en busca de las trabas que frenan la natalidad en España
Con la natalidad de capa caída, indagar en las cuestiones que llevan a la población a dar la espalda a tener hijos se vuelve una necesidad. Tras las respuestas obvias de ‘no quiere’ o ‘no puede’ asoma un cariz económico muchas veces indisociable a cualquiera de las dos opciones. De esto trata la primera encuesta sobre fecundidad, familia e infancia realizada y publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que desvela los ingresos y los horarios laborales como los principales escollos para una gran mayoría de los encuestados que, en otras circunstancias, querrían ser madres o padres.
Las 5.742 entrevistas telefónicas (a un 51,5% de mujeres y un 48,5% de hombres) se realizaron entre el 11 al 19 de septiembre y abordan temas como la maternidad, la conciliación o los contras de tener hijos a la carrera profesional y dibuja una fotografía que despeja el interrogante de de por qué en España no se tienen hijos cuando se quiere.
España acumula décadas con pocos nacimientos de niños, serían más si la realidad económica fuera otra. Entre los encuestados que no tienen hijos (1.901 del total), un 58,9% hubiese querido tenerlos frente a un 36,7% que reconoce no haber pensado nunca en ello, un 19,5% y un 21,1% respectivamente sobre el total de consultados. El dato es relevante en un momento en que las bajas tasas de fecundidad en España amenazan con dar un giro demográfico en el país que podría hacer del hogar unifamiliar el más común, con las implicaciones negativas que eso tendría para la economía (envejecimiento de la población, falta de relevo generacional…).
La carga económica de tener hijos
¿Qué lleva a quien quiere tener descendencia a descartar la idea? Principalmente la economía. En concreto, un 77,3% asegura que la gente tiene pocos hijos o hijas «por falta de medios económicos», siendo la principal fuente de ingresos de los ciudadanos los salarios. El segundo mayor porcentaje también encuentra explicación en la vida laboral, pero en el horario más que en el salario: un 44,1% esgrime «problemas de conciliación de vida laboral y familiar» para no tener hijos,. En tercer lugar (26,4%) no da el paso «por no entorpecer la carrera profesional».
La panorámica se completa yendo más al detalle: el precio de la vivienda preocupa mucho al 53% de los encuestados (al 40,7% de quienes se plantean tener hijos), seguido de los precios de los alimentos (43%) y de los niveles de desempleo (42,5%).
Entre las siguientes razones para no ser padres o madres aparecen la responsabilidad (25,5%), la preocupación por el futuro que tendrían los hijos (23,7%), por la obligación de retrasar demasiado la edad de emancipación (22,8%) o la inexistencia de ayudas públicas (20,6%). A mucha más distancia se sitúan ya motivos personales como que no les gustan los niños (5,3%), que no coincide con su estilo de vida (3%) o por egoísmo o individualismo (2,2%).
Un lastre para el empleo, sobre todo para ellas
De varias afirmaciones que plantea el CIS sobre lo que supone tener hijos, con la que más encuestados estuvieron ‘muy de acuerdo’ fue con la de que verlos crecer es el mayor placer de la vida (50,6%); la segunda de más consenso entre quienes estuvieron ‘muy de acuerdo’ fue la de que suponen una carga económica para los padres (30,1%), opción que también congregó a la mayoría (50,6%) de quienes votaron estar ‘de acuerdo’ con estas sentencias. La tercera cuestión más votada fue que tener hijos reduce las oportunidades de trabajo y progresión profesional de uno de los padres o de ambos (un 21,1% estuvo ‘muy de acuerdo).
Esa carga económica se deja ver desde varios ángulos en la encuesta, todos relacionados con la vida laboral. Para un 76,8% de quienes consideran la paternidad o maternidad como una carga para el desarrollo profesional, tener descendencia pesa más sobre el empleo (reducción de oportunidades de trabajo y progresión profesional) de la madre que del padre, frente a un 21,7% que cree que afecta de manera negativa por igual a ambos sexos. Sólo un 0,7% cree que es el padre el más perjudicado.
Esta percepción se materializa en datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) o del Banco de España, que avalan la penalización que supone para las trabajadoras tener hijos (contratos a tiempo parcial, menores salario, menos oportunidades de mejora de las condiciones o promoción.. por la carga de los cuidados), sobre todo si se compara con la afectación a las carreras laborales de los padres.
Entre quienes tienen hijos, un 38,1% considera que su empleo se ha estabilizado tras ser padre o madre (el porcentaje más alto) y un 29,2% cree que ha limitado sus oportunidades de promoción (segundo porcentaje más alto). En este marco, un 23,5% de los padres y madres encuestados ha reducido su actividad laboral (por ejemplo, trabaja a tiempo parcial) y un 23,1% ha aceptado un trabajo por debajo de su formación. Para un 11,1% del total (sin especificar sexo), supuso de trabajar definitivamente. Si se analiza por sexto, un 29,2% de las mujeres reconocen que se han limitado sus oportunidades de promoción frente al 9% de los hombres. Con todo, para el 52,3% de padres y madres encuestados, no han supuesto un obstáculo para su trayectoria laboral.
El tiempo a las tareas domésticas y a los cuidados de personas dependientes del hogar también subraya esta realidad. La encuesta del CIS aborda también estas derivadas y desvela que el 23% de las mujeres dedica entre 21 y 40 horas a la semana frente al 12% de hombres. Con respecto a la la dedicación al cuidado de algún miembro de la familia, el porcentaje entre hombres y mujeres es igualmente dispar: mientras el 14,5% de las mujeres reconoce dedicar más de 41 horas a la semana a esta tarea, el total entre los hombres se reduce al 7,3%. Así, un 47,6% de los encuestados cree necesario flexibilizar la jornada laboral de los trabajadores con responsabilidades familiares
