¿Cuánto ha decaído la industria manufacturera en Cuba en los últimos cinco años?
LA HABANA, Cuba. – Recientemente, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) publicó una actualización del Anuario Estadístico de Cuba 2023. Entre los datos ofrecidos encontramos los que tienen que ver con la industria manufacturera de la Isla, que en los últimas años ha experimentado un declive severo y generalizado, como lo indica la alarmante caída en el Índice General de Volumen Físico (IGVF)*.
En 2023, la producción manufacturera en Cuba cayó un 7,4% en comparación con el año anterior, según el Índice del Volumen Físico de la industria. En este indicador, la producción ha descendido de 61,6 en 2019 a 38,6 en 2023. El IGVF para el 2023 fue incluso menor que el que tuvo el país en 1993 (39,1), el peor año del llamado Período Especial.
¿Qué sectores de la manufactura han mostrado las mayores reducciones?
Según el origen de los productos, uno de los sectores más afectados es el de la fabricación de maquinarias y aparatos eléctricos, equipos y aparatos de radio, televisión y comunicación, e instrumentos médicos, ópticos y de precisión.
La producción de equipos y aparatos de radio, televisión y comunicación en 2023, aunque ligeramente superior a la del 2022, fue solo el 8% de la reportada para 2019. En el caso de las maquinarias y aparatos eléctricos no llegó a ser ni el 1% de la del 2019, en tanto que la de instrumentos médicos, ópticos y de precisión se redujo a cero.
Asimismo, la fabricación nacional de fertilizantes y compuestos de nitrógeno en 2023 llegó a ser solo el 7% de la producción de 2019. Esta caída no solo afecta la industria manufacturera en sí, sino que tiene un impacto en cadena sobre la agricultura: debilita la capacidad del país para producir alimentos a nivel local e incrementa la dependencia de las importaciones de este tipo de productos para el sector agrícola.
Otro sector que ha sufrido un fuerte declive es el de la producción azucarera, cuyo índice para 2023 fue 6,5 veces menor que para 2019. La elaboración de productos de caucho y plástico, por su parte, ha reducido cinco veces su volumen en los últimos cinco años. Igualmente, la elaboración de alimentos en 2023 fue un tercio de la de 2019.
Según el destino de los productos, la mayor disminución se observa en las maquinarias y otros bienes de equipos, cuyo índice se redujo ocho veces respecto a 2019. Otra gran disminución se observó en los materiales para la construcción, con un índice para 2023 2,5 veces menor que para 2019, lo que probablemente haya tenido un impacto en que el número de viviendas terminadas se haya reducido 2,8 veces en los últimos cinco años.
¿Cómo ha cambiado la producción en la industria azucarera?
La industria azucarera, tradicionalmente un pilar económico en la Isla, ha visto su índice desplomarse de 29,9 en 2019 a apenas 4,6 en 2023. La producción de caña molida ha disminuido dramáticamente de 12 millones de toneladas métricas en 2017-2018 a 6,5 millones en 2021-2022, mientras que la producción de azúcar crudo físico ha caído de 1.011,8 toneladas métricas a 480,4 toneladas métricas en el mismo período.
Además, la duración de la zafra se ha reducido a 164 días en 2021/22, con un aumento del tiempo perdido de 54,7 en la zafra de 2017-2018 a 64,1 en la 2021-2022. El rendimiento industrial físico, que expresa la relación existente entre el azúcar producida y la caña molida, también ha disminuido de 8,4 % en la zafra de 2017-2018 a 7,4 en la 2021-2022.
¿Cómo ha afectado la disminución en la producción de alimentos y bebidas?
El sector de la elaboración de productos alimenticios, vital para la seguridad alimentaria del país, ha sido uno de los que ha sufrido caídas alarmantes. Su desplome se refleja en la caída del IGVF de 69,6 en 2019 a 20,4 en 2023, lo que evidencia la reducción significativa en la disponibilidad de alimentos básicos.
Por ejemplo, la producción de carne de cerdo en bandas se redujo 10 veces en los últimos cinco años, pasando de 134,3 toneladas métricas en 2019 a solo 13,3 en 2023. Este resultado no solo limita la oferta interna, sino que también incrementa la presión sobre el mercado de alimentos, elevando los precios y dificultando el acceso a productos esenciales para la mayoría de la población.
