El tráfico de mercurio en México alimenta el oro ilegal y la crisis ambiental en América Latina
El tráfico de mercurio en México está “fuera de control”, según un informe de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA).
Esta organización sin fines de lucro, reconocida por sus técnicas de investigación, expone una red masiva de contrabando que ha movido al menos 200 toneladas de mercurio desde las minas de Querétaro, México, hasta Bolivia, Colombia y Perú entre abril de 2019 y junio de 2025. Este comercio ilícito ha disparado la producción de oro ilegal por un valor estimado de al menos 8,000 millones en el mismo período.
Siete años después de la entrada en vigor del Convenio de Minamata sobre el Mercurio en México, la producción de mercurio primario en el país está moviendo cientos de toneladas de mercurio a Sudamérica para producir oro valorado en miles de millones de dólares.
El mercurio, una de las diez sustancias químicas más mortíferas del mundo y «casi indestructible» una vez extraído, es clave para la minería de oro artesanal y de pequeña escala (ASGM) en América del Sur. Mineros, a menudo ilegales, explican a los investigadores de la EIA: «No hay oro sin mercurio». El proceso de extracción, que facilita la separación y captura de partículas de oro, libera el metal tóxico al aire, al agua y al suelo mediante una quema, convirtiendo a la ASGM en la fuente más grande de contaminación por mercurio a nivel global, representando aproximadamente el 40% de todas las emisiones antropogénicas.
Mientras México ha reportado oficialmente al Convenio de Minamata una drástica disminución en su producción de mercurio primario (de 442 toneladas en 2017 a cero entre 2019 y 2021), la realidad documentada por la EIA es alarmantemente diferente.
Las investigaciones revelan que, en promedio, se han contrabandeado 30 toneladas de mercurio primario anualmente desde México entre 2019 y 2024. La brecha entre los datos oficiales y los hallazgos de la EIA creció de aproximadamente el 34% en 2019 a un 170% en 2021. Para el período 2022-2024, donde los datos oficiales de exportación cesan, las estimaciones de la EIA sugieren un promedio de 36 toneladas de exportaciones no declaradas por año.
Este resurgimiento de la minería de mercurio en México, que no era económicamente viable desde la década de 1970 hasta principios de 2010, ha sido impulsado por el aumento del precio del oro. Los hallazgos de la EIA indican una diferencia promedio de al menos 400% en el precio pagado por el mercurio en las minas de oro de Colombia y Perú en comparación con México. Esta «nueva fiebre del mercurio», con precios récord de $330 por kilogramo en mayo de 2025, ha reactivado minas y ha hecho que los trabajadores regresen a ellas.
El CJNG y el control territorial de las minas
Uno de los hallazgos más inquietantes del informe es el supuesto control de minas productivas por parte del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupo «frecuentemente reconocido como la organización criminal más peligrosa de México».
Investigadores de la EIA presenciaron la construcción de fortificaciones, incluyendo puestos de control y torres de observación con cámaras y alambre de púas, en los accesos a cinco minas en la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda, Querétaro. Esta «industrialización» de la producción ha llevado a que el cinabrio (el mineral del que se extrae el mercurio) sea transportado en camiones en lugar de procesarse localmente.
Querétaro es el principal productor de mercurio primario en el país, con aproximadamente 19 minas que, según se informa, estaban en funcionamiento en 2020, con una producción anual estimada de hasta 100 toneladas.
Una parte importante de estas minas se encuentra dentro de la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda de la UNESCO, una de las áreas protegidas más diversas del país. Sin embargo, muchas de estas minas han operado «en violación de las regulaciones ambientales, de seguridad, salud y laborales mexicanas». Como resultado, las áreas mineras están «fuertemente contaminadas»: los suelos residenciales tienen concentraciones de mercurio hasta 150 veces más altas que la guía mexicana, y los sedimentos de los ríos principales hasta 1,400 veces más altas. La intoxicación de «casi todo un pueblo» en Querétaro se reportó en 2015 debido a la exposición a metales pesados.
