Por qué finjen ser normales los Urdangarin y los MArichalar: por qué no se comportan como royals
La
entrevista de Pablo Motos a Victoria Federica
fue, efectivamente, un bombazo. Aunque ya habíamos visto a Vic cara a cara con una entrevistadora, aquella intervención en el videopodcast de Vicky Martín Berrocal
estaba grabada y pactada. La entrevista en El Hormiguero también llevó guión, pero pudimos ver a la sobrina de los reyes Felipe y Letizia por primera vez sin filtros. Y hubo reacciones para todo, claro.
En el cómputo general, muy general pues la entrevista a Victoria de Marichalar
la vieron en televisión casi 3 millones de personas
, la hija de la infanta Elena acertó: logró caer bien al público. Vieron una niña más bien inocentona y nerviosa, sin
talentos extraordinarios a la vista y vestida de tendencia viral, como cualquier otra joven de su edad. A la gente, a la gente tomada así en indiferenciada masa, suele agradarle lo que puede entender. Pero, claro, hay perspectivas más allá de la gente.
Dos personalidades de las redes sociales con criterio y seguimiento millonario compartieron otro punto de vista sobre la entrevista a
Victoria Federica
. Una visión que no solo afecta a la influencer de la familia Borbón, sino a sus primos Urdangarin, los royal en general y a muchos famosos. Quien dio un paso adelante fue
la cómica Victoria Martín desde su perfil de Instagram @livingpostureo. Minutos después,
la influencer Ceci Wallace (@ceci_wallace) publicó que estaba cien por cien de acuerdo.
Los royals y aristócratas son aburridos (en la tele)
«Ya que estás, ¿por qué tienes que ser tan aburrida?», se preguntaba Victoria Martín, ganadora de tres Premios Ondas por los videopodcasts ‘Malas personas’ y ‘Estirando el chicle’: «Todos estos personajes lo que son es aburridos. ¿Por qué no cuentas algo que nos interese a todos? Lo que me fastidia es que no den contenido de verdad,
contenido de aristocracia de verdad. Quieren ser tan blancos y bienquedas, que son aburridísimos».
«Lo he dicho ya muchísimas veces, pero es que vivimos en la época más más aburrida del mundo», continuó Victoria Martín. «Todas las entrevistas son, es terrorífico, como calcos. Todas las respuestas son iguales, toda la gente es planísima. Que
no es que sean planas: es que tienen miedo. Hemos construido el peor escenario posible», remató.
Miguel e Irene Urdangarin. /
Wallace fue un poco más allá en el análisis para dar con la clave de esta falta de originalidad, para esta
sensación de repetición de lo mismo, que se achaca a tantos contenidos generalistas. «Ultimamente los famosos tienen el rollo de querer ser súper ‘relatable’ (cercanos, accesibles, vecinos de toda la vida) para que nos sintamos identificados con ellos. Quieren dar la imagen de ser personas normales. ¡No son personas normales! Y mucho menos una persona de la aristocracia como Victoria Federica».
Queremos que los Marichalar sean los Bridgerton
La perspectiva es interesante: mientras
los Urdangarin
y
los Marichalar
luchan contra viento y marea para que
les veamos como jóvenes normales y corrientes, que salen de fiesta, compran en Zara y hasta tienen problemas para encontrar trabajo, parte de su público desearía que encarnaran el sueño de la aristocracia:
como unos modernos Bridgerton. Cómo soñar con una vida sin trabajar, llena de lujos y de fiesta en fiesta en la alta sociedad si no la conocemos a través de ellos.
La situación es paradójica. De hecho, las marcas de lujo global han de contratar influencers que publiciten sus servicios VIP y establecimientos cinco estrellas porque los superricos, la realeza, la aristocracia y los popes de las finanzas
esconden su nivel de vida. No son las influencers las que pueden gastarse 10.000 euros por noche en una suite en París y pagar 60.000 por un bolso, sino las hijas de reyes, princesas y financieros.
La infanta Crsitina con su hijo Juan, el rey emérito Juan Carlos y la infanta Elena con sus hijos Froilán y Victoria Federica. /
Excepto Froilán,
ninguno de los Urdangarin
o Marichalar parece capaz de destacar por su ironía y desparpajo. También es injusto que acaben bajo los focos sin desearlo, únicamente por su apellido. Y aunque seguro que están sujetos a ese miedo que atenaza hoy a casi todo el mundo que accede a las grandes audiencias, no se les puede achacar que finjan ser normales. De hecho, Victoria Federica dejó entrever claramente
la burbuja paralela en la que han vivido ella y sus primos Urdangarin en su entrevista con Motos.
Tomémonos en serio una de las anécdotas que contó Victoria Federica en El Hormiguero, algo que tiene en común con sus primos Urdangarin: cómo es vivir con guardaespaldas. Así lo hicieron hasta los 18 años. Contó Vic que tenía
una relación muy familiar con los policías que la escoltaban, agentes de la Policía Nacional para más señas. Tanto, que los abrazaba si se los encontraba dando servicio a otras personas de su familia. Esta indiscreción ha sentado fatal, no solo en Zarzuela.
La realidad de los guardaespaldas
Según Monarquía Confidencial, tanto Zarzuela como Policía Nacional se han sentido molestos por estos comentarios. Según fuentes próximas al cuerpo policial, el trabajo con los niños Marichalar no fue tan idílico como Victoria Federica da a entender. «Los guardaespaldas cumplen su función, pero ni son niñeras ni tienen que
aguantar desprecios como ha ocurrido más de una vez», dijeron a Monarquía Confidencial.
Esta visión tan ingenua que tiene Victoria Federica de su relación con sus guardaespaldas forma parte de una cuestión filosófica de calado que se traslada en el concepto de privilegio epistémico, o sea, qué personas por su posición social tienen el privilegio de
captar mejor la realidad. Evidentemente, esas personas capaces de leer mejor el mundo no son los aristócratas.
Victoria Federica y froilán de Marichalar. /
En nuestro vivir y percibir, la mayoría tendemos a mirar ‘hacia arriba’: conocemos las circunstancias propias, inevitablemente, y nos interesamos por las que están por encima de nosotros, por pura
elevación aspiracional. Lo que queda fuera de foco es todo lo que ocurre por debajo: conocemos menos las circunstancias de las personas que no viven como nosotros o cuyo estilo de vida no deseamos. Y las vemos lo mínimo.
Es por esta e
especie de ceguera que Victoria Federica dice que «adora» a los guardaespaldas, un trato sorprendente para con unos profesionales que, sencillamente, se comportan como tales. Vic les trataba con familiaridad cuando la relación era por su propia naturaleza diferente. Nada más royal que ignorar completamente las circunstancias de vida de los que trabajan para ti, podríamos contestar a Victoria Martín, la premiada cómica que demandaba más fantasía aristocrática en las declaraciones de Victoria Federica. Eso sí, a la joven se le escapó desde la más absoluta inocencia.