La estrategia de Meghan para ahorrar y su polémica petición para rivalizar con Kate
Meghan Markle se suma a la moda sostenible
recuperando un atrevido vestido rojo que ya causó sensación cuando lo llevó por primera vez. La
duquesa de Sussex
lo hacía sin su marido, el príncipe Harry, durante una reaparición en solitario en Los Ángeles. Lejos parecen quedar los tiempos en los que la pareja parecía inseparable tras estrenar
su docuserie en Netflix
y protagonizar su entrevista íntima con Oprah Winfrey, llena de titulares bomba.
Pero ahora Harry y Meghan parecen estar pasando
más tiempo separados que nunca
, optando en su lugar por asistir a un número cada vez mayor de eventos, cada uno por su lado. En el espacio de dos semanas,
el hijo menor de Carlos III acudió a diez compromisos en solitario para embarcarse en una ambiciosa gira por Nueva York, Londres y Sudáfrica, donde sigue en estos momentos.
Por su parte, Meghan Markle apareció por sorpresa en
la Gala 2024 del Hospital Infantil de Los Ángeles, luciendo un deslumbrante look de una de sus diseñadoras favoritas,
Carolina Herrera
. La norteamericana se mostró muy sonriente y se la pudo ver bromeando con alguno de los niños asistentes al evento diciéndoles: «¿No deberías estar ya en la cama?». Tras saludar a sus jóvenes fans, participó en una noche repleta de estrellas que contó con la actuación de Demi Lovato y las apariciones de Kaley Cuoco y Jamie Lee Curtis.
Los trucos de reciclaje estilístico de Meghan Markle
La primera vez que Meghan Markle lució este llamativo
vestido rojo de Wes Gordon para Carolina Herrera
, con una falda de vuelo desmontable, fue durante una gala celebrada en
Nueva York en 2021. Aquella fue una de las primeras apariciones públicas que ella y el príncipe Harry hicieron tras dar la bienvenida a su hija,
la princesa Lilibet
.
El impresionante vestido dominó los titulares en aquel momento, cautivando la atención de los fans del estilo real por
su escote inusualmente atrevido que la protagonista de ‘Suits’ probablemente nunca habría llevado si no se hubiera alejado de la corte británica. Como complemento, entonces lució el famoso
brazalete de diamantes de la princesa Diana
. Curiosamente, el vestido recordaba mucho al diseño que lllevó su ‘suegra’ durante un viaje a Argentina en 1995.
Para renovar su vestido en esta ocasión,
la duquesa de Sussex optó por retirarle la falda, revelando un vestido columna fluido con una abertura hasta el muslo. Meghan apostó por un maquillaje natural y luminoso, y prescindió de joyas, más allá de su anillo de compromiso de diamantes, para que el vestido fuera el centro de atención de su look.
La duquesa de Sussex estuvo acompañada en la gala por Kelly McKee Zajfen, cofundadora de la Alianza de las Mamás, una comunidad de filántropos de Los Ángeles que apoyan a adolescentes embarazadas y con hijos en sistemas de acogida. Pero según Judi James, una experta en lenguaje corporal que cita el ‘Daily Mail’, la royal exhibió «señales de timidez» además de «un deseo subliminal de que alguien se hiciera cargo del protagonismo que suele asumir Harry, como si de alguna manera
se sintiera perdida sin él en la alfombra roja o quisiera sugerir que se siente más vulnerable que de costumbre».
La petición más inusual de Meghan Markle durante su etapa en Londres
Meghan Markle supuestamente exigió mudarse a una gran residencia en el Castillo de Windsor para
«compartir espacio con la reina» tras su
boda con el príncipe Harry en 2018
. El joven matrimonio se había mudado a Nottingham Cottage, en los terrenos del Palacio de Kensington, antes de pasar por el altar, pero no les habría parecido una residencia a su altura. «De cara a la gente, vivíamos en un palacio. Y lo estábamos, pero en una casita de campo», aseguraba Harry en un episodio de su serie para Netflix.
Pero ahora la experta en la realeza británica Kinsey Schofield asegura en ‘GB news’ que la intención de Meghan Markle era residir en el propio Castillo de Windsor, mucho más cerca de Isabel II. La analista real subraya que esta petición «se le negó por múltiples razones», entre ellas que «
su privacidad se vería violada debido a las visitas públicas anuales al castillo».
Kinsey añade que la «fijación» de la duquesa por obtener suites en el enorme castillo se debía a
su rivalidad con Kate Middleton
, que reside en un lujoso piso en el Palacio de Kensington con sus hijos. Meghan simplemente quería
«algo de valor similar».