domingo, junio 1, 2025
Ciencia y Salud

Fiebre amarilla, el virus que reemerge en pleno recrudecimiento del conflicto armado en Colombia


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Ciclos de transmisión del virus de la fiebre amarilla en África

CDC y Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas.

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Ciclos de transmisión del virus de la fiebre amarilla en América del Sur.

CDC y Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas.

Pero a partir de la década de los cincuenta, tras campañas de control del vector y vacunación en América, relata Cucunubá, el virus apareció en zonas selváticas y en los bordes de grandes ciudades, ahora siendo transmitido por Haemagogus y Sabethes. Hoy, esa es la norma.

La enfermedad es endémica en algunas regiones de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago, y Venezuela. En su versión selvática circula entre primates no humanos; las personas huéspedes accidentales, en teoría, no sostienen la cadena de contagio. Pero si el virus se establece en Aedes aegypti, podría darse la transmisión entre mosquitos y humanos. Navarro resalta que los cambios en el uso del suelo en América crean zonas intermedias: que no son completamente selváticas ni urbanas. Por ejemplo, reservas o bosques con cierto grado de intervención humana, donde pueden llegar a convivir distintos vectores que transmiten enfermedades.

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Situación epidemiológica de fiebre amarilla en la región de las Américas.

El temor de que el virus llegue a zonas urbanas persiste, a pesar de que han pasado 100 años desde que esto no se reporta en Colombia. Cucunubá destaca que podría ocurrir si el virus llega al A. aegypti y lo transmite entre personas o si los mosquitos selváticos se adaptan a entornos urbanos. «Existe evidencia de que el cambio climático ha facilitado la propagación de fiebre amarilla en África. En América Latina, la evidencia es menos directa con fiebre amarilla, pero es directa con dengue”, precisa la epidemióloga.

Por ahora, Colombia es uno de los países en los que se ha encontrado Aedes aegypti por encima de los 2,000 metros de altitud. Falta determinar si el incremento de las temperaturas afecta la distribución de los mosquitos selváticos.

La deforestación tropical es mala señal

En la selva, los vectores principales son arborícolas. Navarro describe que sus larvas se crían en el agua estancada en los huecos de los árboles y prosperan con las lluvias. Se alimentan en las copas, donde habitan primates, pero al mediodía, cuando el sol es intenso en la parte alta y la humedad baja, los mosquitos descienden en busca de zonas frescas y, a veces, encuentran humanos.

El contacto ocasional con personas sucede cuando estas entran a su hábitat, ya sea para expandir carreteras, deforestar o trabajar en cultivos sombreados como cacao y café, que suelen estar en el sotobosque. En Brasil, un grupo de científicos modeló la incidencia de fiebre amarilla en humanos y primates no humanos, y halló que actividades agrícolas, como la cosecha de arroz y la siembra de cacahuete, pueden servir para predecir el riesgo de contagio.

Tolima es el tercer departamento de Colombia con mayor superficie de cultivo de arroz.

Tolima es el tercer departamento de Colombia con mayor superficie de cultivo de arroz.

EITAN ABRAMOVICH/Getty Images

En los países afectados, los casos recientes tienen antecedentes de ingreso a zonas boscosas por trabajo agrícola, y la mayoría de los pacientes no estaban vacunados. En Tolima, las zonas afectadas colindan con el Parque Natural Regional Bosque de Galilea, que ha sufrido una vasta deforestación en los últimos años. En general, se considera que la fragmentación de los bosques tropicales facilita la circulación del virus de la fiebre amarilla.

La deforestación ha transformado el paisaje nacional. En 2024, Colombia perdió 107,000 hectáreas, el equivalente al tamaño de Hong Kong. Un año antes, fueron 79,000 hectáreas, casi tres veces la ciudad de Bucarest. Entre 2020 y 2023, según datos de Global Forest Watch, los departamentos que más aportaron a la pérdida de cobertura arbórea fueron Meta, Caquetá, Guaviare, Antioquia y Putumayo.

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Deforestación de bosque entre 2020 y 2023 en los cinco departamentos con más casos de fiebre amarilla durante 2025.

Fuentes: Instituto Nacional de Salud de Colombia y Global Forest Watch

“Cuando se destruyen los ambientes silvestres, los primates se ven obligados a migrar de sus hábitats originales, tratando de encontrar remanentes de vegetación, [y] a veces quedan acorralados a las orillas de las ciudades. Así llevan patógenos a otras zonas donde antes no estaban”, advierte Zulma Cucunubá. Otro factor que podría influir, indica, es el tráfico de especies. Aunque resulta difícil de investigar, en el pasado ya se han registrado zoonosis asociadas al comercio de fauna silvestre.