La ruta del contrabando: Un negocio clandestino
La sofisticada operación de contrabando, encabezada por Juan José Zamorano Dávila y su socia Alejandra Pulido Briseño, una expolítica mexicana, oculta el mercurio líquido en bolsas de grava, que luego se cubren con docenas de bolsas idénticas de grava común en contenedores de 20 toneladas. Estos envíos se declaran falsamente como «material de construcción» o «piedras decorativas» para evadir la detección en los puertos de Manzanillo o Veracruz. Un traficante explicó a los investigadores de la EIA la percepción de alto riesgo: «Es un delito comercializar mercurio… es como traficar cocaína, para que se haga una idea».
Una vez que el cargamento llega a países de destino como Perú o Colombia, el mercurio se extrae de la grava con una eficiencia de recuperación de aproximadamente el 90%. En Colombia, el socio de Zamorano reveló que vende todo su mercurio a grupos armados, como las FARC, quienes controlan las áreas mineras y el comercio de mercurio y oro.
En Perú, el tráfico de mercurio se distribuye en zonas mineras como Madre de Dios, donde se entregan aproximadamente 1.5 toneladas de mercurio cada mes. Las autoridades peruanas, con el apoyo de la EIA, lograron una de las mayores incautaciones de mercurio en un país amazónico: 4 toneladas de mercurio mexicano en camino a Bolivia.
Impacto devastador en la Amazonía
El informe enfatiza que la minería artesanal de oro impulsa la contaminación por mercurio en Colombia y Perú. Las comunidades de América del Sur, especialmente en la Amazonía, son las «primeras víctimas» de esta contaminación y la destrucción de sus bosques y ríos. Más allá del daño ambiental, la ASGM ha generado «violaciones brutales de los derechos sobre la tierra, así como conflictos con y dentro de las comunidades indígenas». También ha llevado a la proliferación de «crímenes convergentes» como el tráfico sexual, el abuso infantil y el tráfico de armas y drogas.
La contaminación ha afectado la soberanía y seguridad alimentaria de los pueblos indígenas, con informes de envenenamiento humano en Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. En el territorio Yanomami en Brasil, por ejemplo, se ha documentado la exposición de comunidades a niveles peligrosos de mercurio a través del consumo de pescado, con casos de bebés nacidos con problemas de desarrollo.
Un convenio de Minamata «defectuoso»
La investigación de la EIA critica al Convenio de Minamata por su «defecto de diseño». A pesar de ser la principal fuente de contaminación atmosférica por mercurio, la minería de oro artesanal y de pequeña escala (ASGM) está actualmente aprobada como un «uso permitido» bajo la Convención, siempre y cuando no se use mercurio primario recién extraído. Sin embargo, la ausencia de mecanismos de rastreo efectivos hace que esta disposición sea ineficaz. Además, el «período de gracia» de quince años permitido para la minería de mercurio primario existente, que en el caso de México se extiende hasta 2032, es visto como un obstáculo directo para los objetivos del tratado.
La EIA hace un llamado urgente a la acción. Recomienda a las autoridades mexicanas «retomar el control de los territorios mineros de mercurio en Querétaro e investigar la red de tráfico expuesta». Es vital un «cierre acelerado de las minas de mercurio en México, con una eliminación efectiva para finales de 2025». Además, se pide una «mayor colaboración estratégica entre las autoridades latinoamericanas» para combatir el contrabando, aprovechando la inteligencia y la vigilancia comercial impulsada por Inteligencia Artificial. Finalmente, la EIA insta a «modificar el Convenio de Minamata sobre el Mercurio» en la 6ª Conferencia de las Partes en 2025, para «eliminar la ASGM como ‘uso permitido’, prohibir el comercio internacional de todo el mercurio para evitar su desvío, y acortar drásticamente el período de gracia para la extracción de mercurio primario en todo el mundo».
La contaminación por mercurio es una cruda realidad que se extiende por la cadena de suministro tóxica, desde las minas en México hasta las regiones auríferas de Colombia y Perú.
La persistencia de la producción de mercurio en México hasta 2032, con sus «efectos mortales duraderos en los ecosistemas naturales y las personas», creará un legado devastador para las generaciones futuras en México y en toda América Latina.
Como señala el informe, «la ausencia o el silencio de los Estados en la lucha contra estos crímenes no significa neutralidad, significa complicidad». Es una «guerra de dos frentes» que exige una acción decisiva e inmediata para proteger la salud humana y el medio ambiente de esta sustancia mortífera.