viernes, agosto 1, 2025
Ciencia y Salud

Ozempic no evita el “efecto rebote”; un estudio confirma que pacientes recuperan peso tras dejar el fármaco


Los tratamientos para bajar de peso basados en fármacos como Ozempic no están exentos del temido “efecto rebote”. Así lo confirma un nuevo estudio que advierte que, tras algunas semanas de suspender la medicación, los pacientes pueden recuperar hasta 2.5 kilogramos (kg), incluso si mantienen una alimentación saludable y rutinas de ejercicio frecuentes.

Las conclusiones del trabajo, dirigido por Xiaoling Cai y Linong Ji, investigadores del Hospital Popular de la Universidad de Pekín, se basan en un metaanálisis de datos provenientes de estudios previos, recopilados en bases clínicas y registros de ensayos como PubMed, Medline, Embase, el Registro Cochrane de Ensayos Controlados y Clinicaltrials.gov, desde sus inicios hasta marzo de 2024.


Ilustración de píldora blanca y negra

Nuevos datos de un ensayo de fase 3 muestran que la píldora diaria contra la obesidad puede ser tan segura y eficaz como fármacos como Mounjaro y Ozempic para perder peso y reducir el azúcar en sangre.


El análisis se enfocó en 11 ensayos clínicos controlados aleatorizados (ECA), seleccionados bajo criterios específicos: debían evaluar la eficacia de medicamentos antiobesidad (MAO) en tratamientos de al menos cuatro semanas e incluir un seguimiento de un mes o más tras la interrupción de la medicación.

De los estudios incluidos en el metaanálisis, seis se centraron en agonistas del receptor GLP-1, medicamentos utilizados principalmente para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad. Estos compuestos imitan la acción de la hormona GLP-1, que regula los niveles de azúcar en la sangre y promueve la sensación de saciedad.

Los investigadores analizaron la información clínica de 1,547 pacientes distribuidos en distintos grupos de intervención y la compararon con los datos de 893 participantes en grupos de control. Para ello, aplicaron un modelo de efectos aleatorios y un análisis de metarregresión, con el objetivo de identificar cambios en el peso y el índice de masa corporal durante y después del tratamiento. También se consideraron factores adicionales como el tipo de fármaco administrado, la presencia de enfermedades preexistentes —como la diabetes— y la implementación de modificaciones en el estilo de vida.

Ni con ejercicio y dieta se libra el “efecto rebote”

En términos generales, los hallazgos indican que el uso continuado de MAO se asocia con una pérdida de peso significativa. Sin embargo, ocho semanas después de finalizar el tratamiento se observa una recuperación progresiva, que tiende a prolongarse durante unas 20 semanas más antes de estabilizarse. El incremento estimado de peso oscila entre 1.5 y 2.5 kilogramos.

Los especialistas aclaran que esta ganancia puede variar dependiendo del tipo de medicamento empleado, las condiciones individuales de cada paciente y la constancia en la adopción de hábitos saludables.


Imagen de una persona con guantes sosteniendo una píldora amarilla.

Un fármaco en fase de investigación desarrollado por Eolo Pharma se muestra prometedor en experimentos con animales y en un primer ensayo con humanos. Con el tiempo, podría ser una alternativa o un complemento a los populares medicamentos con GLP-1.


Por ejemplo, una recuperación 1.72 kg de peso a las 12 semanas de haber suspendido la medicación se registró principalmente en estudios centrados en fármacos relacionados con los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (AR GLP-1), como la semaglutida, principio activo de Ozempic.

La investigación, publicada en BMC Medicine, también comparó estos resultados con los obtenidos a través de otras estrategias de pérdida de peso, como la cirugía bariátrica o los programas conductuales, reforzando la idea de que la reganancia es un fenómeno común en distintos enfoques terapéuticos contra la obesidad.

Un hallazgo especialmente llamativo se refiere a la relación entre la ganancia de peso y los cambios en el estilo de vida. En el subgrupo de participantes que mantuvo una dieta equilibrada y rutinas de ejercicio, se observó un aumento significativo de peso tras interrumpir los MAO. En contraste, entre aquellos que no sostuvieron modificaciones en sus hábitos, la ganancia fue menos marcada.

Este resultado contrasta con lo que se esperaría según la literatura científica, que destaca la importancia del ejercicio regular y las intervenciones sostenidas para mantener la pérdida de peso a largo plazo. Los autores señalan que esta aparente contradicción podría deberse a las limitaciones del estudio, entre ellas, el tamaño reducido de la muestra y la falta de información detallada sobre las intervenciones. No obstante, subrayan la necesidad de profundizar en la investigación para comprender mejor la interacción entre los medicamentos antiobesidad y las estrategias conductuales tras la suspensión del tratamiento farmacológico.

Pese a estas limitaciones, Ana Belén Crujeiras, investigadora líder del grupo de Epigenómica en Endocrinología y Nutrición del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago de Compostela, considera que el estudio tiene implicaciones relevantes para la práctica clínica, al evidenciar la necesidad de estrategias sostenidas y personalizadas en el manejo de la obesidad.

“Los profesionales de la salud deben preparar a los pacientes para el posible rebote de peso y contemplar tratamientos prolongados que combinen fármacos e intervenciones conductuales. Además, se pone de manifiesto, una vez más, la necesidad de adaptar el tratamiento a las características de cada persona y de estudiar más a fondo el impacto de los ciclos de reganancia sobre la salud metabólica, un aspecto aún poco explorado que debería minimizarse”, concluyó en declaraciones retomadas por el portal SMC España.



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