La producción de productos cárnicos en general ha disminuido desde 2019. La elaboración de carne deshuesada de res disminuyó alrededor de un 54% en 2023 respecto a 2019; la de hígado de res, 59,4%; la de carnes en conserva, casi un 30%; y la de carne fresca de aves, un 67%. Curiosamente, la producción de vísceras y otros aprovechamientos comestibles, excepto hígado, casi se duplicó respecto a 2019. De hecho, es el único producto alimenticio que incrementó su producción además de las compotas de frutas, que recuperó su volumen de producción de hace cinco años.
El volumen de producción de leche evaporada y pastas alimenticias también fue 10 veces menor en 2023 que en 2019. La producción de café tostado y envasado disminuyó a la mitad.
Los productos de pescado también disminuyeron, al igual que los de camarón. Estos últimos de manera significativa. La producción de camarón entero disminuyó en más de un 80% respecto a 2019, mientras que la de cola de camarón congelada se redujo casi 30 veces hasta un valor de 9,6 toneladas en 2023. Por otra parte, la producción de langosta, aunque fue menor que la del 2022, se mantuvo casi igual a la del 2019.
La producción de harina de trigo nacional ha disminuido a menos de la mitad, de 490,3 toneladas métricas en 2019 a 206,3 toneladas métricas en 2023, lo que ha afectado gravemente la disponibilidad de pan y otros productos derivados. La producción de pan se redujo 1,4 veces; la de galletas finas y sorbetos fue 2,6 veces menor y la de galletas de sal, 5,7 veces menor que en 2019. Esta escasez ha forzado a la población a buscar alternativas menos accesibles o a enfrentar largas colas y precios inflados.
La disminución en la producción de bebidas no alcohólicas, como los refrescos, que han caído de 3.734,6 millones de litros en 2019 a 1.913,8 millones de litros en 2023, es otro indicador de la crisis.
Esta disminución señala no solo una incapacidad para mantener la producción de alimentos básicos, sino también un retroceso significativo en la capacidad de autoabastecimiento del país, exacerbando la dependencia de importaciones en un contexto de crecientes dificultades económicas.
El sector del ron, una de las industrias más emblemáticas de Cuba y un importante producto de exportación, también ha sufrido un declive, con la producción en caída desde los 1.110,6 millones de litros de 2019 hasta los 882 millones de litros de 2023.
¿Qué subsector ha mostrado una mayor estabilidad en su producción?
La elaboración de productos de tabaco ha mostrado una mayor estabilidad en su producción en comparación con otros sectores. A pesar de las dificultades que han afectado a la mayoría de los sectores industriales, la producción de tabaco se ha mantenido relativamente constante, con un ligero aumento, alcanzando un índice de volumen físico de 96,2 en 2023.
La estabilidad en la producción de tabaco puede atribuirse a varios factores, incluyendo la demanda sostenida tanto a nivel nacional como internacional y el reconocimiento del tabaco cubano, especialmente los puros, como un producto de alta calidad en los mercados globales.
El país cuenta con una larga tradición en la producción de tabaco, con conocimientos especializados en su cultivo y manufactura, lo que ha permitido que la industria se mantenga competitiva incluso en tiempos de crisis. Al mismo tiempo, la exportación de tabaco sigue siendo una fuente importante de ingresos en divisas para Cuba.
¿Hay algún subsector que haya mostrado un aumento en la producción?
La fabricación de muebles es uno de los pocos que ha mostrado un aumento en la producción en los últimos años. A pesar del contexto general de declive industrial, la producción de muebles ha crecido un 43,3%, pasando de un índice de 133,5 en 2019 a 191,3 en 2023. Este aumento podría estar relacionado con varios factores, como un incremento en la demanda interna de muebles, así como por la necesidad de sustituir importaciones debido a las limitaciones que enfrenta el país.
Dicho crecimiento también refleja una mayor adaptabilidad y capacidad de innovación dentro del subsector. Durante la Convención Internacional CubaIndustria, la ingeniera Mirla Díaz Fonseca, presidenta del Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gempil) y del comité organizador del 4to. Congreso Internacional de la Moda, los Muebles, los Ambientes y los Estilos FIMAE 2024, aseguró a la revista CubaPLUS Magazine que “en estos años complejos las empresas han debido esforzarse al máximo para satisfacer las demandas y han logrado identificar nuevas fuentes de financiamiento disponibles, mecanismos de monitoreo y evaluación para cumplir con los objetivos trazados a favor del desarrollo del país”.
