jueves, noviembre 21, 2024
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Zubimendi descorcha a Dinamarca y España es líder de grupo en la Liga de las Naciones | Fútbol | Deportes


España regresó a España para celebrar la cuarta Eurocopa de su historia frente a la dura Dinamarca. Lo hizo sacudida por las lesiones, siete cambios respecto al once de la final de la Euro ante Inglaterra. Las bajas condicionaron la alineación de luis de la fuentetambién su fútbol. No mermó su actitud, representada en una presión intensa, en la inspiración de Lamine Yamal y, sobre todo, en el fútbol de Martín Zubimendi. No le pesa al jugador de la Real reemplazar a un tótem como Rodri, líder en el juego y en el marcador, goleador frente a Dinamarca para devolver a la Roja a lo más alto del grupo de la Liga de las Naciones.

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David Raya, Álex Grimaldo, Aymeric Laporte, Pedro Porro, Dani Vivian, Martín Zubimendi, Lamine Yamal (Sergio Gómez, min. 92), Fabián Ruiz, Mikel Oyarzabal (Álex Baena, min. 61), Pedri (Mikel Merino, min. 61) y Álvaro Morata (Joselu, min. 77)

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Kasper Schmeichel, Rasmus Kristensen, Jannik Vestergaard, Victor Nelsson, Alexander Bah, Morten Hjulmand, Pierre-Emile Højbjerg, Victor Kristiansen, Kasper Dolberg (Yussuf Poulsen, min. 72), Albert Grønbæk (Rasmus Højlund, min. 77) y Christian Eriksen (Gustav Isaksen, min. 72)

goles
1-0 min. 78: Martín Zubimendi

Árbitro Ivan Kruzliak

Tarjetas amarillas

Morten Hjulmand (min. 22), Victor Bernth Kristansen (min. 84), Alexander Bah (min. 87), Victor Nelsson (min. 92), David Raya (min. 93)

La falta de ritmo en la medular, con Pedri y Fabián vacíos de musas, obligaba a Zubimendi, eje del equipo, a mirar a las bandas. El fútbol era más elaborado en la izquierda, símbolo de la sociedad entre Grimaldo y Oyarzabal, que, en el ala derecha, representaba la capacidad para atacar (mucho) y defensor (poco) de Pedro Porro y el talento de Lamine. Grimaldo despertó a Schmeichel con un remate desde el balcón del área y después se coló para encontrar a Morata. El disparo cruzado del capitán bordeó la portería danesa.

A la Roja se le atragantaba Dinamarca, un equipo bien trabajado, representado en una idea bien ensamblada. La selección danesa saltaba sin ruborizarse del 3-5-2 al 5-3-2, sistema efectivo para comparar con el cartel de líder del grupo, también para tapar a los volantes de la Roja y para por momentos domar al indomable Lamine, el niño de oro de España.

Estrenaba la Roja su título de campeón de Eurocopa en España, al mismo tiempo que Lamine se vistió por primera vez con el dorsal 10. No fue el mejor debut. En realidad, su juego se clonaba con el de sus compañeros, por momentos memoriosos con el fútbol de la Roja en Alemania, en otros, en cambio, extraviado en un juego que no terminaba de carburar. Aparecía y desaparecía, más pendiente de lo individual que de lo colectivo, siempre con su gambeta al servicio de una afición que vibraba cada vez que el delantero borraba a sus marcadores para buscar la portería de Dinamarca. No la encontré después de un brillante ataque al espacio tras un pase de Porro; Sí lo hizo con dos remates de media distancia. En ninguno, con éxito. No encontré el gol de España y eso que contaba con el regreso de su delantero, Morata, ausente en el último parón.

El capitán estuvo insistente y trabajador como siempre, también como de costumbre ciclotímico a la hora de afinar la mirilla. En Murcia la moneda del delantero cayó del lado del error. Si en el primer tiempo ni encontré la portería de Dinamarca, en el segundo se topó por duplicado con Schmeichel. La hinchada de la Roja se comenzó a impacientar. Una impaciencia sin futbolistas señalados, pero con una petición: el público quería a Joselu. Y De la Fuente escuchó a la afición de la Condomina: el exdelantero del Real Madrid reemplazó a un aplaudido Morata. Antes, el seleccionador ya había buscado más respuestas con la presencia de Merino y Baena por Pedri y Oyarzabal.

Reaccionó España gracias a la electricidad de Baena y las diabluras de lamina. El gol, en cualquier caso, no estaba en las botas de Yamal ni en el oportunismo de Joselu. Estaba en uno de los mimados de De la Fuente: Zubimendi. Según el técnico, el segundo mejor jugador del mundo en su posición. Y, como ya había hecho en la final de Berlín, el pivote no se esconde, al contrario. Cuando parecía que solo la inspiración de Lamine era capaz de romper a la dura Dinamarca, sorprendió a Zubimendi con una potente volea a una palma de la medialuna. El disparo provocó un Schmeichel: el cuero se le coló por debajo del cuerpo.

Lejos del fútbol de Alemania, pero cerca de su gente, la Roja se quedó con una trabajada victoria en Murcia. Y nada mejor para celebrar que Rafael y su gran noche en la Nueva Condominio. Esta vez, en España.



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