Muere Abraham Maciques, uno de los testaferros del castrismo
El régimen cubano lamenta hoy el fallecimiento de Abraham Maciques, hombre de confianza del dictador Fidel Castro.
Sin precisar las causas de la muerte ni detalles de las honras fúnebres, Miguel Díaz-Canel publicó en la red social X un post de condolencias: «La Revolución ha perdido a un leal soldado y eficaz empresario. Colaborador de Fidel y Celia, Abraham Maciques fue combatiente, diplomático y fundador: en la Ciénaga de Zapata, Palacio de Convenciones, Ciencia, Turismo y Comercio. Nuestras condolencias a familiares y amigos».
La Revolución ha perdido a un leal soldado y eficaz empresario. Colaborador de Fidel y Celia, Abraham Maciques fue combatiente, diplomático y fundador: en la Ciénaga de Zapata, Palacio de Convenciones, Ciencia, Turismo y Comercio. Nuestras condolencias a familiares y amigos. pic.twitter.com/izGWmA3EdB
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) May 29, 2025
Maciques nació en Matanzas en 1934. Desde que conoció a Fidel Castro en 1959 en Varadero, cuando Maciques era subdelegado de turismo en la provincia de Matanzas, se ganó su confianza.
Fue fundador y director de Cubalse, Cubanacán, Palco y otras empresas del régimen cubano. En la sombra gestionó fondos que se desviaban a la conocida como «reserva del Comandante». Ese dinero Castro lo usaba en gastos personales e inversiones opacas.
Roberto Hernández del Llano, un exagente de la inteligencia cubana -que en 2007 había pedido asilo político en EEUU, reveló el nombre de las tres personas que protegían la «multimillonaria fortuna» que guardaba Castro en los bancos Credit Suisse y la Unión de Bancos Suizos (UBS). Abraham Maciques era uno de ellos, junto a el cubano-suizo Constantino Páez Roselló y el exempresario chileno Max Marambio.
En 2021, el primer ministro del régimen Manuel Marrero destituyó a Maciques de su puesto en Palco. Se habló entonces de disputas internas luego de la muerte de Fidel Castro -que fue siempre su protector- y de que todo el poderío económico se transfería a las manos de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja y el conglomerado empresarial de los militares, GAESA.