Actualmente, la fabricación de muebles podría estar beneficiándose de la demanda de mobiliarios para instalaciones hoteleras y de alojamiento, que ha continuado expandiéndose a pesar de las dificultades económicas del país.
¿Qué factores podrían estar detrás de las disminuciones en la producción industrial?
La gestión ineficiente y la falta de inversiones en infraestructura han agravado la situación de la industria manufacturera cubana. Muchas de las fábricas y plantas industriales que operan en Cuba continúan funcionando con equipos obsoletos que necesitan reparaciones urgentes, lo cual limita su capacidad para mantener niveles de producción sostenibles.
La centralización excesiva y la burocracia también han frenado la innovación y la adopción de prácticas más eficientes. Esta situación se ve reflejada en la caída de sectores clave como la elaboración de productos alimenticios, que han registrado reducciones drásticas en sus índices de producción.
Por otra parte, la crisis económica general que atraviesa Cuba, exacerbada por la pandemia de COVID-19, ha reducido significativamente el poder adquisitivo de la población. Con un mercado interno debilitado y restricciones en el acceso a divisas para importar bienes necesarios, las empresas industriales, con una fuerte dependencia de las importaciones, se enfrentan a un entorno extremadamente difícil para operar.
La disminución en la producción no solo es un síntoma de estos problemas económicos, sino que también contribuye a una espiral descendente que afecta otras áreas de la economía, como el bienestar social, creando un ciclo vicioso difícil de romper sin intervenciones significativas y reformas estructurales profundas.
¿Qué medidas podrían tomarse para revertir estas tendencias negativas en la producción?
La tendencia actual al declive de la industria manufacturera conlleva intervenciones urgentes y radicales, si la voluntad política del Gobierno y el Estado cubanos acompaña verdaderamente su rescate. La inversión en nuevas tecnologías que puedan optimizar los procesos productivos y mejorar la eficiencia en todos los sectores es la primera de las medidas que deben tomarse para revertir la situación actual. La adopción de tecnologías avanzadas permitiría a las empresas reducir costos, aumentar la calidad de sus productos y servicios, y adaptarse más rápidamente a los cambios del mercado. Esto no solo buscaría fortalecer la competitividad interna, sino que también prepararía a las empresas para enfrentarse de manera más efectiva a los desafíos del comercio internacional, donde la tecnología juega un papel crucial en la diferenciación y el éxito.
Otra medida importante es la mejora de las cadenas de suministro, que son esenciales para asegurar la disponibilidad de productos y la estabilidad de los precios. El Gobierno podría apoyar esta mejora mediante políticas que faciliten la logística interna, promuevan la infraestructura necesaria y fomenten la colaboración entre diferentes actores de la cadena.
Igualmente, la diversificación de mercados y productos contribuiría a reducir la dependencia de un número limitado de insumos o clientes, lo que a su vez mitigaría los riesgos asociados con cambios abruptos en la economía global o restricciones comerciales.
También el fortalecimiento de la competitividad internacional es fundamental para revertir el desastre actual, lo que podría lograrse mediante políticas gubernamentales favorables que apoyen la innovación, la investigación y el desarrollo, así como la exportación de bienes y servicios. El acceso a nuevos mercados y la capacidad de competir en ellos requiere no solo productos de alta calidad, sino también estrategias comerciales robustas y una presencia internacional consolidada. Si el gobierno cubano facilita este proceso mediante acuerdos comerciales, la promoción de productos nacionales en el extranjero y el apoyo a empresas en la formación de alianzas estratégicas hay esperanzas de alcanzar ciertos cambios.
La magnitud de este declive sugiere la necesidad de reformas estructurales urgentes para abordar la disminución de la producción y restaurar la capacidad económica del país. Sin una intervención significativa, el deterioro económico va a intensificarse, afectando aún más el bienestar de la población y la estabilidad económica general de la Isla.
* El Índice General de Volumen Físico (IGVF), en este caso, es un indicador que permite estimar la evolución de la industria manufacturera.