Para los especialistas es claro: intervenir zonas selváticas nos lleva a la coexistencia con patógenos. “Conservar no solo es proteger animales hermosos, mariposas y tigres. Cada área selvática alberga sus propios ciclos naturales con patógenos, y cuando nos introducimos, empezamos a tener problemas. Cada intervención puede modificar ciclos de agua, desecación o cambios de temperatura. Nos metemos en la vida silvestre de otros organismos y eso también nos afecta”, precisa Navarro.

En el actual brote se reportan ms de 500 eventos de primates no humanos en Bolivia  Brasil  y Colombia

En el actual brote se reportan más de 500 eventos de primates no humanos, en Bolivia (1), Brasil (518) y Colombia (41)

CARL DE SOUZA/Getty Images

Sobre la tasa de muertes por fiebre amarilla, Zulma Cucunubá se pregunta: “¿Qué falló? ¿Qué pasó con su atención médica? ¿Cómo podría la comunidad recibir mejor información para que esto no suceda? Puede ser que no accedieron a la vacunación, que cuando tuvieron los síntomas no conocían las señales de alarma, les quedaron lejos los servicios de salud o una combinación de todo. Las muertes no debieron ocurrir, es una enfermedad prevenible”.

El mapa silencioso de emergencias convergentes

Un 12% de los infectados desarrolla una forma grave de la enfermedad. Esta inicia de golpe, requiere de cuidados intensivos y es letal entre el 30 y el 60% de los casos. Provoca hemorragias y daño hepático que causa ictericia, entonces la piel se vuelve amarilla. La OMS sugiere que cada sistema de salud local debe tener la capacidad de monitoreo a las personas infectadas de forma continua, pero dos análisis de ACAPS, organización especializada en análisis humanitario, advierten que en Tolima, el departamento más afectado por fiebre amarilla, y en Putumayo, donde esperan un repunte de casos de dengue, “las vulnerabilidades estructurales y los factores agravantes pueden facilitar la propagación de enfermedades transmitidas por vectores”.

En esta región, se lee en el informe, “la presencia de grupos armados restringe el acceso a zonas rurales remotas, donde es probable que se produzca la transmisión de la fiebre amarilla, lo que limita la vigilancia de la enfermedad, campañas de vacunación y medidas de control del vector”. Además, la movilidad de los migrantes por zonas boscosas y su acceso limitado a la asistencia médica, supone mayor riesgo de exposición a mosquitos. Sobre Putumayo, ACAPS precisa que la deforestación y la expansión de tierras agrícolas, combinadas con el cambio hacia cultivos ilícitos de coca en zonas ribereñas (que ahí alcanzaron 30,000 hectáreas en 2017) generaron “condiciones favorables a la proliferación de mosquitos Aedes, lo que aumenta el riesgo de transmisión del dengue y la fiebre amarilla”.

En 2024 el confinamiento por amenazas o para protegerse de enfrentamientos y explosivos aumentó un 102 en comparación...

En 2024, el confinamiento por amenazas o para protegerse de enfrentamientos y explosivos, aumentó un 102% en comparación con 2023.

JOAQUIN SARMIENTO/Getty Images

En 2024, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios reportó que 51,623 personas fueron víctimas de desplazamiento forzado y 138,419 de confinamiento. Por ahora, diez grupos armados están detrás de once focos de emergencia humanitaria en Colombia, según la Defensoría del Pueblo. En Chocó, donde se concentra el 41% de la población confinada, 30 de sus 31 municipios tienen alto riesgo por fiebre amarilla. También se reportan crisis de seguridad en Putumayo, Meta, Arauca, Nariño, Cauca, Antioquia, Sierra Nevada, Perijá, Magdalena Medio, Guaviare, Sur de Córdoba, Buenaventura y Tolima, este último el epicentro del brote.

De los 47 municipios de Tolima, 21 están en alto riesgo por fiebre amarilla y 26 en muy alto riesgo. En Putumayo, nueve de sus 13 municipios tienen muy alto riesgo, y el resto fueron clasificados como alto. En Vaupés, todos los municipios se consideran de muy alto riesgo. Mientras que los departamentos enteros de Casanare, La Guajira, Arauca, Cesar, Amazonas, Guainía y Vichada, están clasificados como de alto riesgo. En Meta, 16 municipios están en alto riesgo y 13 en muy alto. En Caquetá, tres de los 16 municipios presentan alto riesgo y el resto muy alto. En Guaviare, tres de los cuatro municipios están en muy alto riesgo y uno en alto. En Putumayo, nueve de sus 13 municipios tienen muy alto riesgo y cuatro, alto. En Norte de Santander, casi la mitad presenta alto riesgo.



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