Por fin sabemos por qué Venus no tiene cráteres gigantes en su superficie como los de Marte y la Luna
Casi todos los planetas del sistema solar interior presentan profundas cicatrices en sus superficies. Quedaron marcados después de un periodo de bombardeo de meteoritos en los primeros años de su formación. Marte, Mercurio y la Tierra no solo tienen múltiples cráteres en todo su terreno, sino que algunos de ellos superan los 100 kilómetros de diámetro. Venus es la excepción. Hasta ahora, se las ha arreglado para parecer un planeta ‘liso’, con solo pequeñas marcas de impacto.
Los astrónomos han localizado en Venus al menos 1,000 cráteres de impacto. Ninguno es realmente grande. Tampoco hay elementos externos que justifiquen la falta de impactos poderosos o un proceso geológico que oculte las marcas, como en la Tierra. Un nuevo estudio sobre una extraña porción de superficie de Venus acaba de encontrar la probable respuesta al enigma: en realidad, sí hay cicatrices gigantes, solo que no son evidentes como en otros planetas.
Los anillos cultos de Venus
Un pequeño grupo de investigadores internacionales cartografió con radar una región de Venus conocida como Haastte-baad Tessera (HTRC). Este territorio es especial porque es una de las superficies más antiguas del planeta y cuenta con marcas que, vistas desde un plano cenital, parecen círculos concéntricos.
Después de varios estudios sobre el área, los investigadores reportan haber encontrado evidencia de al menos dos eventos de impacto consecutivos, cuyas huellas son apenas visibles. El único registro es un conjunto de marcas concéntricas detectables con radar.