miércoles, julio 30, 2025
Ciencia y Salud

Esta ranita de la Patagonia Argentina tenía los días contados, hasta que un grupo de científicos fue a su rescate


argentina especie invasora trucha

Como en otros países, la trucha arcoíris llegó a Argentina para promover la pesca deportiva.

AFP/Getty Images

Kacoliris advierte que una crecida podría romper esas barreras, causar el ingreso de las truchas y provocar la extinción definitiva de las poblaciones aisladas. “Uno esperaría que ahí estaban protegidas, pero no”, dice. Las poblaciones seguían en declive.

Para 2018, su estimación era que las poblaciones locales tenían entre 277 y 7,009 individuos. En total, la especie contaba con alrededor de 18,000 ejemplares. Había entonces más jugadores profesionales de futbol en el mundo que ranas del Valcheta.

Velasco también reportó que la construcción de canales de riego y el mal manejo del ganado alteraron el hábitat. En ese entorno semidesértico, detalla el investigador, el arroyo tiene pinta de paraíso: a su alrededor la vegetación aflora. Aunque la zona no es muy productiva para la ganadería, el ganado que acude al arroyo contribuye a su eutrofización, no solo por el pisoteo, sino al defecar o alimentarse de la vegetación acuática que sirve de refugio para la rana.

Las tasas de extinción, en términos generales, se han acelerado en las últimas décadas. En los últimos 100 años, más de 400 especies de vertebrados se extinguieron, proceso que, siguiendo el curso de la evolución, habría tomado 10,000 años. El 41% de las especies de anfibios están bajo alguna categoría de amenaza, según la IUCN; son el tercer grupo más afectado en este éxodo de la vida, solo detrás de las cícadas (71%) y los corales de arrecife (44%).

Los estudios de la Fundación Somuncurá han mostrado que, si no fuera por todas esas amenazas, las poblaciones de rana podrían sobrevivir. Pero habría que ayudarles.

Endemismos aguas arriba, truchas aguas abajo

Lo primero fue proteger a las poblaciones sobrevivientes evitando el ingreso del ganado a los poquísimos refugios de ranas. Colocaron cercos en coordinación con los propietarios de campos privados para tener alambrados compatibles con la conservación y la actividad ganadera. A la par, la Fundación Somuncurá adquirió 20,000 hectáreas para establecer una reserva natural.

En ese entonces, las poblaciones eran muy pequeñas para recolonizar el hábitat restaurado; tampoco podían desplazarse hacia otros parches, porque entre estos nadaban, y aún nadan, las truchas.


Charles Darwin Foundation Isabela Galapagos bosque scalesia

La científica mexicana Miriam San José trabaja para la Fundación Charles Darwin en las Islas Galápagos. Su esperanza es que los árboles de una especie clave vuelvan a crear un bosque.


Decidieron trasladar 40 ranas a un laboratorio en Buenos Aires. Esto dio origen, en 2014, al primer centro de cría de anfibios en Argentina, un espacio destinado a estudiar el ciclo de vida de la rana y emular las condiciones ideales para su reproducción. Mas el riesgo, precisa el investigador, fue alto. Las ranas podían no adaptarse al cautiverio, o la colonia podía morir. “En conservación estás apagando un incendio que no sabés qué lo empezó. Asumís riesgos, partís de una incertidumbre grande y en la medida que vas avanzando, vas construyendo». Pero los cuidados que tuvieron en el laboratorio dieron frutos: un año después los anfibios se reproducían.

Una vez que lo cercos fueron instalados para impedir el paso de ganado y que una pequeña represa fue eliminada, se logró restaurar un hábitat nativo donde una población local se había extinguido. En 2017 llevaron 196 ranas criadas en cautiverio. Niñas, niños y guardaparques de la comunidad hicieron las liberaciones. En marzo del año siguiente, reintrodujeron otros 50 individuos en el mismo sitio. Ejercicio tras ejercicio, al día de hoy, han introducido más de 3,170 ejemplares. “Así logramos restablecer tres poblaciones”.



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