viernes, agosto 1, 2025
Ciencia y Salud

¿Pueden los perros distinguir entre una persona generosa y una egoísta?


¿Crees que tu perro pueda distinguir entre una persona amable y otra mezquina? La televisión y el cine de Hollywood nos han mostrado que los perros tienden a ser buenos jueces de carácter. Es fácil imaginar a ‘Lassie’ ayudando a la gente que se porta con compasión y generosidad, mientras que el villano recibe una mordida en la pierna. Pero la ciencia, típica aguafiestas, nos demuestra que a tu perro simplemente no le importa si eres bueno o malo.

Un equipo de científicos de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, en Austria, investigó si los perros pueden formarse una opinión sobre los humanos —específicamente, si son capaces de evaluar su generosidad o egoísmo— basándose en experiencias directas o en lo que observan al interactuar con otros perros. A pesar de que los perros llevan miles de años conviviendo con los humanos, este experimento con 40 perros domésticos de distintas edades no logró mostrar evidencia concluyente de que estos animales puedan distinguir o favorecer a una persona por su personalidad, ni siquiera después de múltiples interacciones.


Gato y perro

Según un análisis, además del tamaño del cerebro, la esperanza de vida está vinculada a la complejidad del sistema inmunitario.


Bueno o malo, a tu perro le da igual

El experimento incluyó dos tipos de situaciones: en una, los perros observaban a dos personas interactuando con otro perro (una actuaba de forma generosa, ofreciendo comida, y otra de forma egoísta, reteniéndola). En la otra situación, los perros experimentaban directamente estas conductas. Luego, se medía cuál de las dos personas preferían, observando tanto a quién se acercaban primero como cuánto tiempo pasaban junto a cada una.

El resultado fue que los perros, sin importar su edad, no mostraron alguna preferencia significativa por la persona generosa frente a la egoísta (solo se observó una preferencia significativa en tres de los perros, y uno de estos optó por la participante egoísta). Tampoco se observó un cambio en su comportamiento en ensayos sucesivos, lo que sugiere que no estaban aprendiendo ni adaptando sus decisiones con base en experiencias anteriores.

Estos hallazgos contradicen estudios anteriores que afirmaban que los perros sí pueden distinguir entre humanos cooperativos y no cooperativos, aunque otras investigaciones también han reportado resultados mixtos. Una posible explicación es que estudios previos no siempre controlaron adecuadamente ciertas variables, como el lugar donde se encontraba cada persona o el estímulo visual del alimento, lo que podría haber inducido sesgos en la elección de los perros.

Este nuevo estudio, publicado en la revista Animal Cognition, fue diseñado para evitar este tipo de sesgos y aumentar la fiabilidad de los resultados. Por ejemplo, se usaron distintos participantes humanos para cada condición y se controlaron factores como el color de la ropa o la posición en el espacio. Además, se incluyó una fase de familiarización para evitar que la ansiedad afectara el comportamiento de los animales, y se aseguró que los participantes actuaran de manera coherente durante las sesiones. Incluso así, los perros no mostraron una capacidad clara para formar “reputaciones” sobre los humanos.

Los investigadores plantean en su artículo que quizá su diseño experimental no logró captar adecuadamente esta posible habilidad, o bien que los perros, en contextos de laboratorio con comida visible y sin consecuencias reales (como castigos físicos), simplemente no se ven motivados a discriminar entre humanos basándose en su comportamiento. Otra posibilidad es que necesiten más tiempo o experiencias repetidas para aprender a diferenciar entre personas generosas y egoístas. También es relevante considerar que los perros domésticos de hoy, acostumbrados a recibir afecto y recompensas sin necesidad de discriminar entre personas, pueden haber perdido por completo esta habilidad.

Tu perro nunca te juzgará

Este estudio contribuye a un debate más amplio sobre qué tan sofisticadas son realmente las habilidades sociales de los animales. Aunque los perros han evolucionado muy cerca de los humanos y muestran comportamientos cooperativos únicos, eso no significa necesariamente que comprendan o recuerden las intenciones humanas en términos de reputación. Para avanzar en esta línea de investigación, los autores proponen refinar aún más los métodos experimentales y realizar estudios comparativos entre perros de diferentes entornos (por ejemplo, callejeros frente a domésticos) o con distintas historias de vida.

Por ahora, la idea de que los perros pueden juzgar nuestro carácter observando cómo tratamos a otros perros queda en duda. Si bien son excelentes lectores de señales sociales humanas (como la mirada, el tono de voz o los gestos), este estudio sugiere que evaluar nuestra personalidad quizá sea pedirles demasiado. Esta indiferencia tal vez sea la mejor evidencia de otra característica en los perros: su lealtad, no obstante tu personalidad.



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