La botánica: la puerta que abrieron las mujeres para entrar al mundo de la ciencia
Lobato de Magalhães reconoció que, si bien los estudios de género en la ciencia son bastante recientes —los primeros estudios datan de 1985—, la incursión de las mujeres en la ciencia de manera formal también lo es.
“A partir del siglo XX, las mujeres empiezan a incursionar en el estudio formal de la Botánica cuando se les permitió estudiar carreras universitarias. Antes, muchas tuvieron carreras invisibles, con todo en contra. No en vano, ahora ellas son las que más publican sobre botánica y las que más destacan en otras áreas como la etnobotánica, las plantas medicinales, la florística y hasta en la ilustración y otras artes plásticas”, dijo la también presidenta del capítulo internacional de la Society of Wetland Scientists.
Un breve recuento histórico
En el artículo ‘Botánica: una ciencia femenina en Latinoamérica’, publicado en la revista científica Nature, Lobato relata que la botánica tuvo una mayor importancia en términos de ciencia a partir de las grandes expediciones y navegaciones del siglo XVIII, y el descubrimiento de cientos de vegetales procedentes del llamado ‘nuevo mundo’. Las colectas de las grandes expediciones alcanzaban cifras de hasta 10 mil ejemplares de plantas, las cuales, en gran parte, eran desecadas, clasificadas, descritas y catalogadas por mujeres naturalistas viajeras que no eran citadas en los trabajos científicos.
Carl von Linné (1707-1778), Alexander von Humboldt (1769-1859), Aimé Bonpland (1773-1858), Charles Darwin (1809-1882), Alfred Russel Wallace (1823-1913) y Henry Walter Bates (1825-1892) son íconos de las grandes expediciones botánicas, pero, ¿quién conoce a Elizabeth Blackwell (1699-1758), autora del primer herbolario publicado en 1737, quien por necesidad económica se dedicó a ilustrar las colectas traídas por los grandes naturistas, principalmente las plantas útiles para la medicina; o Jane Colden (1724-1766), la primera botánica estadounidense y la primera mujer en ser incluida en la famosa obra de Linné, Species Plantarum, en 1753.
Un caso más conocido es el de Jeanne Baret (1740-1807), la primera mujer en circunnavegar el mundo, considerada una ‘gran aventurera’, no una gran expedicionaria, naturalista o heroína, como sus colegas masculinos. Durante dos años, fingió ser hombre para poder ejercer como ayudante del botánico Philibert Commerson en la expedición liderada por el capitán Louis Antoine de Bougainville, entre 1766 y 1769. En este viaje a través de Brasil, la Patagonia, estrecho de Magallanes y Tahití, ella hizo la mayor parte de las colectas porque Commerson estuvo enfermo durante el viaje, hasta que murió. Cuando descubrieron que Baret era una mujer, la desembarcaron en las Islas Mauricio. Años después, regresó a Francia y, casi una década después, obtuvo cierto reconocimiento del gobierno por su circunnavegación, no por su trabajo botánico. A Baret se le debe el hallazgo de la hermosa bugambilia, que descubrió cuando visitó Brasil.
Las pioneras en la botánica, de izquierda a derecha, desde arriba: Jeanne Baret, Edith Schwarts, Anna Atkins, abajo Marianne North, Nelida Bacigalupo, Bertha Lutz, Helia Bravo y Tatiana Lobato.Collage de Edith González