía otro tanque iban a suspender la venta de agua. De la empresa le dijeron a Orlín, que estaba a cargo del punto de agua, que el tanque no tenía arreglo. Orlín desobedeció la orden de sus superiores y por su cuenta, sin pedir permiso, trajo a unos soldadores que, con una platina, le hicieron una soldadura por dentro, lo arreglaron y al otro día el punto siguió vendiendo agua. Orlín resolvió el problema pero por dejar en ridículo a los jefes de la empresa lo botaron, pero el tanque no tuvo más filtraciones y lo siguen utilizando. Si Orlín no hubiera hecho eso el tanque todavía estuviera sin arreglar”, dijo un trabajador que se identificó como César.

Estas iniciativas propias ya se han vuelto comunes. Los repartidores de agua, cuentapropistas que dependen de este servicio, han tomado decisiones que no les corresponden, para mantener su trabajo.

“Los aguateros reunimos dinero y compramos las llaves (grifos) porque la empresa no lo hace. Y por la noche a cada rato se las roban. Esto está trabajando porque nosotros compramos las llaves. La empresa no pone ni llaves ni manguera. Entre nosotros, que no tenemos que hacerlo, recogimos 50 pesos por cada uno para comprar las llaves y las mangueras. Por eso a veces nos ponemos bravos con los directivos de la empresa que quieren mandarnos a nosotros como si fuéramos trabajadores de ellos, y nosotros somos cuentapropistas que pagamos patente, impuestos y medios de trabajo que nadie nos facilita. El día que nos presionen mucho nos llevamos las pilas y las manqueras y nos vamos”, dijo un repartidor de agua que solicitó anonimato por temor a represalias.

Varios testimonios hacen referencia a hechos de corrupción que han quedado impunes. El más mencionado se refiere a la desaparición misteriosa de un tanque destinado a mejorar el servicio. “Trajeron un tanque más grande para ponerlo aquí y se perdió el tanque. Nos dijeron que se lo robaron, una explicación que nadie creyó porque ese tanque solo se podía mover con una grúa, pero nadie reclamó y todo se quedó así”, dijo otro aguador que se identificó como Tomás.

Los frecuentes apagones, que han coincidido con los días nublados, han afectado la venta de agua. Esta debe suspenderse porque los paneles instalados no funcionan por su mala ubicación, impidiendo el servicio.

“Deberían haber puesto los paneles solares en otro lugar donde se aproveche mejor la luz del sol. A las cuatro de la tarde, antes de cerrar el punto de agua y en pleno apagón, nos tenemos que ir sin agua porque a los paneles no les da el sol y tampoco hay corriente para que las turbinas bombeen. Fue un error instalar los paneles solares en ese lugar, los pusieron ahí para aprovechar la acera y no gastar más recursos”, dice Bernardo Aguirre, un electricista que también debe esperar para comprar agua.

Tanto los clientes como los vendedores ambulantes de agua pagan las consecuencias de decisiones erradas de la Empresa.

“Comenzamos la cola desde la madrugada, no tenemos dónde guarecernos, nos mojamos con los aguaceros, en varias ocasiones son las 12 del mediodía y no ha comenzado la venta y estamos sin desayunar, ni almorzar”, dice Tomás.



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