Primeros pasos de Leonor en Marín: alejada de sus fans, sin sueldo y con la sombra de su abuelo
Hay quorum en Marín: alcaldesa y vecinos coinciden en que la llegada de la princesa Leonor prestigia su localidad. Aunque
la Escuela Naval lleva 80 años formando oficiales
y, de hecho,
el rey Felipe estuvo en sus aulas, el ingreso de una futura reina resulta especial. Esperan, eso sí, que las estancias de ambos se parezcan. Muchos esperan verla como una vecina más, como antaño su padre, frecuentando algún local de ocio o paseando por las calles. Y, por supuesto, esperan
ver a Leonor subida a un barco
.
De momento, los vecinos de Marín que se arremolinaron en la Puerta Carlos I de la Escuela Militar Naval se marcharon a casa
desilusionados sin poder ver a Leonor, aunque
el plantón no fue polémico
. Las instalaciones están prácticamente en el centro de la pequeña localidad pontevedresa, en el mismo puerto y a un tiro de piedra del mercado.
No hubo contacto de Leonor con sus fans ni momento para estrechar la mano o hacerse una foto, lo que apunta a
una estancia más discreta que la que vivió su padre, el rey Felipe. Entonces no había redes sociales de las que proteger a un príncipe de Asturias que disfrutó de lo lindo su estancia en Galicia.
Bares de copas incluidos
.
No van a ser demasiadas las semanas en las que
Leonor de Borbón
estudiará, hará maniobras y saldrá navegar en las inmediaciones náuticas de Marín. Solo son
cuatro los meses que pasará en tierras pontevedresas y, como estudiante de tercer año, ni siquiera necesitará permiso para marchar los fines de semana
en dirección Madrid, la Zarzuela
. Los alumnos de cursos inferiores sí tienen prohibido salir de la provincia de Pontevedra y pernoctar fuera de la escuela.
Estamos ante una etapa de transición en su formación militar en la que, a pesar de estrenar uniforme blanco de guardamarina y asignaturas nuevas, todo ha de resultarle familiar. Incluso las
maniobras de noviembre, en las que aprenderá a utilizar granadas y ametralladoras, no habrán de sorprenderle tras las maniobras de combate que ya superó.
El shock real para Leonor vendrá después, en enero, cuando se embarque en el Juan Sebastán Elcano para una
travesía de cinco meses. Recordemos que la princesa de Asturias y la infanta Sofía
no aprendieron a navegar en su niñez
, como sí sucedió con los tres hijos de los reyes eméritos. Ahora, sí o sí, la futura reina deberá vérselas con el complejo mundo náutico.
En septiembre veremos si el rey Juan Carlos visita Marín
Pese a lo breve de la estancia de Leonor en Marín, ya borbotea la expectación al respecto de la posibilidad de un encuentro entre el rey Juan Carlos, habitual de las regatas de Sanxenxo, y su nieta. Emérito y heredera
estarán a menos de una hora de coche el próximo septiembre, cuando el monarca acuda a Galicia para comprobar embarcado o como espectador si el Bribón logra mantener la primera posición de la liga española de 6M.
No es este, sin embargo, el
efecto llamada que más interesa a mandos y ministra de Defensa, expectantes ante el previsible aumento del número de aspirantes a oficial que puedan darse a raíz del paso de Leonor por las academias. «Puede ayudar a que nuestros jóvenes, chicos y chicas, sepan que servir a España en las Fuerzas Armadas es algo muy importante», dijo Margarita Robles en Marín, a donde acudió un día antes que Leonor para inspeccionar las instalaciones.
Desde luego, no será por el sueldo por lo que los jóvenes reclutas responsan a la llamada patriótica del servicio militar. Si la princesa Leonor no hubiera renunciado a la asignación que le corresponde como dama cadete alférez, vería cada mes en su cuenta bancaria
alrededor de 417 euros. Este año, la promoción en la que se integra la futura reina está integrada por 77 alumnos, 9 de ellos mujeres.
Leonor mostró soltura y autonomía en su llegada a Marín
Leonor llegó discretamente, decíamos, sin pararse en la entrada de la Escuela Naval de Marín, sino directamente por la puerta de las palmeras y hacia el edificio de dirección, donde le esperaba
Pedro Cardona, comandante de navío y director de la Escuela, los jefes de servicio y el que será su tutor, el comandante de la tercera brigada de guardiamarinas de primero
Erik Hellman Muñoz.
Vestía
el uniforme de guardamarina blanco
que, hacia finales de septiembre, cambiará por otro azul marino. Tras saludar, firmó en el libro de honor, donde escribió: «Hoy me incorporo, con gran ilusión, a esta Escuela Naval Militar para continuar con mi formación castrense. Estoy segura de que aquí tendré la oportunidad de aprender mucho y
compartir muchas experiencias importantes junto a mis compañeros de promoción».
Al abandonar el edificio 17 minutos después, Leonor ya vestía el
uniforme de trabajo (camisa blanca de manga corta y pantalón azul marino) rutinario, con el que recorrió algunas de las instalaciones donde estudiará: el espigón, las embarcaciones de instrucción y el patio de aulas.
Fue en total casi una hora frente a las cámaras que la heredera resistió estoicamente, como viene haciendo desde pequeña. Al terminar, le esperaban sus nuevas compañeras de
habitación con literas. Tres futuras oficiales de la Armada que seguro contarán a sus nietos que durmieron con una